El Govern revisará el certamen de 'pubilla' de los pueblos catalanes para no «cosificar» a la mujer
Aliança Catalana, el partido ultranacionalista de Ripoll, carga contra ERC por querer «eliminar» esta figura por «machista» pero alentar el velo islámico
El Departamento de Igualdad y Feminismos del Govern se ha abierto a abordar una reformulación del certamen de pubilla catalana que se celebra en unos 200 municipios de Cataluña con el fin de «adaptarlo a la actualidad» y que no represente una «cosificación del cuerpo de la mujer», tal y como denunció la directora del Institut Català de la Dona, Meritxell Benedí, en una entrevista en Catalunya Ràdio.
Aunque desde el Ejecutivo de Pere Aragonès no pueden prohibir esta tradición si no hay una discriminación flagrante contra la mujer, consideran que es «pertinente repensar» el papel que se otorga a la pubilla en estos certámenes. Su posicionamiento ha suscitado el interés en entidades tradicionalistas catalanas, que quieren saber cuáles son los planes del Ejecutivo.
En especial, porque se acuerdan de que en 2019 el Ejecutivo municipal de ERC, Junts y los comuns en el Ayuntamiento de Lleida optó por eliminar este certamen al considerar que era una «figura patriarcal» y que no se ajustaba a los valores que quería transmitir el consistorio.
Descartar los criterios de belleza
La figura de la pubilla nació en la Edad Media y era una figura jurídica del Código Civil catalán para que la hija mayor de una familia fuera la heredera y así evitar la división del patrimonio familiar y mantener la economía familiar, basada entonces en la agricultura. En la actualidad es una de las tradiciones potenciada por el nacionalismo de la extinta CiU en la que cada pueblo elige a una pubilla y un heredero que representa durante un año el municipio.
Los candidatos deben realizar un examen sobre conocimientos básicos de Cataluña y su pueblo, pero también entran en consideración otros criterios como la belleza y juventud, que no son del agrado de la consejera de Igualdad y Feminismos, Tània Verge. A este respecto, la consellera sostuvo que era «normal» que se plantearan estas cuestiones «en pleno siglo XXI» y afirmó que «todas las tradiciones pueden ser revisables y discutidas».
Aliança Catalana carga contra ERC
La opción de que el Govern readapte este certamen ha generado críticas desde distintos ámbitos. La líder de Aliança Catalana, el partido liderado por Sílvia Orriols en Ripoll, ha denunciado esta suerte de doble rasero de ERC de querer prohibir las tradiciones catalanas mientras defiende el velo islámico.
«Aquel partido que quería eliminar la figura de pubilla por machista, os invita a aprender a taparos los cabellos pecaminosos. ¡A ver si dejáis de provocar a los hombres! Cualquier día os enseñarán cómo lo tenéis que hacer para no conducir…».
Como informó THE OBJECTIVE, Orriol, que es concejal en el Ayuntamiento de Ripoll ha relanzado este partido después de su paso por otras formaciones y en un acto de presentación en Barcelona pidió «expulsar a España» y a los «inmigrantes» de Cataluña.
Una tradición arraigada en la Cataluña rural
Esta tradición sigue disfrutando de una buena salud en las Tierras del Ebro, las comarcas del Maresme, la Selva y la Garrotxa. En las fiestas mayores de los municipios se proclama la pubilla y heredero que representará al pueblo en actos institucionales junto a las autoridades públicas. En algunos municipios, solo se elige pubilla y no heredero. Y se interpreta como un ejemplo de machismo.
Por esta razón, la entidad Foment de les Tradicions Catalanes, que promueve este certamen, se ha mostrado partidaria de actualizar los criterios para la elección de estas dos figuras simbólicas. Se busca dejar atrás los certámenes que lo formulen como un concurso de belleza y que se valoren otras aptitudes de cultura general.
El presidente de la entidad, Eduard Pladellorens, explicó en un reportaje de Catalunya Ràdio, que la actual Junta ya se ha planteado dar al papel de pubilla mayor representatividad para que sea un «actor social del municipio». Por su parte, una de las pubillas, Marta Ferrer, quiso hacer pedagogía sobre lo que representa este rol más allá de los atributos físicos y dijo que sirve para «hacer de altavoz de muchos actos públicos ante las autoridades» de Cataluña y abogó por conservar la tradición.