La avalancha de enfermos covid en extrema gravedad obligó a seleccionar pacientes por posibilidad de supervivencia
Hace un año la pandemia colapsó las Unidades de Cuidados Intensivos en cuestión de días, la avalancha de enfermos covid en extrema gravedad obligó a seleccionar pacientes por posibilidad de supervivencia. A partir de ahí, las UCI iniciaron una carrera por el mejor tratamiento con un imaginativo y eficaz sistema de trabajo en red.
Echando la vista atrás, intensivistas y neumólogos recuerdan los fatídicos días de la primera ola en la que los hospitales se convirtieron en monográficos de covid, con unas «UCI extendidas» que triplicaron las camas y ocuparon espacios insólitos, pero sobre todo se acuerdan de la incertidumbre y las dudas ante los tratamientos.
El presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SeMicyuc), Ricard Ferrer, y el vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Germán Peces Barba, coinciden en que la primera ola supuso la toma de decisiones «delicadas», en las que había que priorizar al paciente «al que la UCI añadía más posibilidades de supervivencia». «Eso ya no ha vuelto a pasar ni en la segunda ni en la tercera ola», aclaran.
El 80% de los pacientes UCI acaban intubados
Si algo es clásico en una UCI son los sistemas de ventilación y la posición ‘prono’ (boca abajo) que ayuda a los pacientes a respirar. Desde la SeMicyuc, Ricard Ferrer, y desde la SEPAR, Germán Peces Barba, relatan a Efe cómo se aborda en la UCI la intubación, que afecta a un 80 % de los ingresados. De este porcentaje, aproximadamente la mitad está más de dos semanas con ventilación mecánica invasiva.
Precisamente, es esa intubación prolongada (más de 15 días) la que puede crear cuadros de delirio, que se manifiesta con desorientación, agitación y falta de memoria, por lo que retirar la ventilación mecánica ha de ser progresiva y requiere de un proceso de entrenamiento para volver a recuperar la musculatura respiratoria.
Pero el delirio se puede prevenir no sólo usando medicinas, sino también con otras medidas como disminuir el ruido en la UCI para un mejor descanso, colocar relojes o facilitar las videollamadas con las familias, que ayudan a que el paciente no se desoriente.
Ha sido necesario un año de pandemia para corroborar que el mejor sistema no invasivo para oxigenar al enfermo antes de intubarlo son las cánulas nasales de alto flujo. Al principio de la pandemia se usaban respiradores que ventilan a través de mascarillas faciales, que se han dejado de usar en favor de este sistema, más eficaz. En el caso de que el paciente siga empeorando se prepara la intubación y sedación.
Y cuando se da una situación extrema se recurre al sistema de oxigenación extracorpóreo ECMO (se saca la sangre al paciente, se oxigena y se devuelve oxigenada), solo disponible en centros de alto nivel.
Este sistema complejo, muy restringido en la primera ola, se ha podido extender gracias a hospitales en red y un sistema de transporte sanitario que puede llegar a cualquier rincón del país. Es un tratamiento muy agresivo pero que «rescata» a los más graves. Otro gran cambio en las UCI es el acompañamiento familiar en el final de la vida, que no pudo ser en la primera ola cuando se dio el drama de enfermos que fallecían completamente solos.
La búsqueda del tratamiento anticovid
En las UCI, los pacientes luchan por la supervivencia conectados a máquinas que les suministran fármacos. Los intensivistas desde las UCI y los neumólogos desde las unidades de cuidados intermedios han vivido meses de debate sobre la combinación de fármacos más conveniente. Desde la SEPAR y desde la SeMicyuc, Germán Peces Barba y Ricard Ferrer, desvelan cómo fue la búsqueda del tratamiento más idóneo.
Antivirales contra el sida (lopinavir y ritonavir) se utilizaron de marzo a mayo y se dejaron de administrar por su ineficacia y efectos secundarios. En mayo, tras un primer ensayo clínico con dexametasona, se empezaron a usar abiertamente los corticoides, que demostraron ser buenos para reducir la carga inflamatoria pese a que en la primera ola su uso fue limitado por dudas sobre su eficacia. A los corticoides se añaden ahora los anticoagulantes, que se usan en pacientes hospitalizados para evitar complicaciones de trombosis y embolias.
Otra pata del tratamiento son los anticuerpos y para ello se recurre al banco de sangre o al plasma de paciente recuperado, dentro del ensayo clínico. Más reciente es la inclusión en los protocolos de las UCI del anticuerpo ‘tocilizumab’, que ha demostrado beneficios en ensayos clínicos.
La mortalidad en UCI ronda el 20%
Si algo aplauden intensivistas y neumólogos es que la mortalidad de las UCI se ha reducido de forma progresiva. En cifras globales, ha bajado del 40% en los primeros meses al 15-20% en la actualidad. Y la bajada de mortalidad tiene mucho que ver con el conocimiento científico que ha generado la coordinación de plataformas de organización y gestión que unen a todas las UCI.
La SeMicyuc, en colaboración con la SEPAR, ha creado el CIBERSUCICOVID, un registro de financiación pública que incluye a 6.000 pacientes críticos que han estado en la UCI y a los que se seguirá durante un año para ver las secuelas a largo plazo de esta enfermedad en su forma más grave.
La enfermería en las UCI
Y sobre la actuación de la enfermería, la portavoz del sindicato SATSE, María José García, subraya la gran capacidad de los enfermeros para adaptarse pero asegura que esto tiene «un peaje», que es el aumento de estrés por sobrecarga de trabajo.
García recuerda que cuando empezó la pandemia se hablaba de que la covid era similar a «un catarro fuerte y en unos días encontramos las UCI llenas, con neumonías bilaterales que requerían cuidados exhaustivos».
Recuerda que hubo que improvisar porque las camas se triplicaron y los profesionales eran los mismos. A su juicio, lo que más ha cambiado es el desconcierto inicial: «Ahora sabemos a qué nos enfrentamos». Pero lamenta que en España no esté creada una especialidad de cuidados médicos quirúrgicos, «tan necesaria en esta pandemia» y reivindica un aumento de la plantilla de enfermeros.