Últimas jornadas de infarto en La Liga: de la imitación de Rambo de Kiko a los coches de caballos, los trajes empapados de sudor y el autobús apedreado del Madrid en Tenerife
Kiko Narváez, Martín Vázquez y Alfonso confiesan cómo vivieron otros últimos días ligueros sonados y qué esperan de la resolución del título
Kiko Narváez, Martín Vázquez y Alfonso confiesan en El Liberal cómo vivieron otros últimos días sonados del campeonato doméstico y qué esperan de la resolución del título, que podría caer del lado del Atlético de Madrid o del Real Madrid
Este sábado por la tarde, media España dejará lo que esté haciendo por culpa de lo de (casi) siempre en todo fin de semana que se precie: el fútbol. Desde las 18:00 horas, muchos aparcarán la siesta para asistir a la resolución de La Liga, con la lucha por el título llevándose la palma de la expectación (también generada, aunque en menor medida, por el reparto de los puestos de descenso y las plazas europeas).
Atlético de Madrid y Real Madrid se lo juegan todo a una carta. Sólo puede quedar uno y sólo los rojiblancos dependen de sí mismos para ser campeones. Emoción hasta el final que hace imposible odiar el fútbol moderno, al menos en este aspecto tan poco habitual en el añejo. Bien lo saben Kiko Narváez, Martín Vázquez y Alfonso.
Los tres mitos de nuestro deporte rey vivieron en primera persona algunas de las jornadas finales más apasionantes de la historia de Primera División. Todo ocurrió en los 90, cuando Kiko popularizó ese gesto del arquero con el que celebraba sus goles en el Atlético. Al otro lado de la ciudad, el Madrid no tenía más remedio que dar el relevo a Martín Vázquez y el resto de la Quinta del Buitre. Con Alfonso entre los integrantes de la nueva generación de futbolistas llamados a marcar todo un cambio de ciclo en el club blanco.
Es a esos años a los que los tres vuelven ahora, para repasar lo que fue su última jornada liguera de infarto y lo que puede ser la que toca dirimir en nuestros días.
Coches de caballos por Madrid y una fiesta flamenca de las que hacen época en el Calderón
1996. Cuatro cifras marcadas a fuego en la memoria de cualquier aficionado rojiblanco con edad suficiente para conocer el significado que estas encierran: el padre y la madre de todos los dobletes. Ha pasado un cuarto de siglo, y puede que haya caído en el olvido el hecho de que aquella gesta se consumó con una victoria en casa ante el Albacete (2-0). La que amarró la Liga el último día del curso.
Un gol corrió a cargo del actual entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone. El otro, decisivo, fue obra de Kiko. “Una vez que empecé a calentar y a jugar, dije ‘¡Pero coño, si lo que estoy ahora es disfrutando! ¿Para qué lo habré pasado tan mal?’”, recuerda el mito rojiblanco para El Liberal. En su caso, la procesión iba por dentro: “Yo era de los de estar de broma y de cachondeo. Algunos compañeros no lo entendían, pero era mi manera de desprenderme de esos nervios”.
Con el objetivo de destensar el ambiente antes de afrontar el partido clave de ese año 96, el delantero jerezano decidió hacer gala de sus dotes como showman. “Nosotros llegábamos a Los Ángeles de San Rafael (antiguo lugar de concentración del Atleti) y yo estaba vacilando con un micro, imitando a Rambo. Que no sentía las piernas”, apunta con precisión, como si la performance hubiese tenido lugar ayer.
Sin embargo, Kiko sabía que, a la hora de la verdad, había que ponerse serio: “Cuando llegábamos a las inmediaciones del Calderón, tiré el micro. Porque ahí fuimos realmente conscientes de lo que nos íbamos a jugar”. El ambiente que rodeó al equipo entonces hablaba por sí solo. “Ibas llegando al estadio y el alquitrán tenía color rojiblanco. Era una marabunta rojiblanca lo que había en los alrededores”, revive. Ya con el triunfo decisivo en el zurrón, el delirio atlético fue aún mayor.
“Algunos éramos reacios a las cosas del presi (Jesús Gil), que quería montar con coches de caballos por Madrid. ‘¡Qué manera de dar el cante, qué corte! ¿No se puede hacer otra cosa?’. Y, al final, disfrutamos como nunca. Mereció la pena. Fueron unas horas realmente inolvidables: paseando por todo Madrid, toda la gente por los balcones, algunos tirándonos agua, cerveza, flores… Después, la fiesta en el Calderón, con Navajita Plateá, Ketama, Azúcar Moreno… Muy flamenco”, cuenta, además, un Kiko que tampoco olvida su máxima preocupación nada más ser campeones (“Meter a mis tres compadres de Jerez en el vestuario”) y la sonrisa de oreja a oreja que lucía el entrenador rojiblanco, Radomir Antic (“Podía haber hecho un anuncio de alguna marca de patatas. Estuvo con un flow a tope”).
Aquel “partido de la liberación”, que “era hacer historia en el club”, forma parte de la leyenda que precede a la actual plantilla del Atlético. Una que podría cantar el alirón en Valladolid “por el tema mental y por las sensaciones de personalidad, carácter y ambición de los tres últimos partidos”, según uno de sus atacantes más célebres. “Hace un par de meses, tenía mis dudas. Parecía una pájara crónica. Pero creo que en el Camp Nou hay un punto de inflexión, un golpe de personalidad. La disposición y la puesta en escena del equipo los días de la Real Sociedad y de Osasuna me hacen ser más optimista”, reconoce Kiko.
“Al Madrid y al Barcelona se les da un margen de confianza, de que lo van a hacer. Sin embargo, con nosotros la sensación es que no nos terminamos de quitar el cartel de que ‘Al final, se quedan en la orilla’, ‘Al final, no consuman’. Ahora y antes, de puertas hacia fuera”, se resigna el otrora dorsal 19 rojiblanco. Para él, “ir y no esperar” en Pucela será fundamental para hacerse con el que sería el undécimo título de Liga del Atlético de Madrid.
El cúmulo de desgracias más recordado y sufrido del fútbol español
En contraste con la alegría de Kiko Narváez al valorar ‘su’ última jornada de Liga de infarto, está el pesar de Martín Vázquez y Alfonso Pérez al respecto. No es para menos, pues ambos estuvieron en el Heliodoro Rodríguez López cuando el estadio tinerfeño pareció convertirse en el lugar maldito por excelencia para el Real Madrid: el Club Deportivo Tenerife dejó a los blancos sin Liga dos años consecutivos (1992 y 1993), en uno de los capítulos más aireados e incluso negros de la historia del balompié nacional.
Para Martín Vázquez, el mazazo se limitó al campeonato doméstico de 1993. Sin embargo, Alfonso tuvo la desgracia de vivir tanto el varapalo de 1992 como el del 93, con el Fútbol Club Barcelona como gran beneficiado de la situación. “No nos faltó nada. Nos faltó poder ganar en el terreno de juego y tener un poquito más de suerte con las decisiones arbitrales. Son partidos que te juegas a cara o cruz. Juegas fuera de casa, en un campo que siempre se nos dio mal. Aparte, en aquella época el Tenerife tenía un gran equipo también. Tampoco era fácil”, se sincera hoy en día el exfutbolista que da nombre al campo del Getafe.
Alfonso lo tiene claro: “Yo hubiese jugado quizá más tranquilo sabiendo que hoy en día hay medios suficientes como para que se haga un poco más de justicia. Hubo jugadas muy polémicas, con las que hoy en día a lo mejor tendríamos una de las dos Ligas. El VAR, probablemente, lo habría cambiado todo. Seguramente, con algún penalti y algún gol anulado, algún fuera de juego… Nos perjudicó mucho”. Aunque el arbitraje no fue el único quebradero de cabeza provocado por aquellas tardes canarias de junio.
“Veníamos de ganar al Barcelona en semifinales de la Copa del Rey, donde habíamos tenido que jugar con un hombre menos en la prórroga. Terminamos muy tarde de jugar. Fue un miércoles o jueves y jugábamos el sábado en Tenerife. Con lo que supone jugar en las Islas en ese momento con el calor que hace. Me parece que el partido fue a las cuatro o cinco de la tarde”, expone Martín Vázquez sobre el calvario tinerfeño que le tocó vivir. El problema con los horarios fue la antesala de lo que vendría después: un avión convertido, literalmente, en horno, ya que el aire acondicionado dejó de funcionar.
“Yo salí en la primera expedición y tuvimos un vuelo normal. De hecho, llegamos a Tenerife a la hora prevista y cenamos en el hotel. En aquella época, solamente en competición europea se viajaba en chárter. El club organizó viajar en dos aviones, precisamente porque habíamos terminado muy tarde en Copa, y uno de ellos tuvo que volver a Madrid: no se podía, con el calor que hacía. Los compañeros llegaron a la una o dos de la madrugada. Empapados, con traje y todo”, relata Vázquez.
Por si no fuese poco con todo esto y los contratiempos ya puramente futbolísticos (en el 92, el gol legal de Luis Milla anulado, el tanto en propia puerta de Ricardo Rocha y la remontada del Tenerife para pasar del 0-2 al 3-2 final; en el 93, hasta tres penaltis a favor del Madrid que no fueron señalados, con triunfo por 2-0 de los locales), aún hubo más. Tal y como remata Alfonso: “Nos apedrearon el autobús después del partido encima…”.
Aquellos señalamientos finales de infausto recuerdo para el madridismo fueron toda una excepción en su época. “Ver una Liga tan igualada a falta de tres o cuatro jornadas yo no lo recuerdo. Es muy raro, y eso significa que el campeonato español ha mejorado en ese aspecto. No es solamente cuestión de dos. Eso es bueno para el fútbol. Lo que ha ocurrido en muchas ocasiones es que un equipo ha estado por encima del resto y ha sido campeón faltando dos, tres o cuatro jornadas”, señala Martín Vázquez.
A pesar de que la competitividad ha ido a más, los dos equipos en los que todos pensamos al hablar de la élite del fútbol español siguen ahí. En este caso, el que todavía aspira a reinar en Primera viste de blanco. Y, aunque una victoria en casa contra el Villarreal no le garantiza nada, nadie se atreve a descartarlo hasta que todo haya terminado el sábado, al filo de las 20:00.
“Al Real Madrid nunca le puedes dar por perdido. Y eso que este año ha sido muy difícil: sin poder hacer fichajes, sin poder jugar en su campo, muchas lesiones, muchos jugadores con el covid… Ha llegado a semifinales de la Champions sin tener un súper equipo o jugadores que quizá le puedan dar un revulsivo a la hora de hacer cambios. Tiene un equipo muy justo en este momento y bastante ha hecho”, comenta Alfonso. “Es saber que no puedes fallar y afrontarlo”, sentencia Martín Vázquez.
¿Atlético de Madrid o Real Madrid? Aún quedan unas horas para despejar la principal incógnita de esta nueva jornada no apta para cardíacos que, a buen seguro, también dejará momentos para la posteridad. Tan antológicos, o quién sabe si más, como los que vivieron los protagonistas de los anteriores win or go home de la Liga española.