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Los expertos piden a España mayor gasto militar en defensa antiaérea y drones

La baja inversión militar de nuestro país amenaza la capacidad de disuasión frente a Rusia

Los expertos piden a España mayor gasto militar en defensa antiaérea y drones

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, durante la cumbre de la Alianza Atlántica celebrada en Madrid en 2022. | Agencias

El pasado martes, la OTAN publicó la estimación de gasto en defensa para 2024 de sus Estados miembros. En ese ranking, España salió muy mal parada al figurar como el país que menos recursos dedicará al ámbito militar y de seguridad, con sólo el 1,28% del PIB. Lo hace, además, en un momento en el que de modo particular los miembros de la Alianza Atlántica están incrementando su esfuerzo de gasto en defensa: este año un número récord de 23 de los 32 países  que forman la OTAN alcanzarán el objetivo de dedicar el 2% del producto nacional a la inversión militar.

Hace ya diez años, desde 2014, que los miembros del club atlántico acordaron esa meta de gasto en defensa. Desde entonces, algunos países se han colocado tradicionalmente como los que más invierten en esta partida, un grupo que ha venido liderando políticamente Estados Unidos. Así, Washington destinará en 2014 el 3,38% de su PIB a defensa, una cifra que igualan e incluso superan dos países europeos, uno limítrofe con Rusia (Estonia, con el 3,43%) y otro que hace frontera con Ucrania (Polonia, con el 4,12%).

Precisamente Estados Unidos, como primera potencia militar de la OTAN, ha exigido en repetidas ocasiones durante los últimos años que el resto de miembros de la Alianza Atlántica llegasen al mínimo del 2% en gasto militar. Una reivindicación que sonó con mayores decibelios durante la Administración de Donald Trump, que aspira a volver a la Casa Blanca en las elecciones del próximo noviembre.

Entre esa nómina de países más reticentes a invertir en defensa, se sitúan Bélgica (1,3%), Eslovenia y Luxemburgo (ambas 1,29%) y, cerrando la lista, España. A pesar de que nuestro país gastará más en defensa en 2024 respecto al año anterior (1,28% respecto al 1,19% de 2023), en estos diez años nunca ha alcanzado la cifra mágica del 2%.

Actitud de los distintos gobiernos

El motivo de ello es la falta de compromiso político. Es la opinión de Félix Arteaga, investigador principal para políticas de defensa y seguridad del Real Instituto Elcano. En conversación con THE OBJECTIVE, este doctor en Relaciones Internacionales apunta a que «los gobiernos de todo signo han considerado que la defensa no era una prioridad». Arteaga explica que ya antes de 2014, año en que se firmó el compromiso del 2%, España «ya estaba a la cola» del gasto militar en la OTAN. Ese año se dejó de recortar el gasto militar, pero desde entonces «ningún gobierno ha sido capaz de modificar ese objetivo».

En efecto, más allá de algún incremento puntual —como el que se dio a raíz de la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid en 2022—, Arteaga tiene claro que los políticos han despreciado el gasto en defensa sobre otras partidas de carácter social. Una distinción que el investigador del Real Instituto Elcano no comparte, ya que considera que la «supervivencia del país» es también gasto social. Arteaga añade que muchos gobiernos, incluidos los de signo «conservador» han mostrado «complejo» para aumentar el gasto en defensa por considerar que era una medida impopular: «Hay que explicarlo mejor a la sociedad», remacha el experto.

A estas causas, David Gómez, analista de El Orden Mundial especializado en defensa, afirma a este periódico que la tendencia española del bajo gasto militar se remonta al franquismo; durante la Guerra Fría —señala—, nuestro país invertía en torno al 2% del PIB, por el 7% de muchas otras naciones. Otros factores para que España no haya priorizado el gasto en defensa, apunta, serían el hecho de estar bajo el paraguas de seguridad de Estados Unidos, el impacto de la crisis financiera de 2008 y la ausencia de conflictos territoriales (como sí tiene, por ejemplo, Grecia con Turquía).

Por el contrario, César Ramos, director general de la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE), se desmarca de esta línea. «España no está invirtiendo menos en defensa. Tras la crisis de la covid-19, las recientes catástrofes naturales y el actual contexto geopolítico, nuestra sociedad ha tomado conciencia de la importancia de la seguridad y ha otorgado a la defensa un mayor peso en materia presupuestaria», señala a THE OBJECTIVE. Para Ramos, nuestros gobiernos «sitúan la defensa en el centro de sus agendas políticas» y este Ejecutivo «mantiene su compromiso de alcanzar el 2% del PIB para 2029, incrementando esta inversión de forma gradual hasta alcanzar dicho objetivo».

Prioridades de gasto

Sobre las prioridades en las que España debería concentrar un hipotético aumento de gasto militar, Arteaga subraya la necesidad de dotar a las Fuerzas Armadas de las capacidades que se precisan para el contexto actual de combate. Entre ellas, destacan los sistemas de defensa antiaérea, el aumento de los arsenales de munición (cuyo stock, señala, está «bajo mínimos») y dispositivos de alta tecnología como drones. Además, el investigador del Real Instituto Elcano también habla de la relevancia de que las Fuerzas Armadas puedan ofrecer incentivos económicos a la altura del mercado, para poder así competir con el sector privado por perfiles de talento y especializados.

Para César Ramos, es fundamental proporcionar estabilidad y previsibilidad a las inversiones, así como establecer una relación más estrecha y coordinada entre los planificadores militares y la industria. En cuanto a las prioridades, el director general de la patronal del sector de empresas de seguridad y defensa señala que deben orientarse en la modernización, mantenimiento e innovación dentro de las Fuerzas Armadas. Esto incluye el desarrollo de programas esenciales de renovación de equipamiento y nuevos programas como los aviones Eurofighter y FCAS, submarinos S-80, fragatas F-110 y vehículos blindados como el 8×8 Dragón, el satélite PAZ. También resulta crucial seguir invirtiendo en I+D+i para desarrollar tecnologías de vanguardia, que contribuyan a la autonomía estratégica y al desarrollo económico de España.

Acerca de esta cuestión, David Gómez matiza que, el objetivo de invertir el 2% del PIB es un indicador «controvertido». Así, si bien proporcionalmente España no gasta en defensa tanto como otros países, su compromiso se observa en una «aportación superior a la capacidad militar de la OTAN». En este sentido, aclara, otros miembros de la Alianza Atlántica cumplen con el 2%, pero no pueden compararse con España en términos de despliegue de tropas y equipamientos.

Riesgo para la disuasión

Preguntado por el riesgo que la falta de inversión militar puede tener para la capacidad de disuasión de España sobre países como Rusia o Marruecos, Arteaga sí ve una amenaza en Moscú, no así en Rabat. «La capacidad de disuasión es algo que hasta ahora se había postergado en las prioridades porque no teníamos que disuadir a nadie, no teníamos enemigos en las proximidades ni estábamos metidos en la confrontación con Rusia. Eso ha cambiado», explica el experto. El investigador del Instituto Elcano expresa la necesidad de reforzar la capacidad de disuasión española frente a Rusia, en el contexto de la guerra de Ucrania, especialmente en la defensa antiaérea.

Respecto al norte de África, por el contrario, Arteaga considera que la capacidad española es superior pese a la carrera armamentística emprendida en los últimos años por Marruecos y Argelia. «Esa espira de compra de armas no les da más capacidad, les falta adiestramiento y mantenimiento».

Gómez discrepa de este planteamiento y sí ve un riesgo en la capacidad de disuasión de nuestro país frente a Marruecos, especialmente al haberse convertido Rabat en un socio estratégico de Estados Unidos. El analista recuerda que Ceuta y Melilla no están explícitamente protegidas en el tratado de la OTAN y que Marruecos está incrementando sus capacidades militares, sobre todo a partir de la normalización de relaciones con Israel.

Ramos, en cambio, ve a España preparada. «Sin ninguna duda, una reducción en la inversión en esta industria representaría un riesgo significativo para la seguridad nacional. Sin embargo, España no se encuentra en esta situación. El conflicto de Ucrania y otras amenazas han reconfigurado las prioridades de seguridad, y España ha sabido responder con esfuerzo aumentando los presupuestos de defensa para afrontar estos desafíos», insiste el director general de TEDAE.

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