La reunión entre Aragonès y Turull termina sin acuerdo y acerca la ruptura entre ERC y JxCat
Si nada lo remedia, las bases de la antigua Convergència decidirán esta semana en una consulta si el partido sale o no del Govern
Si nada lo remedia, las bases de la antigua Convergència decidirán esta semana en una consulta si el partido sale o no del Govern
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el secretario general de JxCat, Jordi Turull, exploraron este domingo, sin éxito, un posible acercamiento de posturas in extremis para salvar la coalición de gobierno, en medio de un clima de ruptura entre ERC y JxCat.
Los contactos discretos entre Aragonès y Turull han sido un último esfuerzo negociador, antes de que anoche finalizase el plazo que se marcó Junts antes de convocar una consulta a sus bases. Sin embargo, según fuentes consultadas conocedoras de los contactos señalan que estos se han limitado a este domingo por la mañana y que no han aportado «nada nuevo» para reconducir la crisis entre ambos socios de gobierno.
JxCat entregó la noche del viernes a Aragonès un documento de condiciones que incluía cuestiones que ERC considera inasumibles, como la restitución de Jordi Puigneró como vicepresidente del Govern después de haber sido cesado por Aragonès el pasado miércoles, o la reactivación de un Estado Mayor del procés bajo la coordinación del Consejo por la República, controlado por Carles Puigdemont.
Según las fuentes consultadas, las posiciones no se han movido y JxCat no ha enviado ninguna propuesta nueva, por lo que ahora todo queda en manos de lo que decida Junts, cuya dirección mañana lunes definirá la pregunta de la consulta de los días 6 y 7 de octubre, en la que su militancia se pronunciará sobre si hay que salir o no del Govern.
De hecho, el propio Aragonès ya rechazó la misma noche del viernes el documento de condiciones de JxCat, al no ver en él ninguna «voluntad de acuerdo».
Castells y abucheos
Este domingo, tras hablar con Turull, Aragonès ha asistido al concurso de castells en Tarragona, un acontecimiento al que también han acudido la consellera de Acción Exterior y Gobierno Abierto, Victòria Alsina, y la titular de Cultura, Natàlia Garriga. El clima que envolvía este último intento negociador no invitaba a pensar en un final acordado, ya que los abucheos recibidos por la expresidenta del Parlament Carme Forcadell en el acto de conmemoración del quinto aniversario del 1-O, organizado por el Consejo de la República que lidera Carles Puigdemont, ha sido objeto de una nueva polémica en las redes sociales.
Las críticas vertidas en redes sociales, en especial desde las filas republicanas, al acto de ayer por los abucheos a Forcadell -y las sonrisas que en ese momento mostraban entre el público asistente dirigentes de JxCat como Laura Borràs o Joan Canadell- motivaron la reacción del propio Puigdemont. «Los silbidos a la presidenta Carme Forcadell no me gustaron», afirmó el expresident en un hilo de mensajes en Twitter. «No porque el hecho de estar en la cárcel (como nosotros en el exilio) nos tenga que ahorrar la crítica, sino porque ella tuvo la valentía de ir a un acto incómodo para su espacio político y dio la cara», añadió.
También señaló que «cuando alguien tiene la generosidad de asistir a un acto donde sabe que habrá gente descontenta, yo lo respeto y lo aplaudo. Sé que se está haciendo servir esto para desprestigiar al Consejo de la República. Sabe muy mal ver el intento de aprovechar la actitud de algunos para desacreditarnos».
Fuente: EFE.