A casi un año de la traumática renuncia del mandatario socialista Evo Morales, los bolivianos eligen este domingo un nuevo presidente en un clima polarizado, con la economía golpeada por el coronavirus y temores de otra convulsión social.
En contexto: por primera vez en 20 años, Morales está excluido de la contienda electoral, después de dimitir el 10 de noviembre de 2019 en medio de una crisis por las denuncias de fraude en las elecciones en que buscaba un cuarto mandato.
Los candidatos favoritos son el economista Luis Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, y el expresidente centrista Carlos Mesa (2003-2005), de Comunidad Ciudadana, segundo en los comicios de 2019, que fueron anulados por denuncias de fraude.
Unos 7,3 millones de bolivianos votarán tras una campaña desarrollada principalmente por redes sociales debido al coronavirus, aunque con algunos choques en las calles entre militantes pro y anti-Evo.
«Es el fin de un ciclo del Gobierno de Evo Morales y de la crisis política. Se espera que inicie un proceso para fortalecer las instituciones», ha dicho el politólogo Carlos Cordero, de la Universidad Católica Boliviana. El país andino atraviesa, además, su crisis económica más profunda en casi 40 años, con una contracción prevista del PIB de 6,2% en 2020.
Los comicios también pondrán fin al Gobierno transitorio de la derechista Jeanine Áñez, que retiró su candidatura tras críticas a su gestión de la pandemia[contexto id=»460724″], que ha dejado más de 8.400 muertos y 130.000 contagios. La beligerante campaña, con amenazas del MAS a movilizarse ante un posible «fraude» y la difusión de noticias falsas, ha elevado la tensión.
En las horas previas a la votación, se formaron largas filas de coches para comprar gasolina y muchas personas acudieron a los mercados a comprar alimentos. Algunos negocios tapiaron sus puertas para evitar saqueos.
«Es posible que haya una conmoción, pero dudo que sea de la misma magnitud» que la de 2019, que dejó más de 30 muertos y 800 heridos, ha dicho el antropólogo Guery Chuquimia, académico de la estatal Universidad Mayor de San Andrés. Cordero, en cambio, considera que «los observadores internacionales van a ser una garantía para que no haya disturbios».
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha pedido respetar el veredicto de las urnas. Los temores se deben a que tras los comicios de octubre de 2019, el conteo de votos fue suspendido por más de 20 horas y al reanudarse Morales apareció con un salto que lo hacía ganador en primera vuelta.