El consejero de Sanidad de Page recibió jamones y vinos prohibidos por su código ético
La Junta de Castilla-La Mancha asegura -sin aportar pruebas- que los regalos navideños enviados a Jesús Fernández Sanz han sido devueltos o donados
El consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Sanz, y el director general de Salud Pública, Juan José Camacho Parejo, recibieron la pasada Navidad unos sabrosos regalos navideños: jamón y vino «de los buenos». Según ha podido confirmar THE OBJECTIVE, varios y voluminosos paquetes llegaron hace unas semanas a las oficinas de la Consejería de Sanidad castellanomanchega a nombre de ambos, algo prohibido expresamente por la legislación nacional y por propio el código ético que los altos cargos de la Junta de Castilla-La Mancha firman voluntariamente al acceder al cargo.
Jesús Fernández Sanz también se adhirió a dicho código ético, que rechaza la admisión de «donaciones o regalos de cualquier clase, más allá de los relativos a los usos habituales o a la cortesía […] con el fin de evitar posteriores interferencias en sus decisiones públicas y salvaguardar así la imagen imparcial e íntegra de la Administración regional». El mismo texto contempla que los regalos «serán devueltos a las entidades o personas que los hayan ofrecido» o, en caso de que no sea posible, «serán entregados a entidades sin ánimo de lucro».
La Ley del Estatuto Básico del Empleado Público también recoge en su artículo 54, apartado 6, cómo se debe actuar en estos casos: «Se rechazará cualquier regalo, favor o servicio en condiciones ventajosas que vaya más allá de los usos habituales, sociales y de cortesía, sin perjuicio de lo establecido en el Código Penal». Por ende, los altos cargos de la Consejería de Sanidad a los que iban dirigidos los paquetes no deberían haberlos aceptado. Se desconoce si Fernández y Camacho lo hicieron.
La Junta de Castilla-La Mancha guardia silencio
Este diario ha tratado sin éxito de conocer la versión del consejero Fernández Sanz. La Junta de Castilla-La Mancha ha rehusado hacer declaraciones «porque existe un código ético que se cumple en este caso». Fuentes oficiales del Gobierno regional que preside Emiliano García-Page alegan únicamente que lo habitual es «devolver o donar» los regalos a asociaciones benéficas.
El Gobierno de García-Page asegura que «el código ético se cumple», aunque no aporta pruebas de la devolución de los regalos
Sin embargo, la Junta no aporta ningún tipo de comprobante documental -como facturas de envío- que permita cerciorar que dichos regalos fueran devueltos o donados. Tampoco aclara a qué asociaciones habría entregado los paquetes recibidos en la Consejería de Sanidad ni si ha sucedido lo mismo en otras consejerías de Castilla-La Mancha.
«El consejero no puede seguir»
«Es un descaro», sostiene Gustavo Fabra Sánchez, portavoz de la sección sindical de STAS-Intersindical en la Consejería de Sanidad, que pide la dimisión del consejero, el director de Salud Pública, así como de la secretaria general de Sanidad, porque «es una vulneración flagrante del código ético y roza lo delictivo». «No puede seguir en el cargo ni un minuto más», asevera: «Nos parece una inmoralidad política que se produzca en la Consejería que capitanea la lucha contra la pandemia, y cuya gestión en Castilla-La Mancha está siendo un auténtico desastre».
Fue este sindicato el primero en dar la voz de alarma el en octubre de 2021, después de que los funcionarios de la recepción de la Consejería recogieran un primer «alijo» de 34,2 kilogramos de una reconocida marca de jamón ibérico de bellota de Jabugo: cuatro piezas, a razón de entre 150 y 500 euros la pata. El paquete, dirigido al «Gabinete del consejero», estaba a nombre de Elena Martín Ruiz, secretaria general de Sanidad. La reacción del personal del Gabinete del consejero fue, de acuerdo con testigos presenciales, de absoluta sorpresa: «¡Pero cómo han dejado esto aquí, si siempre nos lo suben arriba!». Según una primera explicación dada a STAS-Intersindical, se trataba de una compra conjunta de funcionarios. El sindicato ha intentado sin éxito verificar la existencia de esa factura.
Pocas semanas después, en diciembre del pasado año, los trabajadores públicos de la Consejería de Sanidad volvieron a «interceptar» un nuevo envío de jamón y vino: varios paquetes de botellas valoradas en 80 y 20 euros cada una. El paquete estaba a nombre del Fernández Sanz y fue enviado «a la atención» del «consejero». Ante la sorpresa de los funcionarios y la falta de explicaciones de sus superiores, no tardaron en aparecer en el tablón de anuncios de la Consejería carteles que en tono jocoso deseaban «Feliz Navidul» al personal del edificio. «Interceptado otro alijo. Jamón y vino (del güeno). Nuevo código ético», reseñaba uno de los muchos papeles colgados por el sindicato STAS.