THE OBJECTIVE
El buzón secreto

Felipe VI y el CNI: atentados, novias e información secreta

Tras diez años de reinado, el CNI le dedica menos esfuerzos que a su padre

Felipe VI y el CNI: atentados, novias e información secreta

Ilustración de Alejandra Svriz.

 Esta semana, el rey Felipe ha cumplido diez años de reinado, pretexto perfecto para analizar la relación que ha mantenido y mantiene con el servicio secreto, el CNI, que tanto tuvo que preocuparse para proteger a su padre.

Tras su llegada al trono, el director del servicio, Félix Sanz, mantuvo con Felipe la estupenda relación que había creado con él siendo príncipe. Acudía a despachar con él semanalmente y siguió informándole de las novedades que se producían en los casos judiciales pendientes de su cuñado, Iñaki Urdangarin, y de la amante de su padre, Corinna Larsen. Problemas a los que se sumaron las acusaciones por elevación que el sector Corinna-Villarejo lanzó contra él, convertido en nuevo objetivo, dado el perfil bajo que había adoptado el emérito. Felipe y Sanz trabajaron para cambiar la imagen de la monarquía, revitalizarla, alejarse del pasado oscuro y mirar hacia el futuro. Además, Sanz se encontró a un Felipe más preocupado por los temas del Estado. Quería conocer lo que pasaba, leía con fruición los informes que le pasaban de dentro y fuera de España, algo a lo que su padre no era muy dado.

Sanz supo desde el primer momento que Felipe daría al servicio muchos menos problemas que su padre. Problemas que todavía coleaban a los que Felipe no sumaría otros generados por él mismo. Tras la llegada de Paz Esteban a la dirección nada cambió. El nuevo Rey quería información sobre lo que pasaba y cada vez necesitaba menos ayuda en los asuntos conflictivos que su padre había dejado abiertos. Tendencia que se mantuvo hace dos años tras la llegada de Esperanza Casteleiro a la dirección. Con ella y con su antecesora se ha repetido la misma estadística: mantienen reuniones periódicas, a veces semanales, en el palacio de la Zarzuela, y casi nunca acuden al palacio de la Moncloa.

Los espías no le vigilaban; sí a sus novias

Desde que era joven, su vida amorosa siempre había estado más controlada, sin mezclarse con esas compañías conflictivas que tanto atraían a Juan Carlos. No obstante, cuando contaba con veintipocos años, sus relaciones con chicas habían dado trabajo al servicio secreto. Y es que el servicio secreto estuvo presente en muchos momentos de su vida sin que se enterara.

La importancia del heredero de la Corona obligó al servicio secreto a estar pendiente de las personas que se relacionaban con él, aunque no hay constancia de que le informaran de sus trabajos, algo que sí hacían con su padre. En 1993, tras acabar la licenciatura en Derecho en la universidad Autónoma de Madrid, se desplazó a Washington para cursar un máster de dos años en Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown. Allí su primo Pablo le presentó a una de sus buenas amigas, una estadounidense llamada Gigi Howard. Fue la primera relación que mantuvo tras la ruptura con Isabel Sartorius, hasta ese momento el gran amor de su vida.

Estuvieron juntos más de un año, una gran parte del tiempo sin que la opinión pública española lo supiera, no así los reyes. Cuando una relación comenzaba a ser seria, el propio Felipe o la gente que le acompañaba informaban al palacio de la Zarzuela. Y si lo consideraban oportuno, el siguiente paso era pedir datos al servicio secreto, en aquel momento dirigido por Emilio Alonso Manglano. Se desconoce el contenido del dosier personal que los espías elaboraron sobre Gigi Howard, pero sí que no tuvo influencia en la ruptura posterior de las relaciones.

Después llegó Eva Sannum, una noruega con la que mantuvo una relación apasionada que duró cuatro años. El príncipe sintió que era el amor de su vida y empezó a hablar de ella en el palacio de la Zarzuela. De nuevo, el CESID intervino, esta vez dirigido por Javier Calderón, para realizar una investigación en España y Noruega sobre el pasado y el presente de la candidata a ser Reina de España. Parece ser que algún punto del dosier relacionado con alguno de sus hábitos no gustó demasiado a los reyes.

Después conoció a Letizia Ortiz y terminaron casándose, tras el preceptivo informe positivo del los espías. Desde entonces forman una pareja sin relaciones extramatrimoniales. Por esta vía no ha dado trabajo al CNI. Igual que en los temas económicos, que tanto habían obsesionado a su padre y que terminaron ensuciando su imagen pública.

Alerta: atentado de ETA y de la extrema derecha

Hasta ese momento, las relaciones de Felipe con el servicio secreto habían tenido aspectos complicados, algunos que no le gustaron y otros de los que no llegó a enterarse hasta pasado un tiempo. Contaba con dieciocho años en 1986, cuando un informe del entonces CESID advirtió de la necesidad de aumentar sus medidas de seguridad ante la posibilidad de que la banda terrorista ETA intentara asesinarle. Dos atentados del comando Madrid habían alertado de la soltura con que se movían los pistoleros. Acababa de ser proclamado heredero de la Corona y había cumplido su primer año como cadete en la Academia General Militar de Zaragoza. El documento de los espías consideraba que su vida corría más peligro incluso que la del presidente González.

Es posible que la alarma le llegara, pero de lo que es seguro es de que no le informaron de lo que ocurrió un año antes, en 1985. Tras fracasar varias intentonas golpistas, los sectores ultraderechistas que quedaban libres diseñaron un plan para acabar con el Rey y de paso con toda la familia real y los miembros más destacados del Gobierno socialista. Tendría lugar el 2 de junio de 1985, durante el desfile anual de las Fuerzas Armadas que se celebraría en La Coruña. Por suerte, el golpe fue desactivado con tiempo y los implicados advertidos que si no paraban acabarían en la cárcel. Por si acaso, el día del desfile, como medida extra de seguridad para protegerle, el príncipe no participó en los actos. Si hubiera pasado algo, la continuidad de la monarquía había estado asegurada.

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