El PSOE pretende extender a toda España la asignatura canaria de «educación emocional»
Canarias es la única comunidad autónoma que cuenta con una asignatura específica: hora y media semanal para los alumnos de primaria
Canarias es la única comunidad autónoma que cuenta con una asignatura específica de educación emocional. Los socialistas quieren extenderla al resto de España para contrarrestar los problemas de salud mental, que han aumentado exponencialmente durante la pandemia. Consideran que ambas cuestiones están relacionadas, por lo que ha presentado una iniciativa en el Congreso para incluir la educación emocional en todas las etapas educativas. Los expertos sostienen que conocer, comprender y controlar las emociones facilita la adaptación social y ayuda a mantener una buena salud mental.
La proposición no de Ley sobre salud mental y emocional en el sistema educativo ha sido registrada este lunes en la Cámara Baja. «Pretende paliar algunas de las situaciones que se han derivado como consecuencia de la pandemia y del encierro que han sufrido los estudiantes», indica una de las firmantes, la diputada Luz Martínez Seijo. Horas más tarde ha participado en un taller de salud mental organizado por su partido e impartido por el psiquiatra José Luis Pedreira y la enfermera Monserrat García Sastre.
En la exposición de motivos se afirma que «una buena salud mental es clave para el desarrollo educativo y un rendimiento académico óptimo». Según datos del Centro de Investigaciones Científicas (CIS), el 42% de la población española ha sufrido problemas de sueño desde que llegó el virus y se ha prescrito el doble de psicofármacos de lo habitual. Además, el 6,4% de los ciudadanos reconoce haber acudido a un profesional de la salud mental por algún tipo de síntoma, la mayoría por problemas de ansiedad y depresión.
«Nos encontramos en una situación crítica de aumento de la demanda. Los jóvenes son uno de los grupos de población que han visto más afectada su salud en este último año», insiste el texto. Un informe realizado por la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes revela que la salud mental es hoy la principal preocupación de la población estudiantil. Según los socialistas, cada vez es más frecuente encontrar en los centros educativos cuadros de estrés entre jóvenes y adolescentes. Un estrés que asocian al nivel de exigencia por alcanzar una nota alta que les garantice el acceso a la universidad. Pero también, para evitar una estigmatización debida al fracaso escolar.
Detectar problemas
La iniciativa reconoce la dificultad de detectar los síntomas relacionados con la salud mental, por lo que aboga por «establecer cauces y facilitar la comunicación» entre los estudiantes y sus profesores. Además, considera necesario reforzar las capacidades afectivas en los ámbitos educativos y que los docentes cuenten con herramientas adecuadas y horas lectivas para enseñar dichas habilidades. Por eso instan al Gobierno y a las comunidades autónomas a desarrollar las competencias emocionales de los profesores, a reforzar las plantillas de orientadores, psicólogos y educadores en los centros, a promover trabajos en red con entidades sociales vinculadas al ámbito de la salud mental y a potenciar la colaboración de escuelas e institutos con los centros de atención primaria para detectar problemas.
Unos problemas que han convertido al suicido en la primera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Para contrarrestarlo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el 9 de octubre un plan de acción dotado con 100 millones de euros que completa los trabajos que desarrolla el Ministerio de Sanidad con la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, aprobado en 2006. Una estrategia que tiene entre sus prioridades mejorar la salud mental en la infancia y en la adolescencia, por ejemplo, con la puesta en marcha de un teléfono de información durante 24 horas, gratuito y confidencial, que preste atención profesional y apoyo ante la conducta suicida. España apenas dedica un 4% de inversión sanitaria a la salud mental (la media europea es del 5,5%) y en la red pública solo hay seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, tres veces menos que en los países de nuestro entorno.
Los socialistas también demandan que se promueva la educación emocional en el currículo de todas las etapas educativas. La aprobación de la Ley Lomce de Educación en 2013 otorgó a las comunidades autónomas la posibilidad de incluir en sus programas académicos asignaturas de libre configuración. Canarias, con un gobierno de coalición entre Coalición Canaria y PSOE, decidió apostar por la educación emocional. La región lleva siete años impartiendo la asignatura Emocrea (Educación Emocional y para la creatividad). Lo hace en los cursos comprendidos entre primero y cuarto de primaria, a niños de entre seis y nueve años. La materia se reparte en dos sesiones de 45 minutos, lo que suma una hora y media a la semana. Se trata de una asignatura obligatoria que enseña a los alumnos a identificar sus estados de ánimo, a comunicar sus sentimientos y a empatizar con los demás niños. La aprobación resultó polémica porque se trataba de la sexta autonomía con mayor índice de abandono escolar y su implantación arañaba horas de clase a las asignaturas de Lengua y Matemáticas, por lo que se sublevó parte del profesorado.
«Es importante que se imparta en todo el país. Se ha probado que las asignaturas clásicas no son suficientes porque, con ellas, los niños no aprenden las destrezas necesarias para la vida. La OMS hace tiempo que incluyó estas habilidades», explica a THE OBJECTIVE la socióloga Lorena Crusellas, presidenta de la Asociación Prevenir. Ella es una de las pioneras en el campo de la educación emocional. Hace más de una década comenzó un novedoso método en Portugal que ha ido introduciendo poco a poco en España, primero en colegios canarios y luego en asturianos y andaluces. La psicóloga infantil Margarita Jiménez considera que exportar el modelo canario es positivo, aunque también será controvertido, pues algunos denunciarán que se aprovecha para introducir temas ideológicos. E insiste: «Es importante que se introduzca esta formación en valores. Antes, ese vacío lo cubría la educación religiosa, los padres en casa… Ahora los niños están desasistidos».