El bluf Escrivá: decepciona al equipo económico del Gobierno tras dos años
El responsable de Seguridad Social deberá resolver la segunda parte de la reforma de pensiones y se ha convertido en uno de los ministros que menos convence a Sánchez
El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, entra en el nuevo año más debilitado que nunca. El responsable de llevar a cabo la reforma de pensiones, para la que hace falta elaborar y votar el segundo importante tramo, no está convenciendo a la Moncloa, ni a los otros importantes ministerios económicos: el de Hacienda y el de Economía, liderados por María Jesús Montero y Nadia Calviño, respectivamente. En Podemos, como es sabido, tampoco despierta amistad, lo que dificulta resolver el conflicto sobre la segunda parte de la reforma de las pensiones en la que se deberá abordar el tema más espinoso: el retraso de la edad de jubilación.
Escrivá tiene que buscar el apoyo de sindicatos y patronal para el segundo tramo de la reforma de las pensiones, que en el calendario de Sánchez está previsto para este año. Y sobre todo convencer a las fuerzas políticas para que respalden su plan en el Congreso. El problema es que Escrivá «vendió una receta mágica», según explican fuentes gubernamentales, y ahora se está enfrentando a la realidad.
Sánchez le nombró ministro tras su paso por la Airef, entidad fiscalizadora de la política económica del Gobierno creada tras el estallido de la crisis de 2008 y como alternativa a la intervención de los hombres de negros desde Bruselas. Escrivá tenía el mejor pedigree para afrontar una muy complicada reforma de las pensiones, que exigía Bruselas y que ahora se ha hecho más acuciante tras la crisis del covid. Convenció a los miembros del Gobierno que se podía armonizar el sistema español sin aumentar el gasto público. Pero con el pasar de los meses -y los numerosos vaivenes y salidas de tono-, sus previsiones no convencen a muchos en el Ejecutivo.
Reforma espinosa de las pensiones
Fuentes gubernamentales socialistas señalan a Escrivá como una de las principales «decepciones» de Sánchez. El ministro, además, carece de apoyos fuertes entre los empresarios y en los sindicatos. Ha cambiado su equipo de confianza en varios momentos durante la legislatura. Y es más. Sus compañeras de ministerios económicos (Hacienda y Economía) también han dejado de defenderle. Es por ello que, después de la salida de Manuel Castells, y sin contar el caso de Alberto Garzón, Escrivá se encuentra como uno de los ministros más en la cuerda floja.
La segunda parte de la reforma de las pensiones en la que trabaja Escrivá atañe a la edad de jubilación. En el primer tramo, el ministro acabó planificando un aumento de las pensiones en función del IPC, algo que con la subida de la inflación dispara el gasto público (y por ende obligará a Sánchez a aumentar los impuestos en la reforma tributaria). En el segundo tramo de la reforma, sin embargo, será más difícil cuadrar el círculo político.
Este segundo tramo, de hecho, toca el nudo gordiano del sistema español. El ministro habló en un primer momento de alcanzar los 67 años a partir de 2027, lo que cumpliría con las exigencias de Bruselas y permitiría a Sánchez convertirse en uno de los gobernantes más fiel a las órdenes de la Comisión Europea. Este planteamiento, sin embargo, como destacan desde el equipo del ministro «no está previsto que sea modificada».
Cuando el gabinete de Sánchez firmó el calendario de reforma, no obstante, incluyó para el cuarto trimestre de 2022 la «entrada en vigor de la legislación para la ampliación del período de cómputo para el cálculo de la pensión de jubilación». Este aumento no se ha detallado, aunque el ministerio ha sondeado la posibilidad de que los años a tener en cuenta aumenten a 35 (actualmente son 25).
Intervención de Calviño
El problema es que los socios de Unidas Podemos ya ha anunciado que darán batalla sobre estos puntos. La portavoz Isa Serra lo dijo sin ambages a finales de septiembre: «Escrivá sabe que no cuenta con Unidas Podemos para retrasar la edad de jubilación». Los morados también han criticado el sistema de penalizaciones a las jubilaciones anticipadas que preparó el ministro para el primer tramo de la reforma.
En este nuevo conflicto entre un ministro de área socialista y los socios de Podemos destaca el hecho de que Escrivá, a diferencia por ejemplo de Calviño o Teresa Ribera, ha perdido el respaldo absoluto de Sánchez. Y, sobre todo, la cercanía de Calviño, quien se ha convertido en algo parecido a una superviceprisidenta después de frenar las ambiciones de Yolanda Díaz en la llamada contrarreforma laboral. Este año será clave tanto para la reforma de las pensiones como para la tributaria, y todo apunta a que también en estos dos casos tendrá que intervenir personalmente Calviño para frenar las críticas de Podemos.
En una primera versión de este artículo se mencionaban los «incentivos y penalizaciones para retrasar la edad de jubilación efectiva» como parte del segundo tramo de la reforma de pensiones, cuando, tal y como explican desde el departamento de Seguridad Social, ya «se ha incluido en el primer bloque, por lo que ya está aprobada y en vigor». Cabe por otro lado destacar que este mismo punto se había recogido en el párrafo siguiente del artículo.