Las personas 'trans' se incrementan un 7.600% en Cataluña en una década
Un informe de Feministas de Cataluña demuestra que el Servei Trànsit atendió a 19 personas por disforia de género en 2012, mientras que en 2021 asistió a 1.454
Hace una década, el perfil mayoritario de las personas trans correspondía a varones mayores de 30 años que querían ser mujeres. Ahora la mayoría son mujeres menores de 25 años que optan por lo masculino. Así se desprende del informe De hombres adultos a niñas adolescentes publicado por Feministas de Cataluña, que también constata cómo el número de ciudadanos que ha acudido con disforia de género a un servicio público ha aumentado un 7.652% desde 2012. Un dato que vendría a demostrar, según las feministas, la teoría del «contagio social».
Este contagio tendría a los menores como principales afectados, por cuanto desde 2016 ya representan un tercio de los interesados, y en los últimos dos años han subido hasta el 40%. Así lo avisa el reporte basado en los primeros datos oficiales que se divulgan en España sobre un servicio público para personas trans y con disforia de género, en este caso el Servei Trànsit, con datos desde 2012 hasta 2020. Si hace diez años acudieron 19 personas a este servicio, el año pasado lo hicieron 1.454.
El informe también permite constatar que hay un patrón de edad persistente y diferenciado entre mujeres y hombres: en las edades infantiles predominan los varones (el 59,7% de los casos de 0 a 9 años son niños versus el 38,7% de niñas), mientras que en la adolescencia y preadolescencia las niñas son mayoría (el 68,4% de los casos entre 10 y 18 años), y en la edad adulta predominan de nuevo los hombres (que son más del 70% de los casos de mayores de 30 años). En definitiva, cada vez hay más mujeres que quieren transicionar a varón, y estas son más prematuras.
Las feministas denuncian que el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña no ha proporcionado la información solicitada sobre cómo se está atendiendo a estas adolescentes, cuál es el alcance de los tratamientos con bloqueadores de la pubertad y hormonas, ni cuántas y qué tipo de cirugías se están practicando y a qué edades. Pero las feministas adelantan que «no se denegó tratamiento hormonal a ninguna de las personas que lo solicitaron, y que un 87% de las primeras visitas obtenía tratamiento hormonal».
Feministas de Cataluña se remite a lo sucedido en países como Suecia, Finlandia o Reino Unido, que están dando marcha atrás en sus leyes de «autodeterminación de género», para pedir al parlamento regional que abra una investigación «independiente y profunda». Las autoras del informe aseguran, además, que la realidad catalana reflejada en este «es extrapolable» a departamentos similares «en otras consejerías de Sanidad», que están aportando cifras para un gran estudio a nivel estatal que verá la luz en los próximos meses. Y que se prevé polémico.
¿Un contagio social?
El debate sobre la ley trans que impulsa Irene Montero está poniendo sobre la mesa distintos datos sobre el colectivo en nuestro país. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre el 0,3% y el 0,5% de la población mundial es trans, por lo que en España habría entre 14.000 y 25.000. Hay quien arguye que esta cifra aumenta conforme pasan los años porque se está perdiendo el miedo al estigma. Frente a esta postura, hay quienes consideran que estamos ante un «contagio social» como el que ha sufrido Reino Unido, uno de los países europeos pioneros en la «autodeterminación de género», donde este estrato social se ha disparado casi un 4.000%.
La antropóloga Silvia Carrasco, presidenta de Feministas de Cataluña y vicepresidenta de Docentes Feministas por la Educación (DOFEMCO), considera que estamos ante «un contagio y una inducción». Y lo explica así: «Se induce y se contagia. Se induce en todas las etapas educativas y se contagia luego en la adolescencia. Las leyes educativas, aprobadas en 14 Comunidades Autónomas, establecen una nueva verdad, que está siendo explicada en todos los centros educativos, en toda la formación del profesorado y en la formación de futuros maestros y maestras».
Esta «nueva verdad», según explica la coordinadora del libro La coeducación secuestrada, consiste en la propagación de la «ideología transgenerista»: «Esta dice que el sexo es un espectro, que la especie humana no es binaria, que se puede nacer en un cuerpo equipado, que ser hombre y mujer es un sentimiento… Y lo más grave es que lo hacen pasar por coeducación, porque saben que tiene buena prensa».
José Errasti, autor de Nadie nace en un cuerpo equivocado, también cree que «estamos ante un fenómeno social, una subcultura, que se distribuye a través de redes sociales y de las escuelas, donde se tergiversa lo que es el sexo y lo que es el género». Y las principales víctimas serían las mujeres jóvenes porque, arguye, «se les brinda la posibilidad de ser trans como una solución a problemas que tienen una causa diferente». Asimismo, añade: «Hoy es más difícil que nunca ser niña porque hay una presión muy agresiva para tener éxito social. Las redes sociales las invitan a competir con miles de personas, y parece obligatorio ser diferente, especial, no encajar, ser único. Y esa actualización del viaje del héroe hasta autodeterminarse es irresistible».
En este sentido, el profesor de Psicología en la Universidad de Oviedo descarta la tesis que sostiene que este fenómeno ha existido siempre, pero que ahora está saliendo a la luz gracias a una mayor concienciación y apertura de la sociedad. «Esto supondría que ya en siglo XVIII había un porcentaje alto de personas trans que tenían que vivirlo de forma oculta, pero terminarían suicidándose, y resulta que las tasas son ahora las peores de la historia de Occidente. Los problemas mentales no se están resolviendo porque se multipliquen por 70 las personas trans, sino todo lo contrario», explica.
Esa tesis tampoco explicaría por qué los perfiles de edad y sexo son tan específicos. «Si estuviéramos dando visibilidad a un fenómeno que existió siempre, tendrían que estar saliendo del armario personas trans de todas las edades y sexos. No se explicaría por qué tenemos esos incrementos en edades tan específicas, y sobre todo en chicas», zanja el profesor, que tilda los resultados del informe de «preocupantes».