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Yolanda Díaz teme que PSOE y Podemos estén buscando 'trapos sucios' de su pasado

Fuentes cercanas a la ministra creen que socialistas y morados están analizando su etapa de concejal y diputada autonómica, además de su papel en IU

Yolanda Díaz teme que PSOE y Podemos estén buscando ‘trapos sucios’ de su pasado

Europa Press

La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, sabe que tiene todas las miradas puestas sobre ella. En los últimos meses se ha convertido en una figura política de relevancia nacional. En los sondeos obtiene niveles de aprobación mayores incluso que el presidente, Pedro Sánchez. Pero el éxito conlleva también inquietud. Concretamente, a que tanto el PSOE como Podemos estén buscando ya información comprometedora sobre ella que activar si resulta útil. Así lo explican fuentes próximas a la ministra en conversación con THE OBJECTIVE, que señalan una etapa en concreto de la gallega, antes de su llegada a Madrid en el Congreso de los diputados, que estaría siendo analizada por las dos principales fuerzas de izquierda.

Yolanda Díaz ha intentado crear un grupo de pretorianos en las filas sindicales. Ese fue su primer movimiento cuando, sin que ella lo supiera, Pablo Iglesias la designó como sucesora. Iglesias pensaba que Díaz, sin un partido que la respaldara, podía ser una candidata manejable, pero la gallega hizo de necesidad virtud y eligió el camino del éxito personal. Gracias a sus contactos y al mutuo interés de la cúpula de Comisiones Obreras, ha creado una estructura que le apoye aunque no tenga un partido. Y ahora avanza hacia un «proyecto» de facto de centro-izquierdas inspirado, tal y como desveló este diario, en tres ejes ideológicos: la transversalidad, el sindicalismo y un ‘nuevo laborismo’.

El problema es que mientras gana visibilidad, aumenta la atención de sus adversarios. En Podemos ya son muchos los dirigentes que la tachan de «traidora» y «desleal». Con la cúpula de Irene Montero las relaciones han ido de mal en peor. Mientras, Díaz ha lanzado una verdadera campaña de fichajes tanto en las filas de los morados como entre algunos ex ilustres del errejonismo. En la Moncloa, donde siguen impulsando a Díaz para que recoja los votos perdidos de Podemos, saben que deben actuar con cautela. La ministra no quiere corsés y su plan contempla robar votos a los socialistas.

Etapa de concejal y diputada autonómica

Es por ello que en los últimos días ha empezado a circular en los ambientes de afines a la gallega el temor a que tanto el PSOE como Podemos estén activando sus canales para descubrir si Díaz tiene algunos trapos sucios que explotar en el caso de guerra política. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, el análisis de los dos partidos se centra en la etapa anterior a la llegada de Díaz al Congreso.

Concretamente en su actividad como concejal en Ferrol y después de diputada regional en Galicia. Como ya publicó este diario, la historia política de Díaz ha estado condicionada por repentinos cambios de equipos y «traiciones», de tal manera que en Galicia son muchos los enemigos de la gallegas dispuestos a desvelar secretos incómodos. Aunque también se estaría analizando su etapa como dirigente en Izquierda Unida, así como de sus superiores en esa fase.

Cabe señalar que tanto en la cúpula morada como en la socialista el mensaje oficial es siempre de cautela con respecto a la gallega. Es por ello que los afines a Díaz sospechan que estos dos partidos ya tienen entre sus manos algún elemento potencialmente comprometedor, pero que lo están guardando para activarlo en el caso de que resulte útil. Mientras tanto, Díaz sigue su plan de consolidación de su marca personal. Además de los encuentros públicos con el líder de Comisiones Obreras, Unai Sordo, y de la próxima aprobación de la reforma laboral, la ministra viaja a Italia para encontrarse este sábado con el Papa Francisco. Es un movimiento que para muchos en Podemos solo puede significar una cosa: la definitiva superación del pablismo.

Las fuentes consultadas sospechan, de hecho, que los dos partidos ya tienen entre sus manos algunos elementos polémicos. En algunos casos llegan a detallarlos, aunque prefieren que se mantengan estrictamente confidenciales. Pero sí asumen que pueden resultar peligrosos para la imagen de una política como Díaz que se está construyendo en nombre de la ejemplaridad, la elegancia y la moderación. Algunos recuerdan cuando Podemos entró en la política calificando de casta a todos los representantes públicos, y cómo rápidamente se apagó su estrella. A Yolanda Díaz puede pasar lo mismo, advierten.

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