La prisión de Asturias aísla a la filicida de Gijón en un módulo especial para evitar agresiones
La dirección de la cárcel ha decidido trasladarla a una unidad en la que los internos están seleccionados entre los que menos conflictos ocasionan
La dirección del centro penitenciario de Asturias ha decidido ingresar a Noemí Martínez Largo, acusada de asesinar a su hija Olivia, de seis años, en un módulo especial de la prisión en el que convivirá con presos poco conflictivos. La junta de tratamiento de la cárcel ha determinado su clasificación provisional en esta sección, habida cuenta del peligro que «podía correr su integridad física» en el módulo de mujeres, donde correspondería su ingreso en otras circunstancias, según aseguran fuentes penitenciarias a THE OBJECTIVE.
La presunta autora del crimen, de 48 años, entró en la tarde del miércoles al centro de Villabona, después de que la magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Gijón dictase su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, atribuyéndole un delito de asesinato con la agravante de parentesco, tal como había solicitado la Fiscalía.
En un primer momento, la presa, que «mantiene un actitud fría y parece no ser consciente todavía de lo ocurrido», permaneció en una celda del departamento de ingresos en compañía de otra reclusa. Esto se debe, explican las mismas fuentes, a que el médico, en una primera evaluación, le aplicó el protocolo de circular de suicidios, razón por la que tiene que estar con otra interna de apoyo en todo momento.
«Correría serio peligro»
Tras pasar la primera noche en esta situación, este jueves la dirección ha ordenado su traslado a un módulo no conflictivo de la cárcel. En concreto, explican desde la prisión, una unidad en la que los internos, tanto hombres como mujeres, están seleccionados entre los que menos conflictos ocasionan.
El eco mediático de presunto filicidio ha caldeado los ánimos en el módulo de mujeres, aseguran fuentes penitenciarias. Tanto que este escenario ha motivado el ingreso de Noemí Martinez Largo en una sección especial. También porque en el departamento de mujeres la clasificación no existe, es decir, conviven mujeres que han cometido todo tipo de delitos y, entre ellas, «hay varias conflictivas». «En estos momentos, si esta interna ingresará allí, su integridad física correría serio peligro».
Antecedentes judiciales
Los hechos que investiga la Unidad de de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional tendrían origen en un conflicto judicial por la custodia de la menor entre la presunta asesina y su exmarido. Noemí y su entonces pareja, Eugenio, se casaron en 2015 hasta que él, dos años después, teniendo Olivia un año, decidió poner fin a la relación.
Fue ahí cuando comenzó un cruce de denuncias entre ambos. En 2018, el procedimiento de divorcio se inició al mismo tiempo que ella interpuso una denuncia por violencia de género contra su marido. Ese es el motivo por el que, al haber una investigación contra el hombre por haber pegado a su expareja, el juez otorgó la guardia y custodia de la niña a la mujer. Después, él sería condenado a nueve meses de prisión por el Juzgado de lo Penal número 1 de Segovia. Una condena que fue ratificada posteriormente por la Audiencia Provincial, según la documentación a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.
En 2021, la mujer, que vivía en Palazuelos de Ledesma (Segovia) se marchó a vivir con su hija a Gijón. Tras lo que el juzgado le solicitó regresar a la localidad segoviana para acordar la modificación de medidas correspondientes. Una vez lo hizo, su expareja reconvino y pidió la guardia y custodia de la hija. El juez autorizó a Noemí trasladarse a la ciudad asturiana y al mismo tiempo estableció un amplio régimen de visitas en favor de Eugenio.
Cóctel de pastillas
Recientemente, tras la celebración de una vista para resolver definitivamente la custodia, el juzgado segoviano decidió otorgársela al padre al entender que la menor tenía raíces en la provincia de Segovia. Entre ellos, su progenitor, familia, colegios, vecinos y amigos.
Esta modificación, según la investigación policial, alteró a la mujer, en tratamiento psiquiátrico desde hacía varios años, quien se negaba a devolver a la menor a su expareja. Razón por la que habría usado los medicamentos tranquilizantes con los que se medicaba para acabar con la vida su hija, de seis años, administrándoselos en un vaso de leche.
La autopsia realizada al cadáver de la pequeña Olivia, adelantada por El Comercio, ha revelado que la menor ingirió todo un cóctel de medicamentos. Han sido detectadas grandes cantidades de loracepan, un medicamento sedante y ansiolítico, y de enantyum, utilizado comúnmente para aliviar fueres dolores de cabeza.