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La Mirilla

La trágica cena que acabó con el escolta de Khashoggi en la prisión de Asturias

Julio Santos trabajó durante varios años para el histórico traficante de armas cuando estaba afincado en Marbella

La trágica cena que acabó con el escolta de Khashoggi en la prisión de Asturias

Adnam Khashoggi, en una imagen de archivo.

Julio Santos García Parrado (Gijón, 67 años), exmilitar preso y uno de los delincuentes más conocidos del Principado de Asturias, falleció el pasado viernes en el centro penitenciario de Villabona tras sufrir un atragantamiento mientras cenaba, según confirman fuentes penitenciarias a THE OBJECTIVE. García Parrado ingresó por primera vez en prisión en 1980 y, por última, en 2022, cuando, ya enfermo y sin apenas poder caminar, intentó sin éxito atracar la oficina central de la Caja Rural de Gijón porque, según dijo, «no tenía donde vivir». Acumulaba un extenso historial delictivo: delitos de robo, estafa, falsificación… Fue detenido en más de 20 ocasiones. La mayoría de ellas, eso sí, después de que su exjefe, el histórico traficante de armas Adnam Khashoggi, falleciese en 2017. Tenía importantes deudas.

Más allá de su currículum delictivo, este preso ganó fama entre los asturianos por ser escolta del citado empresario saudí cuando estaba afincado en Marbella. Uno de los hombres más ricos del mundo, que alcanzó notoriedad en la prensa nacional e internacional por sus fiestas y escándalos, todos ellos casi siempre a bordo de su yate Nabila, ahora propiedad del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Al parecer, el jeque saudí contrató al fallecido, que también fue legionario, tras recibir amenazas de muerte. Khashoggi hizo su fortuna en la década de los ochenta como mediador en la venta de armamento entre los gobiernos occidentales y Oriente Medio. La Justicia le acusó de blanqueo y tráfico de armas.

Aun así, el empresario de armas reinó en la noche marbellí casi hasta su muerte, siempre rodeado de las personas más influyentes, ya fuesen ejecutivos, financieros, príncipes, reyes o presidentes. Entre sus historias desconocidas estuvo la relación laboral -y tal vez de amistad- que mantuvo con el delincuente gijonés. Fuentes penitenciarias señalan que García Parrado tenía un estado de salud bastante deteriorado desde hace años. De hecho, estaba recluido en el módulo de enfermería. El pasado 10 de enero, a la hora de cenar, murió atragantado por un trozo de carne. Según indican las mismas fuentes, los médicos de la cárcel no pudieron hacer nada por salvar su vida y falleció ahogado. 

Su ‘falso’ robo en el banco

Antes de entrar en prisión hace dos años, según declaró en una entrevista con El Comercio, no tenía donde vivir. «Estoy solo, enfermo y hundido». Por este motivo decidió atracar el banco gijonés y así recibir cuidados en la prisión. «Venía de los Servicios Sociales. No me atendieron. Y al marchar dije: ‘Entonces, ¿tengo que atracar un banco?’ Oí que alguien decía: ‘Bueno, atráquelo’. Salí de allí muy quemado. Y yo, que soy bipolar, no me tomo la medicación y me dejo llevar por los impulsos, en el banco más cercano que había entré», señaló el conocido delincuente

Con la ayuda de una muleta para andar, entró en la sucursal y al llegar al mostrador de la caja, requirió el dinero al empleado amenazándolo con un cuchillo de pequeñas dimensiones. «El de untar la mantequilla», precisó a la prensa. El trabajador intentó que depusiera su actitud, pero ante la negativa de García Parrado, alertó a la Policía Nacional accionando el botón del pánico. Tres minutos después, los agentes lo inmovilizaron y lo identificaron. Tras pasar por el área psiquiátrica del hospital, la juez dictó su ingreso en la prisión asturiana donde, casi dos años después, ha fallecido. «Fui muy peligroso hace muchos años y pagué mucho por ello», confesó.



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