Las vacunas para escolares, tan convincentes como el resto para padres y menores
Así es un día normal de vacunación en Andalucía para el grupo de edad de entre 12 y 14 años, al que se empezó a vacunar la pasada semana
Así es un día normal de vacunación en Andalucía para el grupo de edad de entre 12 y 14 años, al que se empezó a vacunar la pasada semana
La vacunación contra la covid-19 de escolares entre los 12 y 14 años, que empezó en Andalucía la pasada semana, no está generando dudas ni entre padres y madres y ni entre los menores, que acuden a los centros de administración con mayor orden y menos porcentaje de citas fallidas que otros grupos de edad, aunque, también, con algo más de miedo.
Chari, que pasó la enfermedad junto a su marido y su hija mayor, acompaña a su hijo Álvaro, de 12 años, en el Centro Cívico Norte, una instalación del Ayuntamiento de Córdoba cuya sala de lectura está habilitada como centro de vacunación.
Álvaro, sentado en la silla en la que debe esperar entre diez y quince minutos tras la administración de la primera dosis de Pfizer hasta comprobar que no sufre ninguna reacción, ya ha perdido la gasa que le dio la enfermera para presionar el punto del pinchazo en su brazo derecho.
A su madre le da igual que le hayan puesto Pfizer o cualquier otra. «Ni preguntamos», dice a Efe mientras acompaña a su hijo de pie (no hay asientos para acompañantes), porque «considero que hay que poner todas las vacunas, al igual que cuando pequeñitos todas las vacunas son pocas, hay que ponérselas todas, aparte de que es lo que te recomiendan los profesionales».
Igual que no ha preguntado el laboratorio de la vacuna que le han puesto a su hijo (un cartel informa con claridad que es Pfizer), «nunca se me ha ocurrido preguntar a un médico cuál es la vacuna del sarampión», ni lo hará cuando dentro de trece días le administren la única dosis que le corresponde a los seis meses de haber pasado la enfermedad.
Para la cita de hoy, le llamaron del centro de salud y «la verdad que fue muy rápido», lo que le supone un alivio después de sufrir en febrero la enfermedad toda la unidad familiar excepto Álvaro, que padece asma, por lo que «daba un poquito más de miedo de lo que lo pillara».
La sala de reposo se encuentra en el distribuidor de la planta baja del Centro Cívico. A unos metros de Chari y Álvaro se encuentran Victoria y Vicky, también de 12 años, que tampoco mostraron duda con la vacuna.
«Nunca he tenido duda, pensaba que era importante, que era un acto solidario para todos, para ellos y para el resto», señala a Efe, aportando un matiz humanitario que enfatiza al afirmar que «cierto es que hay muchos países que deberían tener la vacuna antes, por ejemplo, que nuestra tercera dosis, que dicen que nos la van a poner en septiembre».
Sin ningún caso cercano de covid-19, reconoce que pensaba que la vacuna para su hija «iba a tardar mucho más, pero me parece que es un paso importantísimo y que tenemos que estar supercontentos».
Vicky, de 12 años, nunca ha manifestado ninguna incertidumbre, «hemos hablado mucho con ella, le hemos dicho la importancia que tiene la vacuna, que los científicos y los estudios están para eso y que hay que confiar en la ciencia», cuenta su madre.
Tampoco Anabel ha mostrado vacilación. «En ningún momento, en absoluto, somos pro vacunas total, incluso las infantiles, todas las que se tienen que poner», dice a Efe mientras acompaña a Hugo, para el que cerró cita el primer día disponible a través de internet.
También sin ningún caso de covid en su entorno, sí ha vivido alguna zozobra, «aquello que te levantas con fiebre, te haces la prueba, sale negativa y nada más».
Hugo, asegura Anabel, «tenía interés en empezar el cole con toda la pauta completa y no tenía duda ninguna, incluso cuando le llamaron ahora le dio mucha alegría porque dijo que así se vacunaba el 31 y cuando empiece el 15 (de septiembre) ya lleva toda la vacunación completa e incluso la carencia de después de la segunda dosis y él, encantado».
Belén Abad, la enfermera responsable del dispositivo de vacunación del Servicio Andaluz de Salud (SAS) en el Centro Cívico Norte, refiere que los menores «vienen con un poquito más de miedo», pero que «respetan más el turno» que otros grupos de edad.
Respetan el día de vacunación, «por lo que estamos viendo que está siendo mejor que en edades más avanzadas» y hay menos ausencias sobre las citas concertadas, diez o quince sobre trescientas diarias.
Los menores no suelen hacer comentarios al recibir la dosis, indica la enfermera, «se vacunan porque se lo han dicho sus padres», aunque algunos sí dicen que tenían ganas ya ser vacunados.
Fuente: Álvaro Vega (EFE)