División en el seno del PSOE sobre los indultos a los líderes del 'procés'
El expresidente Felipe González y algunos barones del partido rechazan las medidas de gracia a los cabecillas independentistas del 1 de octubre
El expresidente Felipe González y algunos barones del partido rechazan las medidas de gracia a los cabecillas independentistas del 1 de octubre
El Gobierno se encuentra inmerso estos días en una campaña de opinión pública para convencer a sus votantes de la conveniencia de conceder indultos a los líderes independentistas condenados por el juicio del ‘procés’. Todo pese a los dictámenes contrarios de la Fiscalía General del Estado y del Tribunal Supremo, este último conocido el miércoles, que los ha rechazado «al no apreciar razones de justicia, equidad o utilidad pública».
Aunque el Ejecutivo aún no ha confirmado de manera rotunda que vaya a otorgar las medidas de gracia, las declaraciones públicas de varios de sus miembros, empezando por el presidente Sánchez, dan a entender que acabaran concediéndolas, previsiblemente en algún momento del verano.
La decisión no sería bien entendida entre la ciudadanía (algunas encuestas hablan de que dos de cada tres españoles rechazan los indultos a los líderes del ‘procés’), incluida en parte de la base electoral socialista. Pero las críticas no llegan solo desde la calle, sino desde el seno mismo del Partido Socialista.
González y Zapatero o los dos ‘pesoes’
El primero en pronunciarse de manera clara fue el expresidente Felipe González, que este miércoles afirmó en ‘El Hormiguero’ que, «en estas condiciones», no es partidario de los indultos a Junqueras, Cuixart, Sánchez y compañía. No es la primera vez que el exmandatario socialista carga contra el modo de gobernar de Sánchez; en numerosas ocasiones González ha censurado, por ejemplo, los pactos del Gobierno de coalición con los nacionalistas de EH Bildu y ERC.
En la misma línea se ha pronunciado el que fuera vicepresidente de González en el Gobierno, Alfonso Guerra, que ha afirmado que los indultos son “políticamente indeseables y jurídicamente ilegales”.
El que sí ha salido en defensa de Sánchez es otro expresidente, en este caso un aliado habitual del jefe del Ejecutivo. José Luis Rodríguez Zapatero ha afirmado sobre la cuestión de los indultos que «la democracia tiene que tener la iniciativa». Sumándose a la retórica monclovita, que habla de las medidas de gracia como instrumentos de «concordia» y «convivencia», Zapatero ha señalado que «hay que hacer las cosas que de verdad importan, pensando en el interés general y en el largo plazo. Vamos a ver si esto marca un punto en la capacidad de encuentro con Cataluña».
Críticas de los barones
A la posición crítica de González contra el Gobierno se han sumado dos presidente autonómicos socialistas, que también han dejado claro en el pasado su distancia con el sanchismo.
Por una parte, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha mostrado este jueves contundente a la hora de rechazar los indultos y ha señalado que la concesión de las medidas de gracia «será uno de los graves errores de la democracia en el caso de que se produzca».
García-Page ha deseado «con toda el alma y con todas las fuerzas que no se tome esta decisión». «Más que una medida de gracia, me parecería una enorme desgracia», ha añadido el mandatario castellano-manchego.
El barón socialista ha insistido en que bajo ninguna circunstancia los indultos pueden tener un perfil político o dar la apariencia de una «transacción» o una «cesión», porque «eso es exactamente lo contrario de una medida de gracia, que a mí no me da ninguna gracia».
Por su parte, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, escribió este miércoles en su cuenta de Twitter que «resulta evidente que no debe ser indultado quien no quiere serlo porque no respeta ni cree en las leyes que lo hacen posible». De esta forma, el mandatario extremeño alude a las continuas manifestaciones de líderes independentistas, que señalan sobre el desafío separatista que «lo volverán a hacer».
Fernández Vara ha matizado que «igualmente es evidente que los problemas que tiene nuestro país de construcción de un modelo de convivencia no se resolverán mientras nadie quiera». De esta forma, parece que el barón extremeño no rechaza frontalmente dar pasos hacia la «reconciliación» con el independentismo, pero siempre poniendo como condición el compromiso de jugar en los límites que marca la ley.