Prisiones ha trasladado a 14.089 reclusos en lo que va de año
Se trata de una media de 66 reclusos al día
Se trata de una media de 66 reclusos al día
En los siete primeros meses del año Prisiones ha gestionado el traslado de 14.089 reclusos, es decir, una media de 66 al día. La mayoría de conducciones son para cumplir condena en una cárcel distinta a la del ingreso, pero también para comparecer en un juicio, ir a un hospital o cambiar de prisión por haber protagonizado incidentes graves.
Los datos dan cuenta de la carga de trabajo diaria de Instituciones Penitenciarias que, además, dicta más de 50.000 resoluciones al año (solo en el primer semestre la cifra es de 26.856) referidas a la materia de clasificación de los presos (primer, segundo o tercer grado) y su destino.
A estas cifras podrían añadirse otras también abultadas, como las de la Guardia Civil, el cuerpo encargado de las conducciones de presos que, según datos facilitados a Efe por el instituto armado, solo en 2019 (los datos de 2020 son menos significativos por la pandemia) realizó 52.977 entre cárceles o con destino u origen a juzgados o centros sanitarios.
Unas conducciones en las que se vieron implicados 146.757 internos, lo que sitúa la media diaria en 145 traslados y 374 presos.
Lourdes Gil es la coordinadora de Tratamiento y Gestión Penitenciaria de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. En su despacho se ordenan las carpetas con los expedientes de los internos que cambian de centro, que necesitan permisos extraordinarios, que progresan de grado o que, incluso, se examinan por la UNED.
En una entrevista con Efe Gil explica el trabajo que se lleva a cabo desde los servicios centrales, que completa el que día a día realizan las juntas de tratamientos de los distintos centros penitenciarios dependientes de la administración central, donde hay recluidos unos 48.000 presos, de los que 44.640 son hombres y el resto mujeres.
Y deja clara una cosa: detrás de cada expediente hay una persona y cada decisión que se tome va a afectar a su vida. Por eso, cada caso «se analiza con mucho cuidado y atención».
LOS PERMISOS EXTRAORDINARIOS
Desde el despacho de Gil se tramitan los permisos extraordinarios que suponen, además, un cambio de provincia.
Son traslados que hay resolver en horas, porque generalmente son por fallecimiento de algún familiar directo o enfermedad grave o por nacimientos, por ejemplo.
En lo más duro de la pandemia, lamenta Gil, se tuvieron que restringir los permisos, también los extraordinarios, y se puso a disposición del interno las videollamadas. Porque «si la pérdida de un ser querido es dura para el que está en libertad, lo es más aún para un recluso», añade la coordinadora.
LAS SALIDAS PROGRAMADAS
También los servicios generales tienen que dar el visto bueno a las salidas programadas, como las destinadas a internos que participan en programas concretos como el de atención integral al enfermo mental (PAIEM) o las que tienen por finalidad favorecer y acompañar en los primeros contactos con la sociedad.
Por eso salen acompañados de profesionales para realizar actividades como visitar un museo o un parque e, incluso, aprender a sacar un billete de autobús, dinero de un cajero o pedir una cita médica.
Porque como dice Gil, hay internos con largas condenas que se distancian tanto de la sociedad que llegan a perder el sentimiento de pertenencia a ella.
Solo en 2018 un total de 65 centros realizaron 2.040 salidas de este tipo, de las que se beneficiaron 3.374 presos. El pasado año con la pandemia fueron 51 centros, 560 salidas y 1.350 reclusos. Las cifras en este ejercicio son bajas, de momento, con 140 internos en el primer semestre.
LOS TRASLADOS
Desde el 1 de enero de este año y hasta el 1 de agosto se han producido 12.809 traslados de internos varones, de los que 3.928 fue por medios propios, ya que se encontraban en tercer grado o semilibertad. El resto precisó la conducción por parte de las fuerzas de seguridad.
Algo más de la mitad (51 %) fueron por razones de clasificación, es decir, a los dos meses de recibir el testimonio de sentencia en el centro penitenciario, la Junta de Tratamiento clasifica al preso y le asigna un centro, preferentemente el más próximo a su arraigo, aunque no siempre es posible.
Dentro de ese porcentaje también se incluyen los traslados a petición del recluso para trabajar en otros centros donde hay una actividad laboral de su preferencia.
Un 26,7% de los traslados de hombres es por causas judiciales, un 13 % por reingreso (cuando tienen que volver a su centro de origen después de que acabe el juicio, por ejemplo), un 7 % por razones regimentales (incidentes graves) y el resto por razones médicas o por permisos extraordinaros.
En el caso de las mujeres presas, los porcentajes de los principales motivos de traslado son similares a los de los hombres, aunque la cuarta posición, con un 10 % del total, la ocupan las razones médicas.
También es más alto el porcentaje de mujeres que de hombres que se trasladan por razones regimentales.
«EL TRASLADO ES ALGO MUY DURO PARA EL INTERNO»
Así lo asegura Gil. Y es un traslado es «un proceso largo, tedioso e incómodo», por los propios autobuses donde son conducidos, las distancias y las paradas en las llamadas «prisiones de tránsito».
Por eso, a Instituciones Penitenciarias le gustaría que aumentaran las comparecencias judiciales por videoconferencia, que «facilita» la vida al interno.
Gil cuenta cómo también se las ha facilitado el acuerdo con la UNED durante la pandemia para que estableciera tribunales de examen en todos los centros donde hay presos matriculados. Los gestores de formación dirigidos por el personal de la UNED han ejercido de tribunal.
Han sido estos los que les han examinado en la propia cárcel y, curiosamente, se han presentado más alumnos que en otras ocasiones.
En años anteriores tenían que trasladarse y muchos de los matriculados no se presentaban porque les suponía estar en otro centro uno o dos meses, acostumbrarse a otra celda, a otra realidad e, incluso, perder su trabajo en la cárcel.