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La mafia mediática

La mafia mediática

Pasado mañana se cumplen dos meses desde que comencé a dirigir «El Liberal». A decir verdad, nunca imaginé que fuera tan absorbente dicha tarea, pero tampoco pensé que iba a ser tan reconfortante saber que son ya millones las personas que leen el trabajo que realizamos alejados de intereses partidistas y, sobre todo, de fundaciones cuyo único propósito es envenenar a la población con noticias falsas para dirigir al rebaño en la dirección correcta. Como economista, carezco de la vocación de periodista que sí tienen mis compañeros, pero sí cuento con la pasión por informar en libertad y ofrecer los datos y los hechos al público. Algo que no debería ser noticia, pero que se ha convertido en una especie de acto revolucionario en la era digital. He de reconocer que la llegada a este mundillo no ha estado exenta de nuevas informaciones reservadas solamente a aquellos que pertenecían al mismo. Confesiones y pruebas de todo tipo de tropelías por parte de los que se dicen llamar periodistas, pero que en el fondo no son más que los activistas de nuestro tiempo. No se diferencian en demasía de los ‘’agentes in rebus’’ que se encargaban de dominar la opinión pública y buscar disidentes para castigarlos por traicionar a la causa en la Antigua Roma. 

Por supuesto, sin dejar de lado las presiones de unos y otros para intentar que te amilanes y no entres a romper el juego de la mafia mediática que conforman. No resulta sencillo escoger entre tanto mediocre amamantado por el poder político a un personaje, pero si hay uno de ellos que refleja mejor que nadie el cáncer de los medios de desinformación actual es Ignacio Escolar. Nacho, para los amigos, empezó saliendo en los medios de comunicación con un peinado al estilo hitleriano gracias a su papá (Arsenio Escolar). Pronto le indicaron que había que tratar de mejorar la imagen para ver si así el dicho ‘’más vale parecer tonto que hablar y confirmarlo’’, no se cumplía. Pero ni con esas. El niño no ha dejado de meter la pata una y otra vez. Sus noticias falsas y sus ataques constantes a los disidentes siempre acompañados de adjetivos como ‘’ultraderecha’’, ‘’nacionalista’’ o ‘’franquista’’ (no da para más el chiquito) son una constante. El panfleto que dirige, algunos tienen la osadía de llamarlo periódico, se ha convertido en el mejor ejemplo de la mentira y la manipulación para aprovecharse de los más débiles de intelecto o simples ingenuos que inconscientes caen en las zarpas del entramado mediático. Sin ir más lejos, hace unos días utilizaba uno de los mecanismos más típicos de la manipulación para atacar a Madrid. Lo explicaba muy bien Iker Jiménez y Pedro Baños el pasado domingo en Cuarto Milenio cómo de fácil es engañar a la población. Otra cosa no, pero el bloguero Escolar, desgraciadamente no puedo referirme a él como periodista porque ni siquiera fue capaz de terminar la carrera, ha entendido perfectamente lo que se necesita para engañar a millones de ciudadanos. Si tienes el poder político de tu lado, millones de euros y los amigos de papi te sacan en sus programas, puedes cumplir lo que tan bien definió el genial Pierre-Augustin de Beaumarschais: «Mediocre, y sabiendo arrastrarse, uno llega a todas partes».

Condenado por mentir, Nacho siempre ha querido ser el matón del periodismo. Entre él y Antonio Maestre (alias Lacambra), se encargan de linchar a miembros del PP y por supuesto, de VOX. Tampoco dejan de lado a algún miembro del PSOE cuando alza la voz ante el despropósito del sanchismo. Y si se tercia, aniquilan hasta a los suyos (los morados). Lo que sea con tal de seguir manteniendo a la mafia que, valga la redundancia, les mantiene. ¿Qué harían esos pobres desgraciados si no fueran los tontos útiles de la mafia mediática? ¿De qué servirían? ¿A qué podrían dedicarse? ¿Quién en su sano juicio aportaría un céntimo a semejante esperpento moral e intelectual?

Lo más divertido es que se presentan al gran público como una especie de férreos defensores de la verdad, pero están al servicio del establishment que nada entre millones de euros y pone y quita programas de televisión, presentadores y directores de periódico. Esa es y sigue siendo la práctica habitual de la inmensa mayoría de los verdaderos dueños de los medios de comunicación reconvertidos en burdos diarios propagandísticos que nada tienen que envidiar al Pravda de Lenin. Muchos ciudadanos ponen el foco de los problemas del país en el sistema o en los partidos políticos, pero la realidad es que una degeneración tan brutal como la que vivimos sólo es posible si controlas la información que recibe la ciudadanía. 

Para luchar contra esa degeneración nacimos. Para competir, a pesar de la enorme desventaja económica por no plegarse al sistema, contra la brutal manipulación y las campañas de linchamiento que recibe la verdad. Cumplimos dos meses y me consta, que a la basura propagandística no le ha gustado nuestro desembarco. Si creen que la retirada es una opción se equivocan. «El Liberal» surgió precisamente para dar una alternativa a una población huérfana de información real, artículos de opinión de personas con ideología diferentes y, sobre todo, para contar los hechos y que sean los ciudadanos los que saquen sus propias conclusiones. La mafia mediática tendrá que esforzarse mucho más de lo que ha hecho hasta ahora si quiere acabar con los que amamos la libertad y la verdad. Gracias queridos lectores por estar ahí y guiarnos cada día.

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