Bárbara Rey no lo llamaría chantaje, yo sí
El significado de las palabras de Alberto Saiz, ex director del CNI: «Hubo acuerdos para que tuviese ingresos?»
Bárbara Rey ha vuelto a monetizar su antigua relación con el rey Juan Carlos. Lleva perfectamente sus propias relaciones públicas y le saca un partido en el tiempo que supera ampliamente cualquier expectativa. Es verdad que Corinna Larsen le sacó 65 millones de euros en menos años, pero esa es otra historia.
En las redes sociales la gente muestra su hartazgo de este folletín, es antigua, cansina, no les interesa. Sin embargo, los datos de audiencia y la apuesta de Mediaset demuestran que el público sigue enganchado, quiere conocer más detalles de esa relación.
Esa historia para mí ha sido desde el primer momento la de un chantaje llevado a cabo por Bárbara Rey contra el Rey, con material obtenido sin consentimiento, dirigido a obtener dinero a cambio de no ser difundido.
Hay dos elementos novedosos en este último capítulo. Bárbara ha reconocido por primera vez la presión que ejerció, tras años amenazando con una querella a quien hablara de chantaje: «Yo no le llamaría chantaje. Yo le quise decir que yo tenía esas fotografías, que yo iba a hacer público lo nuestro y que yo necesitaba ayuda. Si me quieren llamar chantajista, me da exactamente igual». Pues eso, chantajista.
También ha confirmado finalmente lo que el empresario Antonio Durán se vio obligado a negar públicamente tras la aparición de las últimas fotos, supuestamente vendidas por el hijo de la vedete sin su consentimiento. Bárbara ha reconocido que Antonio y gente de su Tienda del espía le colocaron cámaras en el dormitorio y en el cuarto de estar, es decir, hubo premeditación. Tantos años mintiendo y obligando a los suyos a mentir, que hasta yo me siento relajado al ver confirmado lo que muchos hemos estado desvelando en los últimos 20 años.
Saiz: «No salió dinero de las arcas públicas»
La segunda novedad importante viene de las declaraciones realizadas por el ex director del CNI, Alberto Saiz, en el programa «Código 10», de Cuatro. Confirmó lo que yo había contado en mi libro La Casa II: él, junto al ministro de Defensa, José Bono, articularon un plan para concluir el tema que llamaban en clave «El asunto persa». Era el año 2004. Saiz acababa de tomar posesión del cargo, y había descubierto que sus antecesores le habían buscado a la actriz un programa de cocina en Canal Nou y unos pagos mensuales procedentes de que ellos les pidieran a grandes y medianas empresas que invirtieran en publicidad en una página web.
Bárbara dice que el dinero que le pagaron en los diez años que duró el chantaje, o como ella lo quiera llamar, creía que procedía del rey. La realidad es que ella sí sabía su origen, pues para negociar sus emolumentos por guardar silencio de su relación con el rey designó a Santi Arriazu. Sin duda, el periodista le informó de que se reunía con dos de los más altos cargos del servicio secreto: el secretario general, Aurelio Madrigal, y el jefe de seguridad, Andrés Fuentes.
Cuando telefoneé a Arriazu para confirmar la información que iba a publicar en el libro, me aseguró que no iba a añadir nada más, intentó sacarme nuevos datos de lo que iba a contar y me preguntó si «te lo ha contado Andrés Fuentes, un tipo divertido».
Saiz mandó unos mensajes claros y rotundos: no había dinero de las arcas públicas, «hubo acuerdos para que (Bárbara Rey) tuviese ingresos» y «este asunto no era propio del CNI». Esto último mensaje va más referido a que acababa de llegar al cargo, que hacía unos meses que se habían producido los atentados del 11-M y él tenía que dedicar todas sus energías a desplegar un plan para que no hubiera más atentados yihadistas.