La familia de Primo de Rivera se adelanta al Gobierno y hará la exhumación por su cuenta para evitar "humillaciones"
Se busca que el proceso se lleve a cabo «dentro de la más estricta intimidad familiar, sin que pueda convertirse en una exhibición pública propensa a confrontaciones de ninguna clase entre españoles»
Se busca que el proceso se lleve a cabo «dentro de la más estricta intimidad familiar, sin que pueda convertirse en una exhibición pública propensa a confrontaciones de ninguna clase entre españoles»
La familia de José Antonio Primo de Rivera se adelanta al Gobierno y exhumará por su cuenta los restos mortales del fundador de Falange, que hasta ahora reposan en el Valle de los Caídos. Lo hará para evitar «una exhibición pública» y «humillaciones», tal y como se ha manifestado en un comunicado.
La aprobación definitiva de la Ley de Memoria Democrática lleva a esta exhumación, ya que capacita al Ejecutivo para aplicarla al considerarse una actuación «urgente y de excepcional interés público» y de «utilidad pública e interés social». Antes de que se aplique a la fuerza, la familia de Primo de Rivera ha decidido tomar la iniciativa motu proprio para que el proceso se lleve a cabo «dentro de la más estricta intimidad familiar, sin que pueda convertirse en una exhibición pública propensa a confrontaciones de ninguna clase entre españoles».
De ahí que ya se hayan pedido los permisos pertinentes al abad del Valle de los Caídos (que pasará a denominarse Cuelgamuros), a la dirección general de Salud Pública de Madrid y, en cuanto a la inhumación, al Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial.
La nueva ubicación en que será enterrado Primo de Rivera no se ha desvelado por el momento, aunque sí se deja claro que se respetará el «rito católico». Como los enterramientos en el Valle de los Caídos tendrán carácter de «cementerio civil» debido a la nueva legislación, se quiere actuar con la mayor rapidez posible para respetar la voluntad del fallecido de permanecer «en tierra bendita y bajo el amparo de la Santa Cruz».
Así, Primo de Rivera «no podrá ser objeto de más humillaciones», ya que «este traslado sería el cuarto que se produce desde su muerte y su nuevo enterramiento sería el quinto de su mal llamado eterno descanso».