La expresidenta del Parlamento de Cataluña Carme Forcadell y la exconsejera de Salud Dolors Bassa han vuelto a ingresar este viernes en las prisiones de Wad Ras (Barcelona) y de Puig de les Basses, en Figueres (Girona), después de que el Tribunal Supremo haya revocado el tercer grado del que disfrutaban los nueve líderes independentistas catalanes condenados por sedición por el procés.
En contexto: el Tribunal Supremo ha revocado este viernes el tercer grado concedido por la Generalitat a los nueve condenados a prisión por el procés al considerar que se trata de una medida prematura. Los nueve presos catalanes tampoco podrán gozar del régimen flexible que les permitía salir para ir a trabajar o hacer voluntariado en virtud del artículo 100.2 del reglamento penitenciario.
Forcadell ha llegado hacia las 20:50 horas al centro penitenciario de Wad-Ras, donde un grupo de independentistas, entre ellos el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, y el presidente del Parlament, Roger Torrent, se han concentrado a las puertas de la cárcel para mostrarle su apoyo. Dolors Bassa, por su parte, lo ha hecho en la cárcel de Puig de les Bases en Figueres (Girona) arropada por manifestantes independentistas e integrantes del actual Govern.
Antes de entrar en prisión, Forcadell ha agradecido que los independentistas siempre la hayan apoyado: «Nunca os agradeceremos suficientemente todo el apoyo. Sabemos que nos queréis y sobre todo sabemos que persistiréis y persistiremos».
Por su parte, Bassa, visiblemente afectada y rodeada de familiares, ha manifestado: «Por mucho que nos quieran pisar, no lo conseguirán». A punto de cruzar la valla del centro penitenciario, se ha dirigido a todas las personas que habían acudido a mostrar su apoyo con el siguiente mensaje: «Hagan lo que hagan, no nos rendiremos, seguiremos adelante. Digan lo que digan, la negociación estará ahí siempre».
De los nuevos presos del procés, únicamente Forcadell y la exconsellera Dolors Bassa mantenían hasta ahora su tercer grado -por el que únicamente iban a dormir a la cárcel de lunes a jueves-, ya que su juzgado de vigilancia penitenciaria no lo suspendió cautelarmente a la espera de que el Supremo se pronunciara sobre los recursos de las partes, a diferencia de lo que ocurría con los presos de Lledoners, a los que sí se dejó sin efecto su semilibertad a finales de julio pasado.