Marruecos, el enemigo del sur
España debe saber que del estrecho de Gibraltar hacia el sur no tenemos amigos, sino intereses. Los únicos amigos que tenemos más allá de ahí son coyunturales y producto de la historia, a saber: Argelia y la República Árabe Saharaui Democrática.
Marruecos, que durante años ha chantajeado a España con la lucha contra el tráfico de drogas, el tráfico de personas o el yihadismo, ha logrado un creciente poder en España a través de la diáspora marroquí, bien controlada por el majzén, y toda una serie de organizaciones y fundaciones con doble agenda tras cuyo telón se esconden los servicios secretos marroquíes.
Sin embargo, la infiltración no es exclusivamente en estas esferas populares, estudiantiles y universitarias sino en las altas esferas. Recuerden el caso Nadia Jalfi o el de Nureddin Ziani en Cataluña.
El objetivo de Marruecos es intentar anular la política exterior de España en todo lo relativo al Magreb y el Sahel, supeditándola a Marruecos, y eso es lo que ha supuesto esta avalancha. Marruecos ha dejado claro que puede invadir España y dominarla simplemente abriendo una puerta y enviando unos SMS a sus súbditos…nada de estrategias militares o complicadas guerras de espías. Simplemente retirando a los porteros de la entrada al miembro sur del “Club Europa”.
Tal desmán no es sólo para exigir 30 millones (oficialmente) de euros a cambio de cerrar la frontera, dinero que irá a armas, yates, para remodelar algún palacio o comprarse algún pisito en París o Florencia, sino que es una muestra de fuerza y el cobro de un tributo a cambio de unas fronteras estables.
La gente, sin embargo, no sabe que Marruecos esto lo tenía bien triangulado con París y Washington… frente al apoyo de Biden se suma el silencio sepulcral de Macron. Mohamed VI temió perder el apoyo de USA en el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental cuando Trump perdió las elecciones y Biden se convirtió en el nuevo presidente. Sin embargo, con el paso del tiempo Rabat, tanteando, descubrió que Estados Unidos seguía siendo amigo.
La llegada de Brahim Ghani a España ha sido el casus belli de este episodio, el pretexto para presionar tras la negativa de España (y Alemania) de reconocer el dominio marroquí sobre el Sáhara, hecho sobre el que España intenta ser equidistante y disfrazar su apoyo de forma tibia, con muchos acuerdos en Marruecos y algunas migajas al Sáhara a través de ayuda humanitaria y voluntarios en Tindouf.
Sin embargo, hablamos de algo mucho más profundo, la pinza Marruecos-Francia impide que España se relacione con su aliado natural en el Magreb: Argelia. El gobierno argelino asumió la responsabilidad que corresponde a España de velar por los españoles refugiados en el inhóspito desierto del sur de Argelia.
Sin embargo, Rabat no sólo condiciona eso, sino acuerdos culturales, económicos, financieros, de pesca, agricultura, comercio o energía.
España, amedrentada por las embestidas de los asaltos constantes a las costas y la violación constante de las fronteras por la dejadez del Gobierno marroquí que permite la presencia de mafias de tráfico de personas en su territorio (demostrado en varios reportajes) para ganar influencia dentro de nuestro país, se enfrenta a la más oscura de sus pesadillas: otro atentado yihadista, recuerden que tras la profunda crisis de Perejil entre España y Marruecos en 2002 unos años después tuvimos un 11M.
El problema de España, sin embargo, es su dejadez en política exterior, su falta de criterio y de puntos claves. La inestabilidad geopolítica es nuestra gran debilidad, eso nos convierte en un socio poco fiable, poco respetado y poco considerado ya que podemos pasar de ser un socio fundamental para lanzarse a una guerra total con Estados Unidos y Reino Unido a, poco después, abandonar el campo de batalla. De tener relaciones excelentes con Estados Unidos a restringirlas y tender puentes de hermanamiento con Cuba o Venezuela.
En ese sentido, España no puede competir ni con Estados sumisos a las potencias mundiales como lo es Marruecos con Estados Unidos, ni con países con una determinación clara y una política exterior definida y estable porque Marruecos, desde luego, lleva años echando el mismo pulso y lo mantendrá mientras España, con pocos amigos, intenta comprar la tregua a su vecino del sur y es incapaz de establecer una política exterior fuerte, estable y de Estado aplicable en el tiempo y erga omnes.
Esta situación establecería conflictos que obligaría a ambas partes a negociar y llegar a pactos que definieran sus intereses chocantes, cosa que aquí no pasa ya que la no estrategia española se reduce a esperar el golpe, aguantar y someterse…y eso no es diplomacia sino dominio. Hoy Marruecos nos chantajea porque no quiere a Ghani en España y desea que Madrid reconozca la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental, mañana pueden hacer lo mismo porque tenemos un Gobierno que no guste a Rabat y desee desestabilizar para tumbarlo… quién sabe, mientras no tengamos una comunidad de inteligencia altamente independiente de otros servicios de inteligencia ni una política exterior definida, asequible, defendible y defendida en todos los escenarios posibles, España seguirá siendo el hazmerreír de la Comunidad Internacional y seguirá siendo mangoneada por Marruecos, un Estado absolutista.