THE OBJECTIVE
El buzón secreto

Lo que no cuentan en la serie 'Cristo y Rey'

Bárbara Rey debería aclarar si es verdad que chantajeó al Rey y si cobró a lo largo de 10 años

Lo que no cuentan en la serie ‘Cristo y Rey’

Bárbara Rey durante la presentación de la serie. | Europa Press

Admiro desde hace años al director y productor Daniel Écija. Me encantaron sus series Periodistas, Médico de familia o Aida. Creo que ha vuelto a demostrar su capacidad de hacer productos audiovisuales llamativos e importantes con Cristo y Rey, estrenada en la plataforma de pago Atresplayer Pemium. Pero, en esta ocasión, voy a pasar, no por él, sino porque mi interés en el tema me temo que no lo voy a encontrar.

La historia de amor, o de desamor, de una musa del destape como Bárbara Rey con el domador de circo Ángel Cristo me interesa más bien nada. Podría picar el anzuelo cuando mencionan que entre los personajes secundarios aparece el Rey de España, en referencia a Juan Carlos. Pero me cuentan, ya digo que no la he visto, que sale a la luz abiertamente la relación amorosa entre la actriz y el monarca. Es decir, hablan por primera vez o, mejor dicho, Bárbara habla abiertamente por primera vez, porque hasta ahora mencionaba el tema en reuniones con amigos o cuando quería mandar mensajes alertando de que podía romper la ley del silencio pactada hace tiempo con los enviados de don Juan Carlos.

Parece que Bárbara ha contado a los guionistas algunos detalles de su intimidad con Juan Carlos que gustan y sorprenden. Pero de lo que debería hablar, lo que debería aclarar –al menos en mi opinión-, me informan de que no dice ni mu. 

No quiero ser falso: entiendo perfectamente, es lógico, que Bárbara Rey haya aceptado colaborar en la serie contando la parte de la historia que le interesa y de la que sale su imagen beneficiada. Lo que pasa es que como periodista de investigación lo que despertaría mi atención es que contara cómo se le ocurrió organizar un chantaje al rey Juan Carlos para que la pagara un dinero a cambio de que no contara intimidades compartidas. Eso, o que negara rotundamente que disponía de vídeos comprometedores grabados en su dormitorio en los que el jefe del Estado se excedía hablando de lo que no debía sobre su mujer, la reina Sofía y sobre sus hijos.

Me parecería fascinante que contara cuánto dinero cobró a lo largo de diez años -de 1995 a 2005- de los fondos reservados, de amigos del Rey y de importantes empresarios españoles. O que negara rotundamente haber recibido esos ingresos procedentes de Manuel Prado y Colón de Carvajal –el hombre de los dineros de Juan Carlos-, del CESID dirigido por Javier Calderón y de la publicidad ingresada en una revista digital, dirigida por un periodista amigo suyo, por grandes empresas contactadas por el citado Calderón, y por los directores del CNI Jorge Dezcallar y Alberto Saiz.

Aplaudiría que explicara si es verdad que durante un tiempo tuvo metidas en una maleta las grabaciones y documentos comprometedores con una clave para no abrirla, tras un acuerdo con el servicio secreto. Si es cierto que un equipo operativo entró en su casa para buscar las grabaciones sexuales que le había hecho al Rey. Si me engañaron cuando publiqué que en la etapa de José Bono como ministro de Defensa el CNI decidió acabar con el chantaje, que se cabreó bastante pero finalmente aceptó. Aquí me gustaría que me aclarara esa versión, que no termino de creerme, porque me parece más que la debieron amenazar de alguna manera, aunque si no me lo dice ella no tengo formar de poder contarlo.

Esa es la película basada en hechos reales que me gustaría ver en televisión. Imagino que como yo la veríamos millones de españoles y extranjeros. Estoy seguro de que a Dani Écija también le gustaría. Pero me temo que tendremos que esperar.

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