Las autoridades de Arabia Saudí han conmutado este domingo la sentencia de pena de muerte impuesta al joven Ali Mohamed al Nimr, arrestado por su participación en una manifestación durante la Primavera Árabe en 2012 cuando era menor de edad, a 10 años en prisión, informó hoy su familia y una ONG.
Las claves: el padre del joven, Mohamed al Nimr, ha anunciado en Twitter que el Tribunal Penal Especializado de Riad, encargado de los casos de terrorismo, «suspendió la sentencia a muerte contra el joven Ali Mohamed al Nimr y lo condenó a 10 años de prisión». Asimismo, ha recordado que el chico, detenido y sentenciado cuando tenía 17 años, ha estado preso durante «más de nueve años» y que, de acuerdo con esta nueva decisión, «le quedan ocho meses para cumplir la sentencia».
Por su parte, la ONG Reprieve, ha confirmado la decisión del tribunal saudí de reducir la pena del manifestante a 10 años, a pesar de que ha estado «más de nueve años en el corredor de la muerte», e indicó en un comunicado que el joven «debería ser liberado de prisión este año». Esta decisión se produce en el marco del decreto real anunciado en abril de 2020, que pone fin a la aplicación de la pena capital para menores que, a partir de ahora, en caso de cometer un crimen serán sentenciados a un máximo de 10 años de prisión en un centro de detención juvenil.
Al Nimr fue detenido durante una protesta contra el Gobierno suní wahabí en la provincia chií de Qatif y acusado, entre otras cosas, de «participar en una manifestación ilegal, insultar al rey y pronunciar sermones religiosos que perturban la unidad nacional», según la ONG. En mayo de 2014, Al Nimr recibió la sentencia de muerte por crucifixión y, según ONG y organizaciones de derechos humanos, ha sido víctima de torturas en prisión.
El joven era sobrino del destacado clérigo chií y opositor saudí Nimr Baqer al Nimr, cuya ejecución provocó un asalto a la embajada de Arabia Saudí en Teherán y su consulado en Mashad, unos acontecimientos que llevaron a la ruptura de relaciones diplomáticas entre el país árabe e Irán. Tras años a la cabeza de los países que aplican más sentencias de muerte, el reino ultraconservador de Arabia Saudí, después de realizar reformas legales, redujo en 2020 el número de ejecuciones en un 85% respecto al año anterior, cuando se aplicó la pena capital a 184 reos, según datos oficiales.