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Arrancan los quintos Juegos Olímpicos de Pau Gasol: “En una época normal, se podrían haber vendido tres Palaus de entradas”

EL LIBERAL analiza su regreso desde el punto de vista de los distintos ámbitos del baloncesto que le ha encumbrado (jugador, entrenador, preparación física, etc) antes de Tokio 2020

Arrancan los quintos Juegos Olímpicos de Pau Gasol: “En una época normal, se podrían haber vendido tres Palaus de entradas”

EL LIBERAL analiza su regreso desde el punto de vista de los distintos ámbitos del baloncesto que le ha encumbrado (jugador, entrenador, preparación física, etc) antes de Tokio 2020

“Aquello fue impresionante. Era un tirillas. Nos sorprendía un pívot de 2,15 o 2,16 tan coordinado, subiendo el balón si hacía falta, asistiendo… Estábamos más acostumbrados a pívots como Roberto Dueñas, que prácticamente no sabían botar, antes de que apareciera este chico. Como era mucho más delgado que ahora, recuerdo que Aíto (García Reneses), en muchas ocasiones, le ponía incluso de ‘tres’. Era superdeterminante. Si jugaba de ‘cuatro’, ganaba por velocidad. Si jugaba de ‘tres’, el que le defendía medía 1,98 o 2 metros como mucho. Y hacía lo que quería con ellos. Fue increíble”.

Parece que fue ayer la explosión de Pau Gasol en 2001, que ahora nos encapsula Javier Pérez Palomo (el aficionado con más presencias a sus espaldas en la Copa del Rey de baloncesto). Pero no: ya han pasado 20 años. Muy rápido y prácticamente a golpe de hitos, con un palmarés tan interminable como irrepetible. Forjado mientras el chaval se hacía hombre, la estrella se convertía en leyenda y la leyenda ascendía a mito. No sólo en la canasta española, sino también en la europea y, palabras mayores, la mundial.

Dicen que hay que saber cuándo retirarse. Por eso, el hijo pródigo del deporte de la pelota naranja en España tenía muy claro cómo no hacerlo: sin jugar, vencido por una lesión que le mantuvo dos años fuera de las canchas. Tampoco cabían incógnitas con la forma más apropiada de despedirse, triunfador, de un pedazo tan importante de su vida. Primero, volver a casa, al Barça. Después, colgar la camiseta de la selección española a lo grande: en unos Juegos Olímpicos. Los quintos, para darle todavía mayor empaque a un desafío que, sí o sí, iba a existir.

Pau Gasol en un amistoso reciente contra Francia / FEB

Aun así, mucho antes de optar a subir al podio de Tokio 2020 en ese Saitama Super Arena donde ya levantó el Mundial de 2006, Gasol tuvo que luchar más que nunca por mantenerse firme en sus convicciones deportivas. Y, a pesar de la incertidumbre generalizada, casi todos veían posible un retorno con honores.

“Es Pau Gasol. No estamos hablando de alguien que no haya jugado nunca al baloncesto. La clave era que estuviera bien. Todos teníamos la duda, hasta él: ‘Podré estar al cien por cien, ¿no?’. Pero por supuesto que yo sabía que iba a poder aportar. En cosas que no iban a tener otros. Es diferente a los demás, porque tiene un talento diferente, sabe de qué va esto y eso se nota”, afirma José Manuel Calderón, compañero de Pau en tantas batallas y éxitos con el combinado nacional.

La periodista Pilar Casado (COPE) sigue la misma dinámica: “Hubo meses en los que lo veíamos medio negro todos. Pero yo sabía que si había una oportunidad, volvería. Y que si volvía es porque realmente podía hacerlo. Porque para medias tintas o dar marcha atrás e irse otra vez, creo que no. En el momento en el que dio el paso adelante, tenía clarísimo que se podía hacer”. Y se hizo. Vaya que sí.

“Todos teníamos la duda, hasta él. pero yo sabía que iba a poder aportar”

José Manuel Calderón, exjugador y leyenda del baloncesto español

La reaparición soñada

Una vez que Gasol pisó de nuevo una cancha en partido oficial, cualquier atisbo de duda a su respecto cayó en el olvido. Más si cabe con el paso de los minutos (en dosis pequeñas pero matonas) y los encuentros, con unos playoffs de la ACB de récord para Pau a sus entonces 40 años, que ya son 41: 11,7 puntos, 5,9 rebotes, 0,9 asistencias, 0,9 tapones y 18,1 de valoración en 16 minutos de media como contribución para teñir la Liga de azulgrana. Sólo faltó la Euroliga (el Barça, no obstante, fue el subcampeón de Europa) para redondear una ecuación perfecta al 99,9%, que amenaza con mantener su eficacia de la mano de La Familia en el país del sol naciente.

“Ha sido una vuelta muy bien programada. Se ha sabido dosificar de una manera muy inteligente toda su progresión para que no tuviera ningún tipo de recaída. Se ha conseguido que pueda jugar menos minutos que hace cinco años, pero minutos de muchísima calidad, intensidad y productividad. Se le ve con un grado de movilidad muy alto, una intensidad parecida a la que podía tener hace unos años y, sobre todo, suple lo que le pueda faltar con esa inteligencia que siempre ha tenido jugando”, asevera Nacho Coque, preparador físico de la selección absoluta masculina entre 2005 y 2018.

Cuando le tienes en tu equipo, es una ventaja competitiva. Es como ponerte de espectador, de comepipas. Yo me pongo a jugar y voy a disfrutar de lo que tengo aquí. Para un entrenador, es una absoluta gozada poder estar disfrutando de él en un campo. Cuando le tienes enfrente, hay una doble sensibilidad. Por un lado, disfrutas, porque en el campo te gusta estar siempre (enfrente o a favor) con los mejores. Pero le sufres. Cuando tienes a uno de los mejores enfrente, tienes que saber pararle, controlarle… Cada canasta que te mete, te duele. Y tiene facilidad para repartir y para anotar. Incluso hasta para defender, aunque sólo sea por buena colocación (por esa envergadura que tiene) y por el esfuerzo que ha puesto desde que volvió”, aporta Jota Cuspinera, entrenador de Estudiantes, para arrojar aún más luz sobre el regreso con (buena) nota de Gasol.

Se ha conseguido que pueda jugar menos minutos que hace cinco años, pero minutos de muchísima calidad, intensidad y productividad

Nacho Coque, preparador físico de la selección española de baloncesto entre 2005 y 2018

La sensación de que Pau nunca se fue ha calado hondo. “Aporta saber estar y sacar ventajas. Siempre te ayuda. No sólo a ti, es como una ayuda mutua: pones a la defensa en un problema. Eso es lo que hace que uno u otro saque ventaja. Porque tienes que respetar su rol, su tiro… Son muchas lecturas las que tienes que hacer defensivamente. E intentar tomar la que sea la mejor decisión para ti”, explica, con conocimiento de causa, Calderón. “Hay cosas que tiene que no las va a perder porque tenga 41: esa visión de juego en el poste. De cabeza y en cuanto a situaciones emocionales, sigue siendo diferencial. En la competitividad y ambición que tiene, también”, añade Pilar Casado.

Pau Gasol: la versatilidad hecha jugador de baloncesto / FEB

“Vi todos los partidos de los playoffs de la ACB y cada día estaba mejor. Yo creo que el primer sorprendido del nivel que ha conseguido es él”, confiesa, como portavoz de la grada, Pérez Palomo. También los árbitros han disfrutado, a su manera, con la situación. Y si no, lean a Antonio Conde, que también nos representará en Tokio en calidad de colegiado: “En cualquier encuentro, hay un montón de jugadores con grandes recursos. Jugadores con unas características diferentes al resto, cualidades especiales. En la pista, las desarrollan intentando sacar ventaja del contrario. Arbitrar esas situaciones siempre es un reto motivante. Algo que te ayuda también a mantenerte al máximo nivel. Siempre, continuamente, alerta. Pau nos pone en situaciones complicadas para arbitrar. Juego rápido, inteligente… Es algo que te gusta afrontar. Y buscar soluciones”.

¿Qué esperar del Pau olímpico?

Los precedentes en cuanto a la temporada de clubes no pueden ser mejores para Gasol de cara a afrontar un nuevo torneo olímpico de baloncesto. Idénticas buenas garantías aporta su forma de prepararse para cualquier gran evento que se precie con la camiseta de España. Habla Nacho Coque: “Siempre ha llegado en muy buenas condiciones a la selección, con muy buena predisposición al trabajo. Nunca fuera de peso o en mal estado. Destacaría el gran conocimiento que tiene de su propio cuerpo. Siempre ha sabido explotar el conocimiento de las fases del juego, cómo llegar bien a un campeonato (dosificándose muy bien cuando venía de temporadas muy exigentes en la NBA para no lesionarse), llegar bien al momento importante de la competición. Eso es algo muy valorable. Siempre que hemos llegado a una competición importante y a un punto importante de la misma, Pau siempre estaba ahí en el mejor estado de forma posible. Eso era gracias a su actitud y al conocimiento que tiene del cuerpo y de cómo funciona el baloncesto de alta competición”.

Por todo lo anterior, el que fuera responsable de la preparación física de la selección no puede tener una confianza más plena en Pau con vistas a los próximos días: “Lo único que le hace falta es seguir recibiendo estímulos competitivos. Si le respetan las lesiones, solamente con el hecho de poder entrenar con la selección y de poder jugar los partidos amistosos y todo lo que venga al principio de la competición va a llegar perfecto a los partidos importantes”. 

Desde la banda, Jota Cuspinera tampoco escatima en claridad: “Estoy convencido de que todavía puede cambiar planteamientos del entrenador rival. Es que es diferencial. Hace cosas que otros no hacen. Es un foco de atención absolutamente tremendo. De alguna manera, condiciona al equipo rival. Al final, te preocupan todos los focos. Y Pau Gasol es un foco añadido. Y un foco distinto. Un jugador de 2,17 que controla muchas cosas”. De hecho, el técnico estudiantil (que llegó a trabajar con Gasol en la selección como ayudante de Pepu Hernández) considera que los puntos fuertes que no han dejado de acompañar a Pau son tan valiosos como para restar importancia a sus posibles flaquezas. 

“Poder estar disfrutando de un jugador de este nivel con 41 años a mí me parece una auténtica pasada: su entendimiento del juego, su saber estar en la cancha, su posicionamiento, sus finalizaciones, su temple para jugar…”, se sincera Cuspinera.  Aunque, como bien ejemplifica más tarde, la dimensión de Pau Gasol va mucho más allá de lo que sucede en la pista: “Cuando le cambia el entrenador, ni una sola mala cara. Cuando está en el banquillo, está animando a sus compañeros. Cuando hay un tiempo muerto, viene a aconsejar a alguien. Siempre con una sonrisa o un buen gesto. Eso es impagable. Lo está viviendo con la ilusión de un chaval, pero con la experiencia de un veterano, ayudando a los demás”.

Gasol es un ejemplo inmejorable para los grandes exponentes de las nuevas generaciones, como Usman Garuba / FEB

Pilar Casado apunta otra posible fortaleza de este Pau: “Ha estado parado, ha dejado de maltratar su cuerpo, durante casi dos años. Probablemente, ha podido alargar la carrera seis meses, siete o diez. Eso le permite un poquito más de juventud, entre comillas”. Y Calderón da la asistencia perfecta para el alley-oop que nos permite comprender por qué Gasol, a buen seguro, tampoco defraudará en Japón: “Es un ejemplo de superación, de querer seguir creyendo en ti e intentar volver y llegar”.

“Todavía puede cambiar planteamientos del entrenador rival. Es diferencial, hace cosas que otros no hacen”

Jota Cuspinera, entrenador de Estudiantes

Quién pudiera tener sus 41

Ver a un deportista, de cualquier modalidad, en plena segunda juventud superados los 40 (con matices, pero, de alguna manera, en liza) es una rara avis. Lo cual no quita para que el fenómeno pueda darse. En lo que al baloncesto respecta, hay dos ejemplos claros, en nuestros días, de que la longevidad puede extenderse en el tiempo mucho más de lo preestablecido. Ambos pertenecen a la misma generación (la del 80) y competirán en tierras niponas: Luis Scola y Pau Gasol.

Nacho Coque se atreve a desgranar la receta que explica el caso del español. “Primero, tienes que ser muy bueno: si no tienes una calidad extraordinaria, es difícil que llegues a esos años con ese nivel. Y luego, cuidarte durante toda tu carrera. Creo que eso lo ha hecho muy bien. Siempre ha tenido gente de muchísima confianza que le ha acompañado a lo largo de toda su trayectoria. Siempre ha estado trabajando y se ha estado cuidando. Ha invertido mucho tiempo y dinero para poderse cuidar. Eso, a la larga, se nota. No haber tenido lesiones gravísimas (que son muchas veces las que te apartan de la competición) también tiene que ver con eso: la inversión en el cuidado del cuerpo, la preparación física a nivel preventivo (eso Pau lo ha cuidado muchísimo)… Sumando todas esas fórmulas, da como resultado poderse mantener en ese nivel con los años que tiene”, cuenta el también coordinador del Área Física de la Federación Española de Baloncesto (FEB).

Pau Gasol y Rudy Fernández serán olímpicos por quinta vez este verano / FEB

Si la vida sigue (más o menos) igual a los 20 que a los 41, ¿papelón para el técnico de turno? Responde Jota Cuspinera: “Un entrenador no está mirando el DNI. Está mirando el rendimiento. Ocurre cuando un chaval de 17 años está aporreando la puerta en los entrenamientos para entrar en el equipo y con un jugador de 41. Lo que nos dice la cabeza es que con 41 probablemente ya tendría que estar retirado. Pero si resulta que su rendimiento está siendo igual de bueno que cinco años antes, dices ‘¿Por qué no le voy a tener?’. O que el rendimiento comparado con los compañeros que tiene está al mismo nivel o en ese nivel tope. Pues como si tiene 45. No es un tema de edad. Es un tema de cuánto está rindiendo, aportando, en la cancha. Los entrenadores tenemos más miedo para fichar, cuando alguien tiene esas edades, que para, una vez dentro del equipo, ponerles cuando demuestran que están a ese nivel”.

¿Conclusión? Si el talento no ha dejado de acompañar, lo raro sería dejar de apostar por él. “Todo el mundo nos vamos adaptando a formas de jugar un poco diferentes. Pierdes en algunas facetas de tu juego, ganas en otras, vas buscando dónde te encuentras más cómodo y puedes colaborar y ayudar más… Por supuesto que no es el Pau Gasol de hace diez años, pero es lo normal en un deportista. Eres diferente. Ni más una cosa ni más otra”, considera Calderón. Eso sí: su amigo será diferente, pero a la vez, como todos coinciden, es diferencial.

La incógnita del último baile

Una vez visto y celebrado que Pau Gasol ha vuelto a competir, y sin desentonar, todo el mundo se hace la misma pregunta: después de Tokio, ¿qué? Una cuestión que no deja de flotar en el ambiente y para la que no hay una respuesta única.

Primero, nos puede (porque Pau se lo ha ganado) el egoísmo. “Se merece un año paseándose por Europa, con ovación tras ovación. Si le aplaudieron en el Wizink, imagínate lo que podría ser en el resto de sitios”, cree Javier Pérez Palomo. Para Pilar Casado, “si hubiéramos estado en una época normal, se podrían haber vendido tres Palaus o Palacios de entradas”. “La dimensión de Pau te la da el que el aficionado del eterno rival, con el que se llevan a matar, se levanta y le aplaude. Hay muy pocos deportistas a los que les pase”, completa.

Después, todos somos conscientes de que lo que nosotros queramos sobre el futuro de Pau Gasol va después de lo más importante: lo que quiera él. “A ver cómo acaba con los Juegos, cuál es el resultado tanto personal como colectivo. Y tomará la mejor decisión para él, como lleva tomando todo este tiempo. Sinceramente, yo no quiero ni pensar en eso. Sino sólo en verle, disfrutar de estos partidos. A partir de ahí, veremos qué es lo que pasa”, dice Calderón para aportar un poco de pausa al asunto.

Si la evolución de aquí a que terminen los Juegos sigue siendo buena, físicamente le respeta, no tiene ninguna vuelta atrás e incluso se puede ir incrementando la carga de partidos y minutos, yo seguiría. Ahora, entiendo que terminen los Juegos, 41 años, tienes familia, venimos de una época muy difícil… A lo mejor, coge y dice ‘Me lo he pasado muy bien, han sido veintitantos años maravillosos, lo he ganado todo, he estado en cinco Juegos Olímpicos… Me voy a dedicar a cuidar a mi hija, a mis proyectos, a mi fundación…’. Yo no lo descarto”, reflexiona de nuevo Pilar Casado.

No es una decisión fácil de sopesar en la balanza. Y menos cuando el cuerpo te da más señales positivas de las que posiblemente esperabas. “Tengo claro que podría jugar, por lo menos, un año más seguro. Las lesiones son las que marcarían un poco la continuidad. Creo que siempre un deportista debe ir año a año, y más a partir de los 34-35 años: cuando ya tienes una determinada edad, el visionar una carrera más allá de temporada a temporada se antoja siempre un poco pretencioso. De momento, ver si podría o querría jugar el año que viene y luego, año a año, ver cómo se va comportando el cuerpo y si este puede mantener la exigencia de la alta competición. Que, verdaderamente, es complicado”, responde Nacho Coque.

A pesar de todo, no se puede descartar que los últimos partidos de la carrera de Pau Gasol sean en suelo japonés. El porqué nos lo trae Pilar Casado. “Cuando un tipo como él ha llegado a donde ha llegado en el deporte durante tantísimos años… Lo tiene todo. Pau no se va a arrastrar, no va a prolongar su carrera más de lo que él quiera. Supongo que a nadie le amarga un dulce: despedirse en una ACB en la que te aplaudan todos los fines de semana. Ya, pero es que también es jugar la Euroliga, meterte otra vez 80 y tantos partidos en una temporada. Igual no quiere, y seguro que no lo necesita. Como tiene tan asumida la retirada y se ha preparado en todos los sentidos (mental, física, laboralmente)… Es una decisión complicada. Por la exigencia de una temporada normal y porque su vuelta cada vez genera menos interrogantes. Porque lo está haciendo a un buen nivel. Luego lo siguiente es empezar a exigir. La gente no tiene memoria. No creo que Pau tenga necesidad de eso”, cierra el debate la periodista de COPE.

¿Se repetirá este duelo entre Kevin Durant y Pau Gasol en la final olímpica de Tokio? / FEB

Una vez que la retirada sea efectiva, nadie duda de que a Gasol le irá bien. Sea cual sea el futuro que le contemple. “Creo que tiene esa madera de liderazgo para poder entrenar: es un muy buen entendedor del juego, tiene ese carácter que seguro que llega a los jugadores si les tuviese bajo su mando… Pero lo de entrenar es muy distinto a jugar: él tiene que tener esa chispa por querer entrenar. Eso depende mucho de él”, manifiesta Jota Cuspinera sobre un posible futuro de Pau como entrenador.

“lo siguiente es empezar a exigir. La gente no tiene memoria. No creo que Pau tenga necesidad de eso”

Pilar Casado, periodista de COPE

“Conociéndole, podrá hacer lo que quiera. Tiene don para la gente, es superinteligente, quiere ayudar a crear una sociedad mejor… Seguro que puede sacar adelante cualquiera de las decisiones que tome”, confía Calderón, que tuvo que dar, no hace tanto, el mismo paso que afrontará uno de sus hermanos de pista. ¿Y saben una cosa? La vida sigue, y bien.

Eterna gratitud

Suceda cuando suceda esa despedida, es de dominio público que Pau Gasol permanecerá muy vivo en el imaginario colectivo de los españoles. Con un agradecimiento extremo de por medio. “Para nosotros, siempre ha sido un líder. Ha sido el mejor jugador de España, eso está clarísimo. Aparte de que es un superamigo, es un ejemplo para muchos de nosotros. Hemos tenido la suerte de compartir muchísimos momentos con él. Ha sido la primera persona que ha ido abriendo puertas en muchas ocasiones”, se arranca Calderón con los elogios.

Todos los entrenadores hemos aprendido de cosas que hemos visto de Pau. De su juego, de su perspectiva, de lo que hacía en una cancha. Ha sido un jugador distinto, que ha marcado una época y la sigue marcando. Los entrenadores nos fijamos mucho en las cosas que hacen los jugadores diferenciales. Ya no sólo en su talento, sino en ese carácter ganador desde cierta tranquilidad. El baloncesto evoluciona cuando aparece un jugador diferencial que lo hace evolucionar. Solemos evolucionar más con cosas que introducen jugadores diferenciales, que otros no habían hecho antes. La propia versatilidad de Pau, el hecho de que es un jugador total, hace evolucionar el juego. Los entrenadores aprendemos cuando aparecen jugadores de este estilo”, es la aportación de Jota Cuspinera.

Pilar Casado no quiere quedarse corta: “El baloncesto español será más triste. Con Pau, se nos van 20 años de un jugador maravilloso. Si pudiéramos clonarlos, habría que clonarlos. Vienen muchos jugadores, y a lo mejor un buen día encontramos a uno que lo haga mejor o que sea mejor que Pau. Pero la frase es más triste, más huérfano y peor, probablemente. No sé cuántas décadas vamos a tardar en tener a un jugador como este. Es de esos casos irrepetibles. Él tiró abajo una puerta que no siempre se tiró abajo. Y él lo hizo”.

Sin embargo, la complacencia, a pesar de todo lo logrado, no puede ni debe ser una opción. “Le vamos a echar de menos, pero luego siempre aparecen otros jugadores. Cada jugador histórico es irremplazable por lo que ha supuesto, por lo que ha hecho y por sus propias características. Pero luego aparecen otros jugadores irremplazables”, quiere recalcar Cuspinera antes de despedirse.

La visión de Nacho Coque es parecida: “El baloncesto español seguirá pensando en Pau Gasol, pero debe seguir avanzando. Será un referente en cuanto a cómo hacer las cosas, a qué nivel puede llegar un jugador español saliendo de un club de cantera español… Lo bonito es poderle tener como maestro. Si se dedica a poder dejar su impronta en la gente que está empezando, ayudará mucho a los deportistas y al baloncesto. Ojalá los jóvenes del baloncesto español se dejen inspirar por gente como Pau Gasol”.

Lo bonito es poderle tener como maestro. ojalá los jóvenes del baloncesto español se dejen inspirar por gente como pau gasoL”

Nacho Coque

La buena noticia es que ya lo están haciendo, como pone en valor José Manuel Calderón. “Lo bueno que creo que hemos dejado tanto Pau como todos los de esta generación es un legado superimportante de cómo jugar como equipo. Todos esos valores que hemos creado y van a seguir. Unos momentos mejor, otros peor, pero lo que se ha dejado es la forma de competir, el mensaje que mandamos como equipo. Pau tiene mucho que ver en eso”, sentencia.

El baloncesto español nunca le negará una enorme ovación a su mayor estandarte / FEB

Otros se fueron antes que Pau Gasol. Y otros lo harán después. No obstante, entiendan la nostalgia y el duelo que vendrán. También el aplauso que lleva sin cesar desde abril (y que dure). Aunque el sol tenga que volver a salir a la fuerza en el baloncesto y en el deporte español, no todos los días se nos va, como definió certero Andrés Montes, un extraterrestre

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