Pedro Sánchez, el auténtico rey de la palanca
«Sánchez prefiere no darse por muy enterado de la tormenta que se avecina y sigue con sus palancas subvencionando incluso los precios de los combustibles»
El significado principal de la palabra palanca, cito la RAE, es el de una máquina simple que consiste esencialmente en una barra rígida que se apoya y puede girar sobre un punto y que sirve para transmitir una fuerza. En realidad, tiene más acepciones, hasta 11 distintas en el mundo hispano, pero lo entendemos mejor si decimos «hacer palanca», que significa apoyar sobre un punto una palanca para levantar, hacer deslizarse o hacer girar un objeto.
Pues bien, desde hace unos meses, y gracias a Joan Laporta, presidente del Barcelona FC, conocemos un nuevo sentido a la palabra palanca. Es el de la venta de activos de la entidad o la hipoteca de futuros ingresos para tener dinero ya mismo. Eso es lo que ha hecho Laporta, vender activos del futuro para hacer frente a fichajes y salarios y levantar al Barcelona. La situación financiera del club era tan desastrosa que las palancas han sido la única forma de cumplir las condiciones financieras que exige la Liga a los clubes para inscribir los jugadores en la competición.
Y Laporta ha usado ya en pocos meses hasta cuatro palancas para levantar el equipo. Ha vendido por 25 años a un fondo norteamericano hasta el 25% de los derechos audiovisuales. Y también en dos fases hasta el 49% de la propiedad de la filial Barca Studios. Ha conseguido mucho dinero con las palancas y se lo ha gastado todo en fichajes. Pero no ha sido tan eficaz en reducir otros costes, como los salariales. Por eso ahora, cuando lo pide, suena paradójico que mientras exhibe una manguera de dinero para fichar, a la vez, ruega, exige y hasta roza la amenaza para que otros jugadores se reduzcan el sueldo. Laporta cree que el Barcelona, que tiene una situación económica penosa, solo saldrá adelante si en vez de ajustar costes y excesos, mantiene una plantilla lujosa que le devuelva los triunfos. Por eso ha decidido hipotecar el futuro e ignorar la realidad. Pues bien, a pesar de todo esto, Laporta no es el rey de las palancas.
El líder supremo, el auténtico y verdadero rey de las palancas es Pedro Sánchez. Nuestro presidente del Gobierno domina las palancas económicas y también las políticas que viene moviendo desde hace años con una alegría que asusta. Es verdad que, al igual que el Barcelona sufrió una gran crisis por la marcha de Messi con el posterior desierto de triunfos, Sánchez ha tenido que gestionar una pandemia de la covid y ahora una gestión de la crisis energética.
Pero al final la palanca económica usada por los dos es la misma. Sánchez ha contado con la solidaridad de decenas de miles de millones de euros de la UE de unos fondos europeos donde por desidia, molicie o ignorancia ni siquiera hemos usado ni la mitad de la cantidad aprobada. Y eso que el panorama de los mayores indicadores macroeconómicos es desolador. Hemos tirado tanto de palanca que esta semana conocíamos que la deuda pública en España, si el Tesoro Público cumple el plan de emisiones de deuda previsto, puede superar este año por primera vez la terrorífica cifra del billón y medio de euros. Entre el Plan de Recuperación y los ERTE hay una parte justificada del incremento de la deuda. Pero ya han pasado dos años de la pandemia y Sánchez sigue jugando con las palancas. Bruselas de momento mantiene desactivado el Plan de Estabilidad y Crecimiento que recomendaba que los Estados fueran a por el objetivo de una deuda del 60% del PIB. Y como no obligan, pues dale más a la palanca. La deuda se ha disparado tanto que España podría cerrar este año casi en el doble, exactamente en el 116,8% del PIB. Una deuda que hay que pagar y que solo con los intereses hipoteca mucho la capacidad de maniobra de gobiernos futuros.
«Por un puñado de votos Sánchez activa palancas tan peligrosas como la de olvidarse de hacer cumplir sentencias hasta del Supremo»
El entorno es tan negro que no se deberían usar más palancas. La inflación española está por encima de los dos dígitos. Está alta en todas partes, pero la de España se encuentra varios puntos por encima de la de nuestros vecinos y fue la primera, meses antes de la guerra en Ucrania, en tener un comportamiento descontrolado. Una inflación alta que es un torpedo a nuestra economía al restar poder de compra a las familias y también a las empresas. Vienen tiempos difíciles y pronto veremos como el Banco Central Europeo endurece aún más su política monetaria y sube los tipos de interés. Las previsiones de muchos expertos y organismos es que a finales de año podríamos entrar en recesión. Los precios de la energía y de los alimentos generan un ecosistema peligroso al que se suma en esta tormenta perfecta que llega, los primeros indicios de que el mercado laboral puede hundirse en cuanto terminen la temporada turística. Agosto ya ha sido un primer aviso. Mientras, Sánchez prefiere no darse por muy enterado de la tormenta que se avecina y sigue con sus palancas subvencionando incluso los precios de los combustibles también en 2023.
Pedro Sánchez es un crack también en las palancas políticas, en la venta de activos democráticos de Estado. Cada vez que necesita votos para sacar adelante algún proyecto tira de palanca. Que hay que retirar el CNI del País Vasco y Cataluña a pesar de los persistentes y siempre activos mundos independentistas, pues palanca. Si le piden las competencias de prisiones en el País Vasco aun sabiendo que la mayoría de los presos etarras empezará disfrutar de todo tipo de beneficios, pues se tira de palanca. Que vienen los presupuestos, a preparar más palancas. Las que hagan falta.
Y muchas son palancas muy delicadas que responde a competencias pedidas por los independentistas durante décadas y que ningún gobierno activó hasta ahora por ir contra el sentido constitucional. Pero por un puñado de votos Sánchez activa palancas tan peligrosas como la de olvidarse de hacer cumplir sentencias hasta del Supremo para defender a los ciudadanos que quieren recibir al menos en un 25% la educación de sus hijos en castellano.
El riesgo para Sánchez es que estas palancas políticas que ahora le dan votos en el Congreso son cada vez más caras y todavía lo pueden salir más en las próximas elecciones autonómicas y municipales. Y además el riesgo de recesión es muy alto. El bolsillo sufre y el empleo puede empezar a sufrir más. Sánchez con sus palancas puede dejar apalancados a muchos candidatos socialistas del resto de España. Pero no parece que le preocupe mucho. Por el momento.