Al menos 20 palestinos, entre ellos nueve niños, han muerto este lunes en la Franja de Gaza y 65 han resultado heridos en plena escalada de violencia con Israel.
En contexto: tras semanas de disturbios en Jerusalén, la Ciudad Santa amaneció este lunes con alta tensión y la irrupción de la Policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, que dejó más de 300 heridos en enfrentamientos. Los palestinos lanzaron cohetes desde el enclave y el Ejército israelí bombardeó en respuesta. «Han cruzado una línea roja», aseguró el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Las escaramuzas en la Puerta de Damasco, una de las principales entradas en la ciudad amurallada, comenzaron también desde la mañana cuando decenas de palestinos se congregaron para impedir el paso de una marcha ultranacionalista judía por Jerusalén Este ocupado.
Mientras, las brigadas Ezdin al Qasam, el brazo armado de Hamás, lanzaron un ultimátum a Israel para que retirara a los agentes policiales de la Explanada y del barrio jerosolimitano de Seij Yarrah, también con protestas diarias, y liberara a los detenidos en los disturbios de estos días. Poco después de alcanzarse el plazo límite de la amenaza, sonaron las alarmas antiaéreas en Jerusalén, algo que no sucedía desde 2014.
El brazo armado de Hamás disparó siete proyectiles, seis de ellos dirigidos a Jerusalén, de los que cuales uno fue interceptado, otro cayó en una casa a las afueras de la ciudad y el resto en áreas despobladas. Las explosiones se escucharon en toda la ciudad. Milicias palestinas se unieron al lanzamiento y durante toda la tarde se registraron más de 50 disparos, sobre todo contra las comunidades israelíes colindantes con la Franja. Además, el grupo islamista Yihad Islámica Palestina se atribuyó el lanzamiento de un misil antitanque contra un vehículo israelí, que hirió levemente a un civil.