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El Gobierno dice ahora que no es competente para dar la cifra exacta de fallecidos por la dana

Marlaska declaró hace dos meses que la cifra de fallecidos publicada entonces no coincidía con la realidad

El Gobierno dice ahora que no es competente para dar la cifra exacta de fallecidos por la dana

Voluntarios limpian las calles de Paiporta tras el paso de la dana. | Eduardo Manzana (Europa Press)

La falta de transparencia y la confusión sobre el número exacto de víctimas de la dana (Depresión Aislada en Niveles Altos) en la Comunidad Valenciana se convirtió, a finales de noviembre, en un asunto candente que generó inquietud y desconcierto. La desinformación sobre los afectados por esta catástrofe natural recordó, en muchos aspectos, a lo ocurrido durante la crisis sanitaria provocada por la pandemia de la covid-19, cuando las cifras oficiales fluctuaban con desconcertante rapidez y la falta de claridad aumentaba la perplejidad entre la población. Mientras tanto, las familias de las víctimas, las autoridades locales y la sociedad en general se veían atrapadas en un laberinto de cifras contradictorias y respuestas evasivas.

A medida que los días pasaban, las cifras oficiales de muertos por las intensas lluvias y las inundaciones que arrasaron varias localidades de la Comunidad Valenciana no dejaban de variar. A finales de noviembre, el balance del Centro de Integración de Datos (CID) reflejaba un total de 221 víctimas mortales, con siete desaparecidos, pero solo unas semanas antes, las autoridades informaban de un balance de 215 muertos y 89 desaparecidos. La diferencia entre estas cifras generó incertidumbre y confusión, especialmente entre los afectados y la opinión pública, que exigían explicaciones claras sobre la disparidad en los datos.

En este contexto, hablar de «discordancia» en las cifras oficiales se convirtió rápidamente en un tema tabú. Explican a THE OBJECTIVE algunas de las personas afectadas por la tragedia que comentar sobre estas inconsistencias era percibido por muchos como un acto de «conspiranoia». «Es mejor no decir nada y aceptar los datos oficiales», añaden. Sin embargo, la inquietud era palpable, y la sensación de que las autoridades no ofrecían toda la información seguía calando entre los ciudadanos.

Por ello, este periódico, en busca de claridad, ha formulado una pregunta al Ministerio del Interior, a través del Portal de Transparencia, para aclarar la disparidad entre las cifras citadas. Y el Gobierno ha respondido: «Examinada la solicitud, este Ministerio no es competente para proporcionar la información solicitada. Por lo tanto, le comunicamos que, en virtud de lo dispuesto en el artículo 19.1 de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, hemos dado traslado de dicha solicitud al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, por entender que es competente para su resolución».

Esta resolución ha generado aún más desconcierto. Si bien se asegura que el Ministerio del Interior no tenía autoridad para resolver el asunto, el propio ministro Fernando Grande-Marlaska declaró el 2 de noviembre que la cifra de fallecidos publicada en aquel momento no coincidía con la realidad.

Desaparecidos

En medio de esta falta de respuestas claras, la tragedia sigue su curso. A dos meses de la catástrofe, al menos tres personas continúan desaparecidas, entre ellas Elisabet Gil, una mujer de 38 años que había desaparecido la tarde-noche del 29 de octubre, cuando se dirigía a su puesto de trabajo en un hotel-restaurante de Cheste. Las autoridades continúan rastreando las zonas afectadas por las inundaciones en busca de pistas sobre su paradero, pero hasta el momento no hay indicios de su localización.

La búsqueda de Elisabet, así como de Francisco y Javi, otros dos desaparecidos en las mismas circunstancias, se ha concentrado en las localidades de Montserrat, Cheste y Pedralba, aunque también se extendió a otras zonas de la provincia de Valencia. A pesar de los esfuerzos de rescate y de las intensas labores de búsqueda, que involucraban a numerosos efectivos y recursos de todo tipo, la incertidumbre ha seguido siendo la única constante para las familias de los desaparecidos. A medida que pasaban los días, la esperanza se iba desvaneciendo, pero la certeza de que la búsqueda debía continuar con todos los medios disponibles era incuestionable. La prioridad seguía siendo encontrar a los tres desaparecidos, cuyos nombres y rostros se mantenían presentes en la memoria de los ciudadanos, aun cuando las cifras oficiales continuaban siendo ambiguas.

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