La Asamblea General de la ONU ha adoptado una resolución no vinculante que condena el golpe de Estado en Birmania y pide a «todos los estados miembros que impidan el flujo de armas» hacia ese país.
Lo más destacado: el texto ha sido aprobado por 119 países, mientras otros 36 se han abstenido, incluido China, el principal apoyo de Birmania. Solo ha votado en contra Bielorrusia, que ha impedido la aprobación por consenso de la resolución, como querían sus autores, y ha impuesto una votación pública.
A diferencia de la aprobación por consenso, la votación abierta ha obligado a los 193 países de la ONU a revelar su opción.
De los diez integrantes de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), que habían participado en la negociación sobre el texto iniciada por Liechtenstein, a su vez apoyado por Occidente, solo cuatro se han abstenido: Brunei, actual presidente de la asociación, Camboya, Laos y Tailandia.
Birmania, representada por el embajador Kyaw Moe Tun, despedido después del golpe de febrero pero aún en el cargo, ha votado paradójicamente a favor del texto.
La Asamblea General de la ONU rara vez adopta resoluciones de condena a golpes militares. «Esta es la condena más amplia y universal hasta hoy de la situación en Birmania», ha dicho el embajador de la Unión Europea (UE) ante la ONU, Olof Skoog.
«La Unión Europea se enorgullece de la resolución que acaba de aprobar la Asamblea General de las Naciones Unidas. Envía un mensaje fuerte y potente. Deslegitima a la junta militar, condena sus abusos y su violencia contra su propio pueblo y demuestra su aislamiento a los ojos del mundo», ha añadido.
La resolución también pide el retorno a la democracia y la liberación de los líderes civiles y reclama la implementación de un plan de cinco puntos ideado en abril por la ASEAN. El texto también insta a las fuerzas armadas birmanas a «detener de inmediato toda la violencia contra los manifestantes pacíficos».