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Sánchez, el capo del radicalismo

Sánchez, el capo del radicalismo

La política de España está diseñada por un publicista y aplicada por un tipo sin escrúpulos que ha utilizado Cataluña como banco de prueba para reforzar su apuesta por demoler la democracia y liquidar las instituciones comunes que cohesionan la ciudadanía nacional. Los estudios de campo: (“Doy las Gracias a Iván Redondo, que me ha acompañado durante los últimos meses”, dijo Illa, que hace un mes era aun formalmente Ministro de Sanidad, 80.000 muertos…) le aconsejaron acelerar y celebrar elecciones antes de que se desinflara el “efecto Illa”  (cada vez es más difícil esconder los muertos) y, sobre todo,  antes de que la gente pudiera salir a la calle sin miedo.  Fue Sánchez quien decidió que las elecciones se celebraran en plena pandemia, con cifras alarmantes de contagios y muertes, sabedor de que a mayor libertad, mayor riesgo de que acudieran a las urnas de forma mayoritaria los  catalanes que defienden la unidad de la Nación española, garante de su libertad y su igualdad. 

Él sabe que la libertad es incompatible con su proyecto; y por eso aceleró las fases y mandó abrir los colegios electorales dejándonos esas grotescas imágenes de los miembros de las mesas con trajes EPI´s, trajes de los que no disponen las unidades hospitalarias para que los familiares se despidan de los enfermos a punto de morir. 

Sánchez ha confirmado el 14F que si utiliza las instituciones para fabricar radicales puede conseguir que el golpismo catalán salga reforzado;  y que si provoca la celebración de elecciones en un ambiente de desesperanza y miedo es posible lograr que uno de cada dos catalanes renuncien a participar en el proceso electoral favoreciendo así las opciones de quienes  trabajan por la ruptura y han llevado a la ruina Cataluña y a toda España. 

Los integrantes del partido mayoritario -que son quienes han optado por no participar en el proceso democrático cediendo el espacio a los enemigos de la democracia-  no tienen portavoz ni estructura y por eso nadie les ha convocado al día siguiente para que evalúen las consecuencias de su estrategia. Como nadie puede hablar en su nombre, nadie da ruedas de prensa, ni anuncia cambios en su cúpula o traslados de sede… Los miembros del partido que ha ganado las elecciones por desistimiento pueden estar tranquilos, pues nadie les va a increpar, nadie les va a señalar como responsables de haber desperdiciado una oportunidad para encarrilar la política catalana y para que Cataluña vuelva a ser una sociedad plural y democrática, adulta, con instituciones que trabajen para resolver los problemas reales de los ciudadanos, libres de sectarismo, sin sectarismo, respetuosas con la ley. 

Sánchez celebra hoy el triunfo de su estrategia de radicalización de la sociedad, que ya obtuvo sus primeros resultados en las elecciones autonómicas del País Vasco. Cabe recordar que en esos comicios, celebrados hace apenas siete meses, el 47,14 por ciento de los vascos decidieron no ir a votar y Bildu obuvo el mejor resultado de su historia: fue el único grupo político que creció en número de escaño y en número de votos a pesar de la altísima abstención. Ciertamente que Otegi no hubiera conseguido ese éxito sin la complicidad de Sánchez.  El mérito de sumar vascos a la causa de los criminales está directamente relacionado con la voluntad de Sánchez de lavar la historia de ETA y convertir a sus prescriptores en socios “de Estado” y valedores de su gobierno y del de  Navarra. 

Procede destacar que Sánchez ha aplicado en Cataluña la misma estrategia que probó con éxito en el País Vasco. Para apoyar la radicalización del voto en el País Vasco Sánchez decidió limpiar la imagen de Otegi y su banda; para reforzar la huida hacia delante de la sociedad catalana Sánchez ha convertido en interlocutores políticos a los golpistas y sediciosos, tanto al partido del que está en la cárcel como al de el que está  fugado de la justicia. Espero que a estas alturas nadie dude de que para él lo más importante no era que Illa formara gobierno con los independentistas y sediciosos  sino evitar que los constitucionalistas tuvieran la más mínima opción de sumar una mayoría democrática para Cataluña.  

Cada vez resulta más evidente que la decisión de Sánchez de romper los límites y las líneas rojas y pactar con los terroristas y golpistas como si fueran fuerzas políticas homologables con la sociedad plural y democrática es estratégica, no táctica. Su objetivo es debilitar los vínculos de ciudadanía, romper la unidad de la Nación. Y para lograrlo necesita provocar la radicalización, alimentar al monstruo pro etarra y golpista. En eso está.

La bestia sigue creciendo tanto en Cataluña como en el País Vasco porque el impostor que vive en la Moncloa la está alimentando a sabiendas. La bestia ha crecido porque Sánchez ha situado a estos enemigos jurados de la democracia como referentes “de izquierdas” homologables con cualquier otro partido político de tradición democrática; el radicalismo se extiende bestia porque Sánchez lo necesita para liquidar el sistema del 78 y para consumar a segunda Transición que inició Zapatero en la que socios serían los nacionalistas y los separatistas, ya sea los que tienen manchadas las manos de sangre como los que no. Sánchez necesita fabricar radicales para consumar su traición a la democracia. 

Sánchez se ha convertido en un riesgo para la seguridad nacional y ha alcanzado un gran éxito blanqueando a los enemigos de la España constitucional y democrática. La gente decente no debe olvidarlo jamás.

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