La cultura de Inteligencia y Seguridad: molinos de viento e intereses creados, por Fernando Cocho
El emboscado
Hoy haré buena la frase de “haciendo amigos”. La Emboscadura no es contra nadie, sino contra el inconsciente acomplejado que nos atenaza. Las capacidades y competencias en materia de inteligencia no tienen nada que envidiar a ningún país e incluso es muy superior al de “supuestas potencias” en este terreno. Sin embargo, la mentalidad, así como el entorno y la confianza del mundo empresarial, en esas competencias y capacidades en España es de las peores que este que suscribe ha conocido, leído o le han referenciado.
Nada funciona sin un terreno fértil y un buen jardinero. Tenemos excelentes jardineros, pero funcionan como ‘Quijotes’: luchan contra molinos de viento, intereses creados y una desconfianza absoluta en los valores o capacidades de nuestro tejido ‘inteligente’. No puedo entrar en si es algo endémico, provocado por nuestro ethos patrio, o algo “incentivado” por intereses extranjeros que “pagan prebendas y medros personales a cambio de asegurar su imagen y denostar la nuestra”. No lo sé, pasamos de la “conspiración pura” a una cultura en la que nos dejamos deslumbrar por fuegos de artificio y cantos de sirena de los ajenos, antes que talento o formación propia.
Puede ser que hagamos demasiado caso a leyendas negras de excelente factura publicitaria o que tengamos muy arraigada la imagen de que el sistema es corrupto y nos va engañar de todas las maneras. Unos dicen que es por falta de Ilustración, otros que tantas culturas llevamos en nosotros que se diluye la identidad. Sea como fuere, hay iniciativas que son punteras y pueden competir y superar a cualquier otra; pero la envidia sí que es patrimonio patrio.
Resuenan en mí Galdós, ‘El Lazarillo de Tormes’ y ‘El Quijote’, terminando hoy en la nueva Leyenda Negra. Cuando esto se pasa al mundo de la inteligencia económica nos encontramos con posiciones enconadas en las que nos va el futuro.
Sí, me mojo, creo que hay intereses creados que hacen que aquellos que pueden hacer cambios y tienen fuerza o poder de firma buscan el medro personal o sistemáticamente denostan las iniciativas de otros, por no habérsele ocurrido a ellos. O peor aún, piensan en tareas individuales y sin confianza en el otro. Ande yo caliente… parece ser el paradigma, como el Arrieritos somos… parece la premonición para cuando vengan “los míos”.
En el año 2007, en un viaje por Holanda, hablé con un político municipal que en excelente español me dijo las Verdades del Barquero: «Nunca llegaréis a nada por que cuando cambia mi gobierno el 80% de las estrategias permanecen por ser interés nacional y el 20% cambia por ser promesas electorales; en vosotros es al revés, y ya nos encargamos los demás de buscar a quien convencer de los vuestros para que desde dentro haga nuestro trabajo. Seguís viviendo de sueños pasados y de glorias históricas en lugar de hacer historia en el futuro”.
En 2014, se generó una excelente y novedosa iniciativa de formación en Cultura de Seguridad, Paz y Defensa para incluir en el Currículo de Enseñanza Secundaria valores de Seguridad Integral y Compartida, por parte del Instituto Español de Estudios Estratégicos y del CEDESEN. Yo asistí en sus dos primeras convocatorias y en las que las excelentes ponencias sobre cómo nuestras Fuerzas Armadas actuaban en el extranjero o cómo analizaban los militares españoles de forma magistral los cambios geopolíticos fueron la totalidad de las horas, y en ningún caso se habló de cómo integrar valores de defensa de intereses generales (por ejemplo, en la asignatura de Economía hablando de inteligencia económica), dentro de la programación Educativa, de la de Aula o sencillamente hablar de seguridad integral de los valores constitucionales. De sesenta profesores (treinta por promoción) sólo un profesor hizo su TFM en valores que integraban seguridad, inteligencia y valores democráticos como narrativa contra otros valores “no democráticos o de radicalismo ideológico”. Véase este artículo posterior donde se habla de la iniciativa.
No digo más que lo se dice sotto vocce de forma prudente por que quizás tienen que perder.
Cuando digo iniciativas excepcionales refiero una de las últimas y que más recorrido puede tener, el CID, que corresponde al Clúster de la Industria de la Defensa, primero en España como tal, con 14 grupos de análisis e investigación, que incluye empresas de muchos tipo, inteligencia económica (Grupo 5), y el grupo de ciber (Grupo 10). Una acción que se plantea con una estrategia madura, con comunicación impecable, publicitada de forma periódica, con conferencias con lo mejor y de forma generosa… Pero un año después, por miedo al “mercado inmaduro, a no ser rentable, pensando en el que dirán…”, tanto iniciativas formativas en inteligencia económica, tan necesaria (Francia lo da las escuelas de negocios y tiene un “Escuela de Guerra Económica” desde 1997), o no arranca un primer observatorio integral sobre análisis y prospectiva sin buscar patrocinio (con lo que implica eso para la independencia); se plantea primero asistir a empresas cántabras, por ser el lugar de su nacimiento y luego asistir en igualdad de oportunidades a empresas o instituciones nacionales (parciales, y por tanto vinculados a intereses legítimos pero no comunitarios, ya los hay a decenas). Sólo se entiende lo que está ocurriendo, pensando en miedos atávicos a lo nuevo, a las iniciativas que han demostrado que funcionan, y temores por exceso de prudencia hacen ir a ritmo del XIX (rememorando gestas y acciones del pasado glorioso), cuando el XXI necesita también de otras iniciativas. Socios del CID, que me piden anonimato, han propuesto gratia et amore formación, documentos, acuerdos, bases de datos.. iniciativas en definitiva, que, a pesar de su pertinencia, han caído en “un día de la marmota”.
Pero también hay iniciativas, de éxito sin precedentes y que posicionan a España en un nivel que sorprende a propios y extraños, en este caso en el tema ciber: el CiberWall con apoyo del Estado que muchos denostan pero no lo conocen y en su primera convocatoria reunió a un par de miles de ciudadanos.
No quiero que se vea, ni desánimo, ni critica destructiva, ni “interés particular o medro no conseguido”. Como diría Marco Antonio en funeral de Cesar, “..y eso lo saben quien me dieron licencia para hablar”.
La semana anterior, cainismo; esta, medro y miedo. Cuando pregunto, siempre me refieren el orgullo de pertenencia y al unísono el terreno infértil o la falta de confianza o escucha activa de quienes tienen que hacer y poder para hacer.
Cierro el circulo. Sólo por estulticia o por intereses creados tanta gente está de acuerdo en el diagnóstico, en soluciones, en costes y en tiempo para arreglar esto, sin embargo, dejamos el 4.0 para cuando otros lo hagan, no abrimos el mundo ciber hasta caer en desgracia y vemos empresas que reciben ataques ciber por negligencia, por incultura empresarial y no aplican el Cumplimiento Normativo hasta ser multados, tampoco ponemos la estructura necesaria para PYMES y Empresas sean competitivas con los foráneos. Lo siento, no hay estulticia, hay pagados por otros intereses y el medro personal es la meta.
Poner el cascabel al gato, no es difícil. Falta coraje. A mí el primero. Dejaré para otro momento nombres y apellidos: quién, cómo, cuándo y dónde se ejerce chantaje; y lo más importante, quién paga. Secretos a voces que nadie, amparándose en prudencia, respeto, obediencia debida o miedo al señalamiento y perder el pan, callamos de forma cómplice. El Emboscado, en este caso fija, apunta, pero no dispara. Quizá no lo haga nunca, o quizás sea su último disparo. Pero, si le dan tiempo y pierde el vértigo, lo hará.