Caos en la plataforma de voluntarios: «Nos llevaron a Chiva y no salimos del autobús»
Decenas de personas denuncian el descontrol que existe todavía en el gobierno autonómico con la gestión de voluntarios
Los valencianos siguen encontrando graves dificultades para ayudar como voluntarios en los pueblos afectados por la catástrofe de la Dana. Este sábado, cinco después del desastre, el caos y la desorganización ocuparon gran parte de la jornada después que la Generalitat hubiese convocado a todos los voluntarios en la Ciudad de las Artes y las Ciencias para, precisamente, organizarlos en equipos y trasladarlos con orden y seguridad a los puntos donde más lo necesitasen los afectados por el temporal. Ocurrió todo lo contrario. Una marea de personas inundó el punto de origen con imágenes que coparon todos los medios de comunicación, pero horas después, cientos de voluntarios seguían allí, haciendo cola. Y otros tantos, que sí lograron salir, no pudieron hacer nada cuando llegaron al destino. «Nos dijeron que no hacíamos falta», denuncian.
No era cierto, claro, revela Alicia, en conversación con este periódico. Esta valenciana llegó con sus amigos a las siete de la mañana al recinto para ponerse en marcha cuanto antes. Ocho horas después, y tras haber pasado por distintas zonas, entre ellas Chiva, uno de los puntos críticos de la catástrofe, esta joven regresaba en autobús al mismo punto sin haber podido hacer nada. «Ha sido lamentable, una vergüenza», confiesa. «La Generalitat ha puesto al frente a la plataforma del voluntariado para organizarnos a todos, cuando los ciudadanos lo estamos mucho más», denuncia otra voluntaria.
Cuenta Alicia que tras esperar dos horas en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, asignarles un coordinador y crear un grupo de WhastApp, varias decenas de grupos partieron en autobús hacia Chiva, custodiados por un coche policial. Una vez allí, sin embargo, los vehículos aparcaron en un arcén a las afueras de la localidad y la mayoría de voluntarios jamás llegó al objetivo: poder echar una mano a las familias. «Primero nos dijeron que había que esperar, que había que coordinarlo y que todo costaba. Después, se acercó el coordinador directamente para decirnos a cada grupo que había hablado con el alcalde, que no tenía constancia de que íbamos, y que no hacía falta que estuviésemos allí».
«No hemos venido aquí a limpiar un Zara»
En ese momento, ya eran las 12:30 horas. Tras la supuesta negativa del primer edil, la plataforma comunicó a los voluntarios que les trasladarían a otro municipio: Calicanto. Pero los autobuseros les advirtieron de que no podían partir hasta que recibiesen la autorización de las autoridades por las restricciones de movilidad en la zona cero de la catástrofe. «Como no sabíamos cuánto tiempo había que esperar, decidimos ir al pueblo a ayudar. A medio camino, nos llamaron para decirnos que el bus se iba. Volvimos y una vecina nos preguntó que por qué nos íbamos, que les hacía falta mucha ayuda. Que era mentira lo del alcalde. Al final, esperamos otras dos horas el bus y no fuimos a ninguna otra localidad, ha sido una vergüenza».
El relato de Mari Carmen es similar. Según cuenta a THE OBJECTIVE, también llegó temprano a la Ciudad de las Artes y de las Ciencias. «Veíamos como dejaban pasar grupos de 50 en 50, pero la cola no avanzaba. Tras varias horas de espera, leímos en la plataforma del voluntariado que no saldrían buses hasta las dos de la tarde. Así que nos fuimos de la cola, cogimos el coche y nos acercamos a Chiva, al polígono. Allí el panorama es desolador y necesitan mucha ayuda. Luego me he enterado de que les habían dicho que no les hacían falta y, claro, es mentira», cuenta.
Solidaridad en Aldaia
Otros valencianos también decidieron hacer lo mismo tras escuchar que la misión del día podía ser ir a limpiar el centro comercial de Bonaire. «Considerábamos que ayudar a las familias era más prioritario que ir a limpiar tiendas de ropa. No hemos venido aquí a limpiar un Zara», critica un joven. Borja estaba ahí cuando se dio esa opción: «Todo el mundo estaba indignado. Al final nosotros fuimos a Torrent donde, literalmente, no había nada que hacer. Horas después, nos llevaron a Aldaia, pero había mucho descontrol. No sabes dónde ayudar, dónde acudir, hay mil coches… todavía queda mucho por hacer».
Aldaia, uno de los municipios valencianos más afectados por la Dana, ha vivido este sábado con gran alegría la llegada de cientos de voluntarios. Desde que el temporal arrasó con parte de la localidad, no han recibido más ayuda que la propia. Se sienten abandonados por las autoridades, denuncian. «¿Dónde están los militares?», se preguntaba enfadado Javier. Los vecinos continúan quitando fango de las calles y limpiando como pueden sus casas, mientras esperan la llegada de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y de los 5.000 policías y guardias civiles que ha activado el Gobierno para trabajar en la región.
La alerta por lluvias tampoco permitirá a muchos voluntarios acudir a ayudar a otras localidades este domingo, última jornada festiva del puente. La Consejería de Justicia de la Generalitat Valenciana ha restringido la movilidad a pie en doce de los comunicados afectados por la Dana: Aldaia, Alaquàs, Picanya, Paiporta, Sedaví, Benetússer, Alfafar, Massanasa, Catarroja, Albal, Beniparrell y Lloc Nou de la Corona. Aemet ha notificado la alerta amarilla a las zonas afectadas por riesgo de lluvias, que ha incrementado a naranja para el interior y litoral del norte de Castellón y las zonas afectadas por la Dana a última hora de la noche.