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Sánchez descarta una crisis de gobierno en julio tras la sangría electoral andaluza

Varios barones esperan que Sánchez «haga algo» para cambiar la tendencia electoral en las municipales de mayo

Sánchez descarta una crisis de gobierno en julio tras la sangría electoral andaluza

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

«Hay más gente pensando en el 20-J que en el 19-J». Con esta frase resumen fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE el panorama previo a la campaña electoral andaluza. Una opinión que debe leerse no solo en clave interna de cara a las luchas por suceder a Juan Espadas en función de la dimensión de una debacle que se da por descantada, sino también por el efecto arrastre que puedan tener las andaluzas en las elecciones municipales y autonómicas que tendrán lugar menos de un año después, en mayo de 2023. Los procesos internos de selección de candidatos, tanto a nivel municipal como a nivel autonómico en los territorios que sacan también las urnas para renovar la presidencia de la comunidad, se han paralizado hasta septiembre, después de las andaluzas. 

Pero la inquietud acompaña a esta parálisis orgánica en muchos de los tradicionales feudos socialistas. La marca PSOE «no tira» y muchos de los barones se sitúan varios puntos por encima de la marca nacional, pero temen verse lastrados por la erosión de Pedro Sánchez y su candidato en Andalucía, Juan Espadas. Son los ingredientes con los que ha empezado a generarse un caldo de cultivo en los territorios para preparar el terreno de cara a la descontada debacle del 20-J. 

Cuatro años después de la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa, el ruido interno vuelve a un PSOE que ya anticipa el olor a derrota. Y lo que reclaman es que el presidente Sánchez «haga algo» que sirva de cortafuegos frente a una tendencia electoral bajista que pueda arrastrar a los socialistas a mermar sus expectativas en las elecciones municipales, tradicional anticipo de victorias y fracasos en las generales que acontecen seis meses después, como ocurrió con Mariano Rajoy en 2010 o Pedro Sánchez en 2019.

Pedro Sánchez y varios de sus ministros este lunes en el 40ºAniversario de la OTAN

«Que el presidente haga algo»

Según fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE, el runrún en el PSOE es que «tiene que haber un gesto» por parte del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, un revulsivo electoral que frene la tendencia a la baja de cara a las futuras elecciones municipales. Alegan que el PSOE se juega su primacía como principal fuerza de implantación territorial, en la que su «ejército de alcaldes» supone un plus de movilización para la mayoría de las comunidades autónomas que acuden a las urnas (todas menos las históricas: Andalucía, Cataluña, Galicia y País Vasco).

La preocupación en los feudos socialistas es que la sangría andaluza redunde en el desánimo de la militancia disparando la abstención. Y, por ello, la primera actuación que ponen sobre la mesa es la de una crisis de gobierno en el mes de julio, justo un año después de la que se produjo en 2021, que sirva para dotar de «escudos políticos» a un Gobierno que da intensas muestras de agotamiento y debilidad de las últimas semanas. A sumar, un argumento más: que la última crisis de gobierno descapitalizó el Ejecutivo de peso político con la salida de los tótems del presidente como Carmen Calvo, José Luis Ábalos e Iván Redondo y la incorporación de perfiles de más bajo nivel que tienen poca visibilidad y menos capacidad que los salientes del 10 de julio en 2021. 

Sánchez descarta una remodelación

Paradójicamente, este es el principal argumento por el que el presidente Sánchez descarta una remodelación de gobierno. Fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE rechazan absolutamente un cambio en la estructura del Ejecutivo y así se lo ha trasmitido el presidente recientemente a sus más allegados. Entre los principales argumentos está precisamente que la última crisis de gobierno no cumplió con su función de impulsar políticamente al Ejecutivo a una nueva etapa de consolidación sino al contrario. Y como prueba de ello citan las tensiones internas en el Consejo de Ministros, ya no con Podemos sino en la propia órbita socialista con enfrentamientos entre el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y la de Defensa, Margarita Robles.

Y añaden otro argumento en términos de inestabilidad: «Evidenciaría que el presidente no puede decidir sobre la cuota de Podemos», poniendo de manifiesto su debilidad en un momento complejo tras la primera ruptura de la disciplina de voto entre los socios de la coalición con la votación de la Ley Audiovisual la semana pasada en el Congreso. 

Iceta y Alegría

Por ello, desde Moncloa garantizan que «no habrá crisis de gobierno, ni antes ni después de las andaluzas» y señalan que la idea del presidente es impulsar desde dentro al Ejecutivo dotando de más peso y visibilidad a los ministros de mayor perfil político como Miquel Iceta o Pilar Alegría. El ministro de Cultura y la de Educación son de los más apreciados de Pedro Sánchez en el gabinete de ministros, por lo que su entorno más cercano aboga porque «si vienen mal dadas, habrá que tirar de ellos».  

Precisamente la ministra de Educación, Pilar Alegría, fue la encargada este lunes de descartar esa posible remodelación del Ejecutivo tras el 19-J. En un desayuno informativo, eludió la cuestión asegurando que, pese a una legislatura «un tanto complicada», «al margen de lo que suceda, el objetivo del Gobierno es la hoja de ruta de la gente», es decir, centrarse en la cuestión económica derivada de la crisis inflacionista y las dificultades para pagar la factura de la luz, a la espera de que Bruselas de luz verde al plan del Gobierno sobre la llamada ‘excepción ibérica’. 

De espaldas a las encuestas, incluida la de la fundación pública CENTRA que confirma la debable de Juan Espadas y su bajo nivel de conocimiento, la titular de Educación dijo estar «confiada» en que la ciudadanía andaluza «va a apoyar mas a un Gobierno progresista que a uno liderado por la ultraderecha».

Otro miembro del gabinete presidencial que estará en el futuro equipo de ‘ministros políticos’ del que tirará Sánchez tras las andaluzas será el ministro de Agricultura, Luis Planas, natural de Córdoba y otrora contrincante de Susana Díaz en las primarias para liderar el PSOE andaluz. Es uno de los ministros más presentes en la campaña andaluza y «uno de los ministros más desconocidos y sólidos del Gobierno», como demostró en la crisis de la carne que generó el ministro de Consumo, Alberto Garzón, durante la campaña de las elecciones en Castilla y León. 

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