Mohammad Hasan Akhund dirigirá el nuevo Gobierno talibán de Afganistán. Así lo ha anunciado un portavoz del grupo extremista, Zabihullah Mujahid, en una rueda de prensa en Kabul. Mientras, el cofundador de los talibanes Abdul Ghani Baradar será número 2 del nuevo Ejecutivo en el país, ha informado la misma fuente.
Por qué es importante: los talibanes han conseguido volver a establecer un Gobierno en Aftanistán 20 años después de su expulsión en 2001 por parte de una coalición encabezada por Estados Unidos. Poco después de la retirada de Washington del país, los talibanes se han vuelto a hacer con el control del país. En el nuevo Gobierno, han anunciado los talibanes, no habrá mujeres y todos los miembros pertenecen a la formación islamista. «El Gobierno no está completo», ha precisado el portavoz. «Intentaremos incorporar a gente de otras regiones del país».
Mohammad Hasan Akhund, próximo al mulá Omar —fundador del movimiento—, consolida así su poder pese a las manifestaciones contra el régimen, que se han saldado por primera vez con muertos. Por su parte, el mulá Yaqub, hijo del mulá Omar, será ministro de Defensa y Sirajuddin Haqqani, líder de la red que lleva su nombre y número dos de los talibanes, estará al cargo de la cartera de Interior.
Los nombramientos se producen después de que los talibanes dispersaran una protesta, este martes por la mañana en Kabul, con disparos al aire. Los manifestantes denunciaban la violenta represión del régimen en el valle del Panshir, donde se encuentra el último reducto de resistencia contra el movimiento islamista. «Estas manifestaciones son ilegales hasta que las oficinas del Gobierno no estén abiertas y se hayan proclamado las leyes», ha dicho Mujahid, que ha pedido «a los medios que no cubran» esos eventos.
En otras ciudades del país también se han celebrado protestas contra el régimen, como en Mazar-i-Sharif o en Herat, donde este martes dos personas han muerto y ocho han resultado heridas por disparos al margen de una manifestación. Además de la situación en el Panshir, los manifestantes de Kabul también querían denunciar la injerencia de Pakistán, muy cercano a los talibanes.
«Estamos cansadas»
«Las mujeres afganas quieren que su país sea libre. Quieren que su país se reconstruya. Estamos cansadas», ha dicho Sarah Fahim, precisamente frente a la embajada de Pakistán. «Queremos que nuestro pueblo tenga una vida normal. ¿Cuánto tiempo tendremos que vivir en esta situación?», se pregunta esta joven de 25 años. Los talibanes se han comprometido a respetar los derechos de las mujeres, pisoteados durante su primer mandato, de 1996 a 2001. Pero, de momento, sus promesas no acaban de convencer.
La rebelión en el Panshir está liderada por el Frente Nacional de Resistencia (FNR), cuyo jefe es Ahmad Masud, hijo del célebre comandante Ahmed Shah Masud, asesinado por Al Qaeda en 2001. Tras la proclamación del la victoria en el Panshir, Zabihullah Mujahid advirtió el lunes de que «cualquiera que intente crear una rebelión será duramente reprimido». Aún así, el FNR replicó que todavía retenía «posiciones estratégicas» en la zona y Ahmad Masud llamó a un levantamiento de la población.
Blinken en Catar
Durante su visita a Catar, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha asegurado que las nuevas autoridades en Kabul prometieron que «dejarán que las personas con los documentos necesarios para viajar salgan libremente» del país. «La comunidad internacional espera que los talibanes respeten este compromiso», ha añadido el jefe de la diplomacia, acompañado del secretario de Defensa, Lloyd Austin.
La Administración de Joe Biden es objeto de presiones, después de que varias informaciones apuntaran que centenares de personas —algunas estadounidenses— están bloqueadas en el aeropuerto de Mazar-i-Sharif, en el norte del país.