Cargos de Podemos temen que el partido riegue los medios donde colabora Iglesias
Fuentes del partido sostienen que la ejecutiva acordó entregar 300.000 euros anuales para publicidad y campañas a cambio de las columnas del exsecretario
La relación entre dinero del partido y comparecencias de Pablo Iglesias en los medios de comunicación levanta sospechas en Podemos. Se trata de la cola del caso Neurona, explican varias fuentes consultadas, que recuerdan cómo se entregó dinero a una consultora amiga de Juan Carlos Monedero. Y que ahora creen que la historia se está repitiendo, pero para favorecer al exlíder morado con pagos a medios afines para asegurarle espacios y visibilidad y, de paso, condicionar su línea editorial. La operación se está desarrollando en secreto, sostienen fuentes de Podemos, apalabrando publicidad con dichos medios antes del arranque de las campañas electorales para que no aparezca en la investigación del Tribunal de Cuentas.
Las fuentes consultadas apuntan a que ese plan se aprobó poco antes de la decisión de Iglesias de concurrir en las autonómicas madrileñas de 2021. Y que los pagos ascenderían a unos 300.000 euros anuales. La misma cifra pagada a Neurona, que se repartiría entre los medios amigos y para impulsar proyectos nuevos (como puede ser el diario digital La Última Hora de Dina Bousselham, pero también el nuevo podcast liderado directamente por Iglesias).
CTXT, Ara, Gara, Público…estos son solo algunos de los medios de comunicación en los que Iglesias está colaborado tras su «salida» de la primera línea. El ex líder morado se ha decantado por volver al papel como columnista y tertuliano después de enterrar su actividad como vicepresidente. La decisión no sorprendió a los más cercanos al círculo de confianza del secretario general. Ellos sabían antes del resultado electoral del 4 de mayo que la dimisión estaba cerca.
Podemos y el «dinero incontrolable»
En la última reunión de la ejecutiva del partido, con Iglesias todavía ejerciendo de secretario general, se abordó el asunto de la financiación a los medios amigos. Dicha reunión se celebró después de que internamente los principales líderes morados acordaron, entre reproches y ataques personales, que Iglesias iba a ser el candidato contra Isabel Díaz Ayuso (el ex secretario general describe en su nuevo libro Verdades a la cara esa toma de decisión como un proceso pacífico y amistoso, aunque otras fuentes aseguran que no se corresponde a la realidad).
Respecto al mecanismo elegido para la entrega del dinero, así lo explica un cargo de Podemos: «La única capacidad que tiene un partido político para pagar un medio de comunicación es a través de campañas informativas y ciudadanas. Es decir, en publicidad y nadie lo va a controlar. Es dinero incontrolable. Se hacen pagos antes de las campañas electorales, de tal manera que no son fiscalizables por el Tribunal de Cuentas».
El mecanismo es conocido en Podemos (y lógicamente en los demás partidos). Y se fundamenta en lo que algunos califican de «descuido»: «Un partido presupuesta por ejemplo 30 campañas en un año, pero si luego las hace todas o no es imposible de saber, solo conoce ese dato el responsable de organización [cargo que desempeña Lilith Verstrynge]. Y casualmente coincide en que los periódicos donde el partido adelanta sus campañas son las mismos en las que escribe el secretario general. Ya está». Los partidos políticos, revelan desde Podemos, pagan a través de estas campañas. Y así pactan hasta las entrevista.
Espacio para Iglesias y línea editorial
Podemos lleva ya cinco años ocultando sus cuentas. El portal de Transparencia lleva apagado desde que Pablo Echenique ocupó el cargo de secretario de Organización tras el congreso de Vistalegre II. Esa opacidad favorece la decisión que según las fuentes consultadas se tomó hace un año: destinar durante cada cinco años una cuantía fija de dinero para permitir a Iglesias escribir y colaborar en algunos medios, buscando a la vez influir en sus líneas editoriales.
La cifra que circula en el partido es de 300.000 euros al año, algo parecido a lo que ocurrió con la consultora Neurona, que se embolsó de golpe 363.000 euros. Un juez de Madrid está investigando ahora ese contrato que se firmó en la campaña electoral de 2019. El acuerdo de la cúpula morada estaría guardado «bajo secreto» por la secretaria general de Podemos, Ione Belarra.
La sorpresa de la ‘Cadena Ser’
En septiembre de 2021, tres meses después de su salida de la política, Iglesias anunció el comienzo de su colaboración con los diarios vasco y catalán Gara y Ara. Entonces, ya había empezado a firmar artículos en CTXT. «Es un honor colaborar como articulista en CTXT, Gara y ARA. Algunos supuestos defensores de la libertad de prensa enseñan su verdadero rostro cuando atacan a la prensa que no les gusta, sea madrileña, vasca o catalana. Frente a los defensores de la censura: libertad de expresión«, escribió en las redes sociales.
A partir del 19 de septiembre, Iglesias firma en dichos medios un artículo semanal. Participa, además, en la tertulia matinal de Rac1, del grupo Godó. Mientras que en el pasado mes de febrero arrancó La Base, su podcast en el diario Público.
Las fuentes consultadas -que incluyen a militantes y cargos de la formación- sostienen que Iglesias «sabía» que iba a colaborar con muchos medios de comunicación tras su salida de la política. Aunque admiten que «se sorprendió» con la oferta que recibió de la Cadena Ser para entrar en onda cada lunes en una tertulia con Carmen Calvo y José Manuel Margallo. Iglesias llevaba años enfrentado a la emisora radiofónica del grupo Prisa, así que la oferta no formaba parte de su estrategia inicial.
Por lo que concierne a los otros medios, Iglesias sí confiaba en que le ofrecieran visibilidad y una entrada económica. Pero, ¿a cambio de qué? En el partido morado sostienen que a cambio de una aportación de dinero por parte del partido y para favorecer a su ex secretario general. Un capítulo más de la «patrimonialización» de Podemos, denuncian varias fuentes, que denuncian que este proceso en estos años ha llevado a los morados a perder capacidad electoral y aspiraciones políticas.