Albert, José... la unidad 'invisible' de mossos que abrió paso a la ayuda en el centro de la tragedia
Los siete agentes entraron a Paiporta poco después del desastre. Gracias a ellos la asistencia pudo llegar antes al pueblo
Albert responde al teléfono en pleno viaje de regreso a Barcelona. Ha salido hace unas horas de Torrent (Valencia) junto con otros compañeros después de haber estado una semana en la zona cero de la catástrofe ayudando a miles de familias afectadas por la Dana. Su trabajo, sin embargo, no ha terminado. Pronto, aclara: «No volvemos a casa. Estamos haciendo un viaje exprés para cargar alimentos y llevar tres motobombas en las furgonetas que necesitamos para empezar a sacar agua de los parkings, es lo que va a tocar hacer en los próximos días…».
Conocen bien cuáles son las necesidades en cada momento, cuenta este mosso en conversación con THE OBJECTIVE. Lo saben desde el pasado miércoles cuando, apenas unas horas después de la tragedia, Albert y otros seis agentes catalanes decidieron echarse a la carretera para dirigirse hasta el epicentro del desastre provocado por el temporal. Llegaron a las tres de la madrugada del jueves, se instalaron en un polideportivo de Torrent y, desde entonces, no ha habido apenas descanso para estos mossos. David, Albert, Paco, Carlos, José Antonio, Carles y Andreu fueron los primeros voluntarios en llegar a Paiporta, una de las localidades más azotadas por la Dana.
Con las calles anegadas por el barro, decenas de muertos atrapados en sus casas, sin luz y sin electricidad, esta brigada de mossos estableció el primer punto de distribución de ayuda en el auditorio de la localidad. Un centro que hoy, siete días después del temporal, sigue funcionando a pleno rendimiento gracias a la colaboración y las donaciones de miles de ciudadanos y empresas. «Nos costó muchas horas llegar, pero lo logramos. Al principio no nos dejaban montar nada, pero decidimos establecer el centro igualmente. El jueves racionábamos el agua para todos, la gente la cogía de los charcos para poder tener en las casas… Después, empezaron a llegar furgones de particulares y vimos que todo empezaba a funcionar», cuentan los agentes.
La «lanzadera de alimentos» en Paiporta
Botellas de agua, alimentos, medicamentos, escobas, cepillos, productos de limpieza, ropa… Los habitantes de Paiporta comenzaron a hacer colas en el auditorio para proveerse de lo necesario para hacer frente a la peor catástrofe natural del último siglo. No todos los afectados, sin embargo, podían llegar gasta allí. Cuentan estos mossos que tuvieron que hacer largas travesías para proporcionar todos estos productos, sobre todo, a personas mayores que no habían podido salir de sus casas. «En muchas calles había tres plantas de vehículos. Íbamos excavando en los coches, picando para poder llegar a los portales… En muchos casos, teníamos que tirarles bolsas con la comida».
El éxito de este primer proyecto logístico llevó a los agentes, ya con más colaboradores, a establecer otro centro al día siguiente en el colegio Luis Vives de Paiporta. Tras sacar el agua y eliminar todo el barro posible del local con ayuda de los voluntarios, los mossos llenaron en pocas horas el espacio de productos, pudiendo cubrir las necesidades de miles de habitantes. Estas «lanzaderas» de alimentos, como las definen estos policías, se extendieron después también a otras localidades afectadas por el desastre: Chiva, Aldaia, Casarroja…
El trabajo de estos agentes ha sido clave en muchos pueblos en los que tardó más en llegar la ayuda local, autonómica o estatal. «La gente flipaba con que estuviésemos allí siete mossos de Barcelona. Todos nos conocen ya, al final llevamos allí desde el miércoles», señalan.
El papel de Venancio
Lo que cabe preguntarse es cómo estos siete policías lograron organizarse tan rápido en pleno apocalipsis y sin conocer el terreno. La respuesta tiene nombre propio. «Todo ha sido gracias a Venancio, no habríamos podido hacer nada sin él», cuenta Albert. «Es un crack», corrobora también por teléfono otro de los agentes. Se refieren al inspector jefe de la Policía Local de Torrent, el número dos de la comisaría de esta localidad valenciana en la que el temporal, aunque menos, también causó estragos.
«Él es el que se ha encargado de organizar toda la ayuda que llegaba a la zona. Lleva 20 años en esto y al trabajar en Torrent, el municipio más grande de la zona, con 100.000 habitantes, conocía a muchos policías locales de otros sitios. A él era a quien reclamaban la ayuda. Él nos decía dónde teníamos que ir, dónde nos necesitaban más. Nos ha sorprendido mucho su labor. Es un profesional como la copa de un pino. Sin su ayuda habríamos estado completamente perdidos», explican estos mossos.
Nueva misión: liberar el agua de los aparcamientos
Su misión no ha concluido en cualquier caso. Este martes regresan a Torrent y a Paiporta para comenzar a achicar agua de cientos de aparcamientos que todavía siguen inundados. Para ello cuentan con tres motobombas que son capaces de sacar 3.500 litros de agua cada hora. «Nuestra ayuda, como la de cientos de personas que han ido llegando, sigue siendo necesaria. La indignación que tienen es total. Ya no es cuestión de un signo político u otro, en muchos casos se han sentido abandonados. Se ha tardado en tomar las riendas y están desbordados. Los ayuntamientos han tirado a la brava, y se ha conseguido todo esto».
La prioridad de las autoridades ahora es revisar garajes y túneles donde podría haber todavía víctimas. En muchos casos, la acumulación de vehículos creó diques de contención. Cientos de efectivos se dedican a esa labor en centros comerciales, donde miles de coches quedaron atrapados con el paso de las riadas. En el caso del de Bonaire, en Aldaia, por ahora, los equipos de rescate no han hallado a ningún fallecido. En el de Alfafar todavía es pronto para sacar esa conclusión. A última hora de este lunes, el número de víctimas mortales ascendía a 217.