La Guardia Civil sospecha que el fiscal general cambió de teléfono tras recibir un chivatazo
Álvaro García Ortiz sustituyó su terminal justo una semana antes del registro de su despacho
El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, cambió de teléfono móvil el 23 de octubre, justo una semana después de que el Tribunal Supremo abriera una investigación por la presunta revelación de secretos relacionados con la filtración de datos reservados del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, ese cambio de terminal también se produjo una semana antes de que los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil realizasen un registro en su despacho.
La proximidad de estas fechas ha llevado a los investigadores a sospechar que el fiscal general pudo haber cambiado de teléfono por «temor» tras la apertura de una causa que lo implicaba o, más probablemente, tras recibir un «chivatazo» sobre el inminente registro, lo que habría alertado a García Ortiz sobre la incautación de sus dispositivos móviles, según ha podido saber THE OBJECTIVE. Fuentes cercanas a la investigación apuntan que los agentes se inclinan por la segunda opción, es decir, que García Ortiz habría sido advertido previamente.
El hecho de que cuando los agentes de la UCO incautaron el terminal, el teléfono ya hubiera sido manipulado —con pruebas borradas— refuerza la sospecha de que el fiscal general estaba al tanto de la operación. Tras el volcado del contenido del dispositivo, la UCO no halló ninguna comunicación entre García Ortiz y sus subordinados entre el 8 y el 14 de marzo, aunque un informe previo muestra que existieron al menos una veintena de conversaciones, principalmente con Pilar Rodríguez, fiscal jefe de Madrid.
Borrado de mensajes
En uno de los últimos informes que la UCO ha remitido al Alto tribunal se dice que no se han encontrado conversaciones en los dispositivos incautados. Eso a pesar de que García Ortiz se cruzó mensajes con Rodríguez, según evidencia el análisis de los terminales incautados por la Guardia Civil a la fiscal jefe de Madrid. También se comunicó con la fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, que aportó los mensajes al inicio de la investigación y acudió a declarar como testigo.
Este escenario concuerda con las acusaciones que realizó el fiscal del Supremo Salvador Viada, que aseguró haber visto a García Ortiz «revisando» su teléfono móvil junto a su número dos el mismo día en que los agentes registraban su despacho. Viada ratificó su versión el pasado 10 de diciembre.
A disposición de García Ortiz
La UCO detectó las conversaciones entre García Ortiz y Rodríguez en el volcado de los dispositivos de esta última. En un informe anterior que reveló este diario se incluye el mensaje que la fiscal jefe de Madrid envió a las 10.22 horas del 8 de marzo al fiscal general tras hablar con la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado para enviar bien el expediente referido al novio de Ayuso. «Hola, jefe. A tu disposición», respondió Rodríguez a García Ortiz.
A las 13.28 horas del 12 de marzo, el fiscal general reenvió a Rodríguez un tuit de Ayuso que decía: «La Fiscalía Provincial de Madrid la preside una señora que fue directora general en el Ministerio de Justicia con Zapatero». Un día más tarde, por la noche, García Ortiz envía un nuevo mensaje a Rodríguez en el que le pide que le llame «cuando puedas». Al no recibir respuesta, y solo tres minutos después, le llama por la aplicación sin éxito.
A las 21.54 del mismo día, Rodríguez se dirigió a García Ortiz para preguntarle a qué correo le mandaba los «correos cruzados de Julián y el abogado». El fiscal general le respondió con su cuenta personal. «Gracias», añadió él en otro whatsapp. A las 23.01 el fiscal vuelve a ponerse en contacto con la fiscal jefe de Madrid para comentarle que le faltaba un email. Y minutos más tarde, le solicita la fecha en la que se presentó la denuncia en el decanato.
A las 23.30, Rodríguez recibió dos nuevos mensajes del fiscal general. El segundo «sería un extracto de la noticia de prensa publicada por El Mundo» por resultar «clarificadora», según la UCO. Un cuarto de hora después, García Ortiz insiste a su subordinada que le hiciera llegar el correo electrónico cuando lo tuviera. Al filo de la media noche le vuelve escribir preguntándole por la posibilidad de imputar un delito de falsedad al novio de Ayuso. Sin embargo, todos estos mensajes han sido borrados del teléfono del fiscal general.
Chivatazo como en el ‘caso Koldo’
No es la primera vez que, presuntamente, se podría haber producido un «chivatazo» en una instrucción. En el caso Koldo, en el que se investiga el cobro de mordidas por miembros del Gobierno de Pedro Sánchez en la adjudicación de contratos durante la pandemia, los investigados ya sabían que estaban en el punto de mira meses antes de que fueran detenidos, e incluso antes de que se les intervinieran las comunicaciones mediante pinchazos telefónicos. En este caso se señaló al comandante de la Guardia Civil, Rubén Villalba, que fue detenido por haber facilitado supuestamente información sobre la investigación de la trama de las mascarillas a Koldo García meses antes de su detención.
También hay que destacar que, tal y como adelantó en exclusiva este periódico, el fiscal Anticorrupción del caso Koldo, Luis Pastor, presentó una primera querella contra Koldo García y los principales cabecillas de la trama el 28 de junio de 2023, justo un mes antes de las elecciones generales del 23-J- Según confirmaron a este diario fuentes de la Fiscalía, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, tuvo conocimiento de esta investigación. Sin embargo, desde el Ministerio Público decidieron frenarla en plena época electoral, cuando el PSOE se jugaba seguir en el Gobierno, motivo por el cual el fiscal Pastor tuvo que elaborar otro informe con fecha del 6 de septiembre –un mes y medio después de los comicios–, que fue la querella que finalmente presentó ante la Audiencia Nacional.