Los aeropuertos españoles contarán con un servicio de asistencia para autistas y enfermos neurológicos
Apoyar la inclusión de pasajeros con necesidades especiales, sobre todo, la de aquellos que tienen problemas que no se observan a simple vista. Esa fue la motivación que llevó a la Asociación Autismo Málaga a desarrollar en el aeropuerto de esa ciudad un proyecto para atender a viajeros con trastornos del espectro autista, Alzheimer y otras enfermedades neurológicas. El éxito de este servicio de información y asistencia hizo que otros aeródromos españoles copiaran el modelo. Aena lo implantará en todas sus instalaciones en los próximos meses.
Aeropuertos sin barreras, el servicio de asistencia para personas con movilidad reducida se puso en marcha en 2008. El año pasado, y pese a las restricciones de movilidad, el programa estuvo operativo todo el año y atendió a 521.000 personas (1,9 millones en 2019, antes de la pandemia). Hace solo unas semanas, Aena, la empresa pública que gestiona los aeropuertos españoles, adjudicó este servicio que ayuda a los viajeros de 12 aeródromos por un montante superior a los 202 millones de euros. Las empresas Multiservicios Aeroportuarios y Sagital serán las encargadas de ofrecer la asistencia durante los próximos cuatro años, prorrogables uno más. Sin embargo, estos espacios no cuentan solo con obstáculos físicos.
Un trabajador del Aeropuerto de Málaga con un hijo autista dio hace años la voz de alarma. Advirtió de las dificultades que encuentran estas personas y sus familiares a la hora de viajar, sobre todo en avión, ya que los aeródromos son auténticas urbes incrustadas en la ciudad. Se dio cuenta de que las informaciones para estos viajeros son confusas y de que existen multitud de elementos que pueden desorientarles o causarles alteraciones, así que comunicó sus sensaciones a la Asociación Autismo Málaga, que se puso a trabajar en un plan de actuación.
Instalación de pictogramas
El proyecto Rompiendo barreras comenzó a desarrollarse en el aeropuerto de la capital de la Costa del Sol en 2018 gracias a una serie de medidas y procedimientos para este tipo de pasajeros. El objetivo era convertir la infraestructura en un espacio inclusivo y facilitar la autonomía de los viajeros. «Nos dimos cuenta de que era un problema de espacios y de esperas, así que elaboramos guiones sociales para facilitar la información, instalamos pictogramas por todo el espacio para ayudarles a ubicarse, formamos a los empleados y habilitamos una sala de espera específica, pintada en blanco y sin elementos que les pueda soliviantar», explica Verónica Torreblanca, directora de la Asociación Autismo Málaga.
Los pictogramas suponen un importante apoyo visual para los usuarios TEA, aquellos con trastornos del espectro autista, ya que les ayudan a identificar con sencillez y claridad los diferentes servicios disponibles en el espacio aeroportuario. «Hasta ahora, nosotros nos hemos encargado de todo. Resulta sencillo porque los pictogramas son meros papeles impresos que colocamos en diferentes zonas del aeropuerto», indica Torreblanca. Su organización también se ocupa de dar formación gratuita a los empleados del recinto y de recibir las solicitudes de asistencia. Luego informan al aeropuerto y ellos se encargan de que un trabajador recepcione al viajero con dificultades, al que acompañan en todo el proceso. El coste para Aena es cero.
Espacios pioneros
El programa también se desarrolla en los aeropuertos César Manrique de Lanzarote y en el de Tenerife Sur y en estos momentos está en proceso en el Adolfo Suárez-Madrid Barajas. «Queremos que el proyecto se extrapole a toda España. Si una persona toma un vuelo en Málaga puede beneficiarse del servicio, pero no hay nadie esperándole cuando llega a su destino», admite Torreblanca a THE OBJECTIVE. Una situación que cambiará en los próximos meses, ya que el Gobierno tiene decidido que todos los aeropuertos que gestiona incluyan este servicio. Será a través de un proceso escalonado, en el que cada instalación se adaptará según sus necesidades, aunque de momento no ha trascendido el montante que el Ejecutivo va a dedicar a esta operación.
El punto de partida es la moción que el grupo socialista registró en febrero instando al Gobierno a generalizar esta práctica, que cuenta con diversos reconocimientos. «Hay que apostar por la inclusión. Viajar no puede ser un privilegio», reconoce Estefanía Martín Palop, la senadora socialista que registró la propuesta. En su opinión, hay que incluir sin estigmatizar, por eso este proyecto es tan importante. «Debemos apostar por espacios públicos inclusivos. Para usar el servicio, basta con solicitarlo. Los viajeros con dificultades reciben una tarjeta blanca, que no discrimina, que no indica nada, pero todos los empleados del aeropuerto saben qué significa y están preparados para asistir al viajero».