El impuesto a los bancos de Sánchez dificulta a Podemos coser un discurso propio
El miedo a que el presidente aproveche cualquier excusa para alejar a los ministros de Podemos impone a los ‘morados’ ser prudentes y respaldar a Moncloa
El anuncio de Pedro Sánchez de fijar nuevos impuestos extraordinarios a las eléctricas y al sector financiero ha sido celebrado por los ‘morados’. En el partido de Ione Belarra e Irene Montero sostienen que se trata de una cesión del presidente, puesto que esa receta fue pensada por Podemos desde hace tiempo para castigar a las grandes fortunas. Una sensación que, no obstante, esconde cierto miedo a que el socialista aproveche cualquiera excusa o desencuentro para alejar a sus ministros del Ejecutivo.
El resultado de las elecciones andaluzas lo ha cambiado todo, así que los dirigentes ‘morados’ llegaron al Congreso convencidos de que tienen que guardar paciencia para ser ellos quienes se desmarquen del PSOE en el momento más oportuno de la legislatura. Aunque la palabra «lealtad» se repite para reivindicar una «coalición fuerte».
La promesa del presidente del Gobierno llega en un momento de máxima dificultad para las familias españolas. La inflación está disparada y se espera un otoño muy complicado, con previsiones de cierre del gas por parte de Rusia, lo que abocaría a Europa a una recesión. En ese contexto, Unidas Podemos empieza a definir unas líneas políticas que sirvan para descolgarse del Gobierno cuando mejor les interese. Fuentes socialistas calculan, como adelantó este diario, que esto pueda ocurrir «dos o tres meses antes» del cierre de la legislatura.
Tanto en Podemos como en el PSOE consideran que este movimiento es de cajón. Pero que no se producirá en el corto plazo. Los ministros de Podemos no tienen interés en dinamitar el Gobierno ahora, a la vez que Yolanda Díaz necesita tiempo (los suyos hablan de al menos un año) para construir su plataforma política. De ahí que Podemos haya celebrado el discurso de Sánchez de este martes como el comienzo de un «cambio de rumbo» político esperado y necesario.
Miedo a golpes de efecto de Sánchez
Pero el enfoque de Sánchez también reduce los márgenes para atacar al PSOE, que empieza una maniobra para frenar el ascenso de Díaz y la crítica de los ‘morados’. De cara al empeoramiento de la economía en otoño, Sánchez intenta dificultar a Podemos una crisis desde la izquierda. El coste que paga el presidente del Gobierno es que desde la oposición empezarán a tacharle de «populista», pero eso sirve para impedir a los ‘morados’ construir un relato útil para romper cuando quieran.
La sensación de que algo se está moviendo en el bando de Podemos circula en muchos ambientes socialistas. Como desveló este diario, altos cargos del Ejecutivo creen que es mejor actuar cuanto antes y, si hace falta, alejar del Consejo de Ministros a Ione Belarra e Irene Montero. El objetivo sería dejar a Podemos fuera del Gobierno durante más de un año para que su caída electoral sea imparable, pero salvando a Yolanda Díaz.
A pesar de los reproches y de una relación cada vez más difícil, Díaz sigue necesitando el apoyo de la Moncloa. Y Sánchez, que la gallega logre salvaguardar al menos 30 escaños de Unidas Podemos si quiere volver a gobernar. Algunas fuentes moradas revelan, sin embargo, que los dirigentes del partido no se creen muchos de los anuncios de Sánchez. Esperan ver la letra pequeña de los nuevos impuestos, a la vez que pedirán que sean estructurales y no temporales, al igual que ya están haciendo ERC y Bildu.
La desconfianza hacia el socialista, en definitiva, persiste. Máxime en una situación de miedo a golpes de efecto y una esperada remodelación del Ejecutivo que empieza a preocupar en todos los círculos del Gobierno. Incluso en los de Unidas Podemos. De ahí la apuesta por no tensar la cuerda, al menos de momento.
Próximo capítulo: los Presupuestos
Prueba de ello es que los ‘morados’ tenían preparada una estrategia para responder a los anuncios de Sánchez. La ministra Belarra tardó pocos minutos en lanzar en las redes sociales un mensaje que aspiraba a ponerse la medalla de las medidas sociales anunciadas. «Como pedimos desde hace semanas, hoy se empieza a concretar el cambio de rumbo del Gobierno: recuperar el ritmo de avances sociales y acabar con los privilegios de las grandes empresas para estar a la altura de la gente. Gobernar juntas para profundizar la democracia», dijo. Y añadió: «La coalición es un patrimonio de la gente que se movilizó en el 15-M, del movimiento feminista, de los y las pensionistas y trabajadores que defienden derechos. Vamos a estar a su altura cuidando la coalición, que es comprometerse con los avances que se esperan de este Gobierno».
Los morados conceden una tregua al presidente del Gobierno, aunque ya preparan otra batalla. Quieren imponer sus tesis en los próximos Presupuestos, que se negociarán después del verano. Ese será el último y definitivo banco de pruebas de la coalición. Después, el Ejecutivo entrará en la campaña electoral de las autonómicas y municipales y, unos meses más tarde, en la campaña de las generales previstas para finales de 2023.
Algunas fuentes de Podemos sostienen que el acuerdo presupuestario será muy difícil de alcanzar. Pesan las incógnitas sobre la economía y los vaivenes de ERC, socio fundamental para la votación en el Congreso. De hecho, empieza a circular la tesis de que es mejor no aprobar las cuentas de este año, para empezar una desconexión del Ejecutivo que permita llegar a los comicios reivindicando la acción del Gobierno, pero también subrayando que no se logró todo lo esperado.
Todavía no suenan tambores de guerra, pero crecen las voces que avisan de que si la crisis empeora, Podemos no puede seguir agachando la cabeza. Aunque desde el cuartel general de los ‘morados’ ganan tiempo. No quieren dar pasos en falso. El miedo a que Sánchez se adelante y aproveche una polémica cualquiera para alejarles del Ejecutivo existe. De ahí el silencio durante la cumbre de la OTAN y los aplausos de este martes.