La clave de la nueva visita de Juan Carlos I a España está en una foto
Pedro Sánchez no quiere que Juan Carlos I regrese a España y para aceptar que lo haga exige que pida públicamente perdón, algo a lo que se niega
La foto, mejor dicho el recorte del diario Abc en el que aparece la foto, me la envió un espía ante la sospecha de que me pudiera perder uno de esos mensajes en clave que tanto significado tienen y llegan a pocas personas atentas y conocedoras de asuntos de Estado. Un recado en una imagen, acompañado de un guiño en el pie de foto y de un contexto aclaratorio. Anuncié a la fuente que iba a dedicar mi columna en THE OBJECTIVE a contarlo y me pidió algo obvio, que no desvelara su identidad. Tampoco hace falta.
Antes de nada, os pongo en antecedentes pensando en algunos despistados. Esta semana nos hemos enterado de que el rey Juan Carlos I va a visitar España por segunda vez desde que se autoexilió en Emiratos Árabes. La primera vez le cayeron las críticas hasta del Gobierno de Pedro Sánchez y un buen chorreo del rey Felipe. Le habían pedido discreción y no la tuvo.
El pretexto de su visita, como en la anterior ocasión, es una regata en Sangenjo, localidad de una comunidad, Galicia, en la que mayoritariamente siempre es bien recibido, admirado y querido. Teóricamente llegará la próxima semana, el día 19, y partirá el 23.
En mitad de este panorama, el miércoles 13 de abril sale publicada la foto que he mencionado. Los reyes asistieron a los actos del bicentenario del Ateneo de Madrid y aparecen en el pasillo central del teatro donde se celebró el acto, camino del escenario. Felipe VI mira sonriente a uno de los asistentes, que no es ninguna de las autoridades ni de los personajes destacados que acudieron –lo sé porque sigo en Instagram a la gran e influyente periodista Charo Izquierdo-. El receptor de la atención del monarca era el exdirector del CNI Félix Sanz, al que se describe como «del círculo cercano de Juan Carlos I». Todo esto, enmarcado en una historia en la que se destaca que la visita de don Juan Carlos es de ámbito privado «y sin cita fijada aún con su hijo».
Desde el momento en el que Sanz abandonó el CNI se ha dedicado a ayudar a Juan Carlos I en todo lo relacionado con sus comportamientos económicos durante demasiados años y las relaciones personales de su última etapa como Rey, en concreto por su noviazgo con Corinna Larsen.
Ya antes, mientras dirigía el servicio de inteligencia, se dedicó a la ardua tarea de protegerle cuando esos escándalos amenazaban con salir a la luz pública, aunque al final esos esfuerzos fueron infructuosos ante los excesos del comisario José Manuel Villarejo, que terminaron por reavivar la polémica. De ahí vinieron muchas filtraciones que perjudicaron al monarca y el cambio de postura de Larsen, que pasó de atender las demandas de Sanz para que permaneciera en silencio a pasar al ataque tras reunirse con el policía.
Ante este nuevo viaje, las posturas oficiales están claras. Los republicanos han metido y meterán toda la caña que puedan. El Gobierno de Sánchez se repliega a sus cuarteles de invierno y no volverá a las críticas despiadadas si el emérito no monta mucho follón. Y el palacio de la Zarzuela ha llegado a defender que viene a España por su cuenta, sin haber pedido permiso al jefe de la Casa Real, que es su hijo. El mensaje oculto tras la foto desmentiría esta última posición.
La realidad es que Pedro Sánchez no quiere que Juan Carlos I regrese a España y para aceptar que lo haga exige que pida públicamente perdón, algo a lo que se niega. Felipe VI quiere que su padre regrese, pero no va a hacer nada que pueda perjudicar a la monarquía. Todo podría cambiar si Alberto Núñez Feijóo gana las próximas elecciones generales, entonces el emérito podría volver sin ningún problema. De momento, le queda esperar y regresar de vez en cuando unos días. Eso sí, si se pusiera muy malo, un avión le traería de regreso de inmediato.