Martín Varsavsky: «Si en 2027 Sánchez sale elegido otra vez, me voy de España»
«Hay una actitud tan grande contra la empresa que se ha puesto muy difícil hacer cosas»
Martín Varsavsky (Buenos Aires, 1960) se ha erigido en uno de los pocos empresarios exitosos que critica abiertamente al Gobierno de Pedro Sánchez. Lo que muchos solo dicen en privado, él se atreve a manifestarlo en público. De origen argentino, lleva años afincado en España, donde fundó, entre otras empresas, Jazztel y Ya.com.
PREGUNTA.- Usted no rehúye ninguna polémica (Trump, Milei, la situación en Oriente Medio con Israel-Gaza, el Gobierno de Sánchez)… Habla sin tapujos en redes sociales y, últimamente, con apariciones en los medios de comunicación. ¿Por qué? ¿Qué le aporta a un empresario, emprendedor, inversor como usted significarse tanto en asuntos a veces polémicos?
RESPUESTA.- Tengo una vida curiosa. Vivo en España, pago mis impuestos en España, soy ciudadano español, pero mi trabajo es todo en Estados Unidos. Viajo una semana al mes a EEUU y el resto lo hago por Zoom con EEUU. La pregunta es: ¿por qué? ¿Por qué si antes hice Jazztel, Eolia, Barter… hago tanto en EEUU? Por eso es por lo que hablo ahora en la televisión y con medios: porque se ha puesto muy difícil para un emprendedor hacer emprendimientos en España.
P.- ¿Siempre ha sido tan difícil emprender en España?
R.- Cuando yo llegué a este país en 1995, había un Gobierno socialista, el de Felipe González, pero era un socialismo que buscaba el desarrollo económico y que sentía que, si no había un sector privado muy fuerte, no podíamos tener un estado del bienestar. Y ahora tenemos un Gobierno socialista, pero muy diferente, como también era diferente el Gobierno de Clinton y Biden. Y este gobierno (el de Sánchez) dificulta mucho el «accionar» de los emprendedores. Y yo lo que quiero es un país más libre en el que podamos hacer empresas, crear empleo de calidad y hacer lo que en una época hicimos. Ahora está todo tan hiperregulado que por eso he decidido hablar del tema, porque si no, no tendría más oportunidades.
P.- Es decir, ¿cree que si hubiese gobernado este Gobierno en la época en la que puso en marcha Ya.com, Jazztel, Eolia… no hubieran sido posibles esos proyectos?
R.- Antes había un espíritu en España de hacer grandes empresas: Mango, Inditex… que incluso hoy son las más valiosas de España. Pero en los últimos diez años es muy difícil pensar en ese espíritu. Mira lo que le pasó al fundador de Glovo, Óscar Pierre, que es amigo mío. Le criminalizaron por hacer Glovo. Los mismos burócratas del PSOE que están todo el día pidiéndose ‘Glovos’, están pidiendo su encarcelamiento y atacándole de una manera horrible, de una manera anti-desarrollo de España.
P.- ¿Por qué? ¿A qué se refiere?
R.- Porque, al final, Glovo es un servicio fantástico y útil. Hay una actitud tan grande contra la empresa desde el presidente Sánchez para abajo que se ha puesto muy difícil hacer cosas.
P.- ¿A qué cree que se debe esta actitud «contra la empresa» de Sánchez? ¿Obedece a alguna cuestión ideológica?
R.- Creo que la empresa enriquece. La izquierda dice que a sus dueños. Es verdad. Pero también enriquece a sus empleados y también al consumidor. Los países a los que mejor le va como Suiza tienen unas empresas superexitosas en muchos sectores. Suiza para tener los pobres más ricos del mundo, tiene también los ricos más ricos del mundo. Aquí (en España) hay un Gobierno clientelista que quiere que la gente sea pobre para pedirle favores, para pedir ayudas. Al Gobierno no le conviene que a la gente le vaya bien porque si a la gente les va bien, les van a dejar de votar. Por tanto, la idea de atacar a la empresa y a la creación de empresas y startups es atacar el origen de lo que sería el fin de su mandato porque cuando a la gente le va bien y trabaja no vota más a los socialistas.
P.- ¿Está diciendo que al Gobierno le conviene poner trabas a las empresas para evitar que se genere riqueza?
R.- Sí. Pero hablamos también del tema de las ayudas. No sólo ayudas al inmigrante ilegal que llega a España y le dan el dinero que le dan. También hay ayudas a las empresas y me pregunto: ¿por qué las empresas necesitan ayuda? Las empresas no necesitan ayudas, pero sí las necesitan si les cortan las alas de tal manera que las dejan heridas. El Gobierno lo que hace a través de todo el sistema de ayudas es limitar el crecimiento que lograría que nadie necesitara ayudas. Porque si nadie necesitara ayudas, nadie necesitaría a los socialistas.
P.- ¿Cree que todos los políticos son así? ¿Ha conocido alguno que sea lo contrario?
R.- Creo que España está muy confundida en temas de cómo se crea la riqueza en un país. Estoy generalizando. Es decir, no digo que nadie se dé cuenta. Pero, por ejemplo, en España no hay gente que piense como en mi país, donde hay gente que piensa como Milei (un economista que realmente entiende de dónde viene la riqueza y es del trabajo de los individuos y de las empresas). Aquí, en España, cunde el estatismo, hay muchísima gente de todos los partidos políticos que piensa que cuando hay un problema lo tiene que solucionar el gobierno. Ya sólo eso es como el origen del mal.

P.- ¿Y eso ocurre en todos los países?
R.- Hay una frase que dijo Clinton una vez: «No hay nada que esté mal en EEUU que lo que está bien en EEUU no pueda arreglar». Él no dijo: «No hay nada que esté mal en EEUU que el Gobierno no pueda arreglar». Y él estaba en el Gobierno. Pero él representaba a unos demócratas que ya no existen: balanceaban el presupuesto, daban bienestar en el sentido de trabajo y empresa y no en el de ayudas. Entonces, creo que sí que hay gente que pueda pensar que lo mejor es tener menos gobierno y más país, pero no hay tanta. Casi todos los partidos políticos creen que la solución pasa por el gobierno. Quizás mucha gente en Vox piensa en tener menos gobierno y alguna gente en el PP, sobre todo la rama de Díaz Ayuso.
P.- Usted colaboró con el Gobierno de Díaz Ayuso…
R.- Sí. Colaboré en la época del covid desarrollando una app. Me parece que el PP en la rama liberal sí se da cuenta, como también se da cuenta Díaz Ayuso, de que la riqueza viene del sector privado. Por eso a Madrid le va tan bien, tanto mejor que a Barcelona y a Cataluña y a toda España. ¿Por qué? Porque hay libertad. Las voces más libertarias vienen de parte de Vox y del PP pero inclusive dentro de esos partidos hay bastante gente confundida con el rol del Estado. Pero creo que las cosas están cambiando lentamente y que la gente se está dando cuenta de que la solución no pasa por tener más concursos y más empleados y más funcionarios públicos sino en liberar el espíritu español que en algunas épocas de la historia dio muy buenos resultados.
P.- ¿Se ha entendido en España por qué ha ganado Trump?
R.- La mayoría de la gente en España tiene una idea muy equivocada sobre los norteamericanos. No les entienden. Y te diría que es normal ya que no están ahí y tampoco tienen por qué entenderlos. El problema es que si no les entienden sería bueno que no comentasen sobre el tema. Pero, no les entienden y comentan. Comentan en contra. La primera idea generalizada es que los norteamericanos son unos ingenuos, unos tontos. Y uno mira al país más exitoso del mundo, donde hasta el Estado más pobre del país (Misisipi) es bastante más rico que España. Quizás podríamos estudiar por qué les va tan bien en vez de tratarles de ingenuos. Dentro de esta ingenuidad que el español cree que el norteamericano tiene, hay otra parte que podríamos definir como votantes de Trump.
P.- ¿Y cómo son esos votantes de Trump para los españoles?
R.- Para muchos españoles van de ingenuos a tontos: «¿Cómo son tan tontos de votar a Trump?». Mi trabajo está principalmente en EEUU, donde tengo 5.000 empleados, donde viví 20 años y sé que no son tontos. Son el pueblo más brillante del planeta, producen a nivel de ciencia premios Nobel… en cualquier estándar que podamos juzgar de inteligencia, van por delante.
P.- Entonces, ¿el español no entiende por qué han votado a Trump y piensan que los norteamericanos son tontos?
R.- Sí, ellos piensan que sí entienden por qué gobierna Sánchez y no entienden por qué gobierna Trump. Y yo les preguntaría a todos estos españoles que parecen entender por qué una persona que quedó segunda en unas elecciones (Sánchez) con un 31% de los votos tiene que ser más aceptado que alguien que obtuvo el 51% de los votos (Trump). Y, además, que para gobernar, Sánchez tuvo que aliarse con un montón de partidos que directamente quieren ver el fin de España, que desaparezca tal como existe. Habría, según ellos, otra España: sin un brazo, sin una pierna… Es mucho más difícil de entender cómo Sánchez llegó a gobernar con esa coalición que cómo Trump llegó a Gobernar: Trump llegó a gobernar porque le votó la mayoría de la gente. Y punto. Y no son ningunos tontos y, sin duda, todos los que le apoyan, empezando por Elon Musk, son de la gente más inteligente del mundo.

P.- Entonces, a su juicio, ¿por qué ha ganado Trump, con más votos incluso que en 2016?
R.- Porque la gente en EEUU vota con el bolsillo. Vota pensando en su economía. Y creo que cuando vieron a Kamala Harris y a Trump y se preguntaron quién era mejor para su bolsillo, no hubo duda de que mejor para su bolsillo era Trump para la mayoría de la gente. ¿Qué pienso yo de ello? Creo que Trump sí es mejor para su bolsillo porque Trump y el equipo que lo apoya, está más centrado en el crecimiento económico y no invadido por pensamientos de derrota como puede ser el medio ambientalismo excesivo.
P.- ¿A qué se refiere con esto del medioambientalismo excesivo?
R.- Por ejemplo, la primera semana de Gobierno, una de las primeras cosas que hizo Trump fue darle agua a California. Y uno se pregunta: ¿cómo es que California no tenía agua? Resulta que California tenía posibilidad de tener agua pero la tiraban al mar por razones medioambientales para salvar a un pez que en inglés se llama smelt (en español, eperlano del delta). Locuras. ¿Por qué iban a dejar a 40 millones de personas sin agua para salvar a un pez?
P.- De hecho, Trump culpó al Gobernador de California de los incendios…
R.- Sí, a Gavin Newsom. Pero justo él tenía el poder para hacer ese cambio. EEUU es un país muy federal pero resulta que el motivo de haber desviado el agua lo habían hecho desde el Gobierno federal. Es decir, el Gobierno Federal de EEUU tiene una cantidad de leyes insólitas, que ahora van a cambiar, como por ejemplo, cuánta agua puede salir de una ducha en todo EEUU. Esto está dirigido por la Agencia de Protección al Medioambiente. Eso es terrible, pero le da una gran oportunidad a Trump para cambiar el control de cuánta agua sale de una ducha en todo Estados Unidos.
P.- ¿En qué se asemejan Trump y Milei?
R.- Trump ha adoptado la simbología de Milei: los leones, la motosierra… Milei inspiró a Elon (Musk) y Trump muchísimo con la idea de la motosierra. ¿En qué se parecen? Lo que tienen claramente en común es que quieren mejorar muchísimo el instinto capitalista de la economía. De ahí la idea de liberar, de ahí la idea de los leones… que el capitalismo pueda rugir. En España supongo que asusta a la gran mayoría de la gente, pero, por ejemplo, en Suiza se pagan muchos menos impuestos que en España en porcentaje y todo el gobierno funciona mejor porque es un gobierno más motosierra, más tipo Milei, país al que admira mucho. Creo que Trump y Milei tienen eso en común: su deseo de despertar al león, el capitalismo. Que salgan las «fuerzas del cielo». Lo llaman así pero no se refiere a una intervención divina, son las fuerzas del cielo en el sentido de generar ese crecimiento económico del cual Argentina y su resultado está siendo increíble.
P.- Esto a nivel semejanzas, pero ¿qué diferencias tienen?
R.- Por ejemplo, a título personal. Yo conozco a Milei personalmente y a Trump. Hay una cosa muy diferente: a Milei no le interesa el dinero para nada. Es un académico del dinero, un intelectual de la economía…
P.- De hecho, viaja en low cost y es el presidente de Argentina…
R.- Sí. Hubo que convencerle para que usara el avión presidencial que existía de la época de los peronistas. Sobre todo por una cuestión de seguridad. Porque si fuera por Milei, iría por la calle en el autobús, en el metro… A Trump en cambio le gusta la riqueza para su país y para él. A Milei sólo para su país.

P.- Ve en peligro a España teniendo en cuenta que la relación de nuestro Gobierno con el de Argentina no es la mejor: hemos tenido varias crisis diplomáticas, Milei se ha referido a la esposa del presidente de Sánchez, Trump habló de España como si fuéramos un BRIC. ¿Cómo puede afectar a España esta mala relación con sus gobiernos?
R.- Bueno, falta la otra parte del relato. La de Pedro Sánchez en Davos diciendo que hay que destruir las redes sociales, pidiendo el fin del anonimato o diciendo que los coches chinos eléctricos son muy buenos, como dándole a Elon Musk y a Tesla; y Pedro Sánchez como paladín de la izquierda pro islámica y su gran amor por Hamás contra Israel, haciendo todo lo posible, usando todas las cifras que da Hamás que hasta la ONU dijo que eran falsas pero Sánchez las usaba todos los días. Entonces, conviene no olvidarse de todo lo que hace Pedro Sánchez para provocar que después llamen a España BRIC. No creo que Trump pensara que España es realmente un BRIC. Pero el espíritu de España con Pedro Sánchez es totalmente Rusia, India, Brasil, China… por eso no está mal la asociación ideológica de Trump. Lo que pasa es que Pedro Sánchez va y canta «La internacional» que es un himno de genocidas comunistas, era el himno de Rusia. Y la gente lo considera normal. Y luego nos sorprendemos de que nos llamen BRIC.
P.- Con este diagnóstico, ¿cree que a España le van a afectar las malas relaciones de Sánchez con Trump?
R.- Creo que es un desastre para España que esté Pedro Sánchez gobernando y más frente Trump. Veamos la crisis con Petro (presidente de Colombia, porque Pedro Sánchez apoya la peor izquierda latinoamericana como Maduro, Petro, etc.) ¿Qué pasó con Petro? Trump dijo: «Los criminales colombianos los mandamos de vuelta a Colombia». Algo que tiene, por cierto, todo el sentido y es lo que tendría que hacer España con criminales extranjeros. Pero Petro dijo que no los iba a recibir. Y Trump dijo: «Ok, te voy a meter un 25% de aranceles y un 50% la semana que viene». Y por supuesto, Petro dijo: «Ok, ¿dónde están? Traigan a todos esos criminales».
P.- ¿Por qué cree que Trump hizo eso?
R.- Porque el 30% de las exportaciones de Colombia van a EEUU, pero el 0,1% de las importaciones de EEUU son de Colombia. No sé los números exactos pero es algo así. El problema de gente como Pedro Sánchez o Petro es que cuando vas contra EEUU no sabes con quién se meten. Como les va muy bien jugando de locales creen que a nivel internacional pueden hacer lo mismo. Para el ciudadano medio español es mucho mejor tener a una Meloni (presidenta de Italia) o un equivalente, que tener un Pedro Sánchez. O, incluso, tener a un socialista como era en su época Felipe González que metió a España en la OTAN. Los socialistas no eran tan «anti occidente», pero los socialistas de ahora son no sólo antiamericanos sino anti occidente, anti nuestra propia cultura. Y el resultado es que peligra la economía porque ciertas actitudes tan antiamericanas pueden producir aranceles.
P.- Hablando de aranceles. Usted se define como una persona de derechas pero libertaria, al estilo Milei. Pero, en esto de los aranceles de Trump ¿dónde está el liberalismo al ir contra el libre comercio?
R.- Creo que Trump no quiere aranceles. Pero sí se da cuenta de que son una manera de luchar políticamente contra ciertas injusticias, como que Colombia no te acepte a sus propios ciudadanos colombianos. Yo soy de derecha libertaria como Milei y entiendo los aranceles como una táctica de guerra sin armas que puede funcionar. Y en ese sentido lo apoyo.
P.- De guerra económica, supongo…
R.- De guerra económica, sí. Por eso lo de guerra sin armas.
P.- ¿Cónoce personalmente a Pedro Sánchez?
R.- No.
P.- ¿Si tuviera la ocasión de encontrarse con él, qué le diría?
R.- Uno tiene que pensar si puede conseguir algo cuando tiene un encuentro de trabajo. Creo que es muy difícil lograr algo de un encuentro así. Muchos otros presidentes me quisieron ver por el hecho de ser emprendedor. La pregunta es «¿Por qué Pedro Sánchez no?». Además, teniendo en cuenta que antes tenía unas ideas políticas diferentes de las que tengo ahora. Creo que Pedro Sánchez no tiene interés en reunirse con emprendedores.
P.- ¿Le diría que cambiara algo de sus políticas?
R.- Siendo judío le hablaría de su equivocada visión de Israel y su apoyo a Irán, Hamás, los hutíes y Hizbolá; también reflexionaría sobre la creación de empleo de calidad que pueden traer las empresas en España; hablaría de cómo el hecho de tener tantas capas de gobierno arruinan la economía; de cómo lograr que el espíritu de los españoles triunfe por encima de la capa somnífera del gobierno que intenta «chupar» el talento en impuestos gubernamentales inútiles en vez de en empresas que podrían hacer que España vuelva a tener el protagonismo que tuvo cuando era la octava economía del mundo en el año 2000.

P.- ¿Le tienta la política, entrar en la primera línea como Elon Musk o hacerlo desde una segunda fila?
R.- Yo hago política. Pero la hago a mi manera.
P.- ¿Cómo se hace eso?
R.- Creo que hoy en día no hace falta tener un cargo público para hacer política. Con el poder de comunicación que cada persona tiene en redes sociales y la capacidad de poner un whatsapp o un SMS a diferentes personalidades. Yo escribo frecuentemente ideas que se me ocurren y las envío a gente de Argentina, EEUU y España. Hago políticas (con «ese»). Voy a contar una anécdota y espero no meterme en líos por contarla…
P.- No, seguro que no. Cuente, cuente…
R.- Por ejemplo. El otro día estaba pensando cómo se podría conseguir más seguridad jurídica en Argentina. Pensé que una de las soluciones era hacer el inglés lengua oficial en Argentina. Si se pudieran hacer todos los contratos en inglés cuando las dos partes aceptan. Que el derecho civil pudiera ser también en inglés sin traductores ni nada. Se lo comenté a bastante gente en Argentina y les gustó: poder hacer contratos e inversiones en inglés. Yo no sé si mañana lo sacarán en Argentina o no, pero cuando tengo ideas concretas las comparto.
P.- Y en España, ¿las comparte con alguien?
R.- Por ejemplo, con Díaz Ayuso. Le dije que no podía ser que haya tanta tierra rodeando Madrid sin construir. Es la tercera ciudad más grande de Europa. Le dije que por qué no recalifican los terrenos que están alrededor de Madrid, todas las zonas que están llenas de campo. No sé si lo hará, pero se me ocurrió, la escribí y queriendo ayudar las compartí. Tengo comunicación frecuente con Elon Musk, con gente del gobierno de EEUU, con gente del gobierno de aquí… Bueno, no con el gobierno socialista porque no tengo a ninguno en el WhatsApp.
P.- ¿No tiene el contacto de ningún miembro del Gobierno?
R.- No. Pero escribo mis ideas en la red social X. Cuando creo que se puede ayudar a la economía española o, por ejemplo, a la economía de Menorca, isla a la que voy mucho.
P.- Milei el otro día en Davos fue muy contundente y crítico con la ideología woke y la ideología de género. Dijo que cuestionaban la idea mismo del sexo (hombre-mujer) y que junto al feminismo, aborto, ecologismo… son «cabezas de una misma criatura para justificar el avance del estado y acabar con causas nobles». ¿Qué le parece la ideología woke?
R.- Creo que como la inspiración principal de Milei y Trump es la economía, detrás de todo esto hay un discurso que tiene que ver con que la economía funcione mejor. Por ejemplo, si uno tiene que contratar en una empresa a gente de diversas razas, religiones o géneros para cumplir cuotas, la probabilidad de que haya talento es muy baja. Es decir, lo más probable es que uno contrate gente con menos capacidad pero que cumple las cuotas. Como Milei y Trump quieren que la economía vaya bien, para que la economía vaya bien tienen que contratar los mejores empleados ya sea negro, blanco, musulmán, cristiano, judío… El tema: el mejor empleado, el mejor talento. Todas estas políticas que tratan de administrar la economía a través de la raza y de la identidad son dañinas para la economía. Y más allá de eso hay políticas que son más dañinas para la sociedad.
P.- ¿Dañinas para la sociedad, por qué?
R.- Me refiero a sexualizar la niñez, hablar muy temprano a los niños de estos temas. Yo soy padre de siete hijos y tengo mucha experiencia en el tema de tratar con niños; además, mi trabajo principal es la fertilidad donde hemos ayudado a que en EEUU nazcan 165.000 bebés. Así que tengo una conexión con la niñez. Me parece que las cosas tienen que ser a su tiempo. No hay necesidad de promover ideas en niños pequeños que sólo les pueden confundir. Porque la mayoría de la gente que cree que ha nacido en el sexo equivocado, cambia de opinión. Si le cortas los genitales ya es irreversible. Por tanto, hay temas que habría que dejar para los 18 ó 25 años y no para los 9 años.
P.- A nivel empresarial, ¿ha tenido que cumplir con las cuotas de género/sexo/nacionalidad de las que estamos hablando?
R.- Sí. Hablo de EEUU porque en todas mis empresas tengo 50 empleados en España y 5.000 en EEUU. En España curiosamente es menos común estas cuotas que en EEUU. Allí se llegó a un extremo ridículo en exigencias a este nivel. Veamos Europa. Por ejemplo, yo estoy en el consejo de Axel Springer que es la empresa de medios más grande de Alemania. Llegó un momento que nos obligaron los sindicatos a tener una jefa de diversidad, etc. Hubo un momento en los últimos tres-cuatro años que se llegó a un extremo y uno decía «Tenemos que contratar a este candidato pero no podemos porque es hombre. Se nos acabó la cuota de los hombres». Y era absurdo. Creo que por suerte esto está mejorando. Eso no quiere decir que no haya igualdad. Yo creo en la igualdad entre hombres y mujeres, de toda la gente.
P.- Todo el mundo cree en la igualdad…
R.- Pero eso no quiere decir que la igualdad tiene que ser una igualdad forzosa y que tengamos tantos bomberos mujeres como pasó ahora en Los Ángeles que no apagaron ningún incendio.
P.- ¿Qué ha pasado en Los Ángeles con los bomberos?
R.- Si se trata de entrar en una casa incendiada, levantar víctimas y llevárselas, creo que es más probable que lo hagan los hombres. Hubo una mujer lesbiana que dijo que ella no podía sacar hombres de un incendio. Se daba cuenta de que era pequeñita y que los hombres en promedio pesaban 80 kilos. Se ha llegado a cosas tan ridículas. Incluso, en ese momento, uno se pregunta: «¿Por qué no cogieron a las atletas trans (estos que boxean y le rompen la cara a las mujeres) y las ponen de bomberos?». Ahí sí que estarían bien de bomberos. Si nos dicen que nacieron hombres, luego fueron mujeres pero quieren ser bomberos… les diría que «vale» que sean bomberos. Al final es una cuestión pragmática, quién puede levantar a alguien, quién tiene más fuerza en un incendio. Este ejemplo lo es todo.
P.- Vamos con el tema de Elon Musk. Dice usted que no hizo un gesto nazi pero hay cierta prensa que sigue insistiendo que lo hizo. De hecho muchas compañías han dejado X por ese motivo.
R.- Creo que el mundo está muy dividido y que la gente cree lo que quiere creer y muy poca gente cambia de opinión. Yo sé que él no hizo un saludo nazi porque lo hablé con él y porque yo soy judío y tengo un radar especial para detectar nazis. Es curioso que todos los que dicen que Trump y Musk son nazis, no dicen que Hamás es nazi cuando claramente quieren eliminar a los judíos. Hay algunos que dicen: «Ah, pero eso no es lo único que hacían los nazis». Es verdad, no era lo único. Sin duda el holocausto es una de las cosas más terribles que salió del nazismo. Y Mussolini, Hitler y Franco diferían mucho en la idea de qué hacer con los judíos. Lo que hizo único al nazismo fue esa obsesión de matar a los judíos: en 1938 había 10 millones de judíos y hoy hay menos de un millón de judíos en toda Europa. Hay más árabes en Israel (dos millones) que judíos en Europa, que tiene unos 440 millones de personas. Claramente Elon Musk no es nazi, ni hizo un saludo nazi. Pero Elon es asperger. Ahí hay un tema que la gente no entiende. Llamémoslo los «superpoderes de los asperger». Los asperger tienen 90% de superpoderes pero un 10% de «superdebilidades» sociales. Las debilidades son, por ejemplo, imitar un gesto. No me sorprende que alguien que quiere hacer un gesto desde el corazón le salga de otra manera porque sale del corazón.
P.- ¿Le molesta como judío el apoyo de Elon Musk al partido AFD (Alternativa para Alemania): no sólo con un artículo en diciembre sino participando en un mítin de este partido alemán el fin de semana pasado?
R.- Puedo responder esto de manera muy personal: fui yo el que organizó que a Elon Musk le publicaran el artículo en Die Welt en el que explicaba por qué apoya a AFD. Me metí en un lío enorme en Alemania con esto. Obviamente no soy yo el que apoya a AFD, aunque sí apoyo que la CDU se junte con AFD como hizo aquí el PP con Vox. Si votara en Alemania votaría por la CDU. Pero más allá de eso, sí que me parece que algunos neonazis sí debe haber en AFD. Aunque creo que la Alice Weidel, la que dirige AFD, no es para nada nazi.
P.- De hecho, la líder de AFD es lesbiana y vive con su pareja de Sri Lanka…
R.- Sí. A mí lo que me parece es que los partidos más extremos atraen elementos más extremos. El otro día me tocó hablar con un periodista español que se llama Antonio Maestre y él dijo orgulloso que él era de ultraizquierda, que era marxista. Es interesante que en España se puede decir con orgullo que uno es marxista y de ultraizquierda pero no sé puede decir con orgullo (ojo, no es mi caso) que es de ultraderecha y fascista, cuando para mí el marxismo, el comunismo y el fascismo son dos caras de una misma moneda que es el totalitarismo, la dictadura. Es más, hay muchas dudas de si los nazis eran socialistas, nacionalsocialistas… ¿Por qué la gente se confunde? Porque al final entre Stalin y Hitler eran dos dictadores que fueron el uno contra el otro y como resultado se murieron 50 millones de personas. Pero no eran muy diferentes. Volviendo al AFD, una democracia no le puede negar al 25% de sus votantes el derecho a expresar su opinión que, además, no creo que sea nazi como partido. Para nada. Es más, me parece un partido similar al de Georgia Meloni. Por eso estoy a favor de que sean parte del proceso democrático.
P.- En 2022 fue a París a ver la final de la Champions. A usted y a su familia les acorralaron, zarandearon, intentaron robarles… Usted lo denunció. ¿Cuál es su visión sobre la inmigración ilegal?
R.- Yo crecí toda mi vida siendo una persona progresista que pensaba que sólo los blancos éramos racistas. Pero en Saint Dennis, en la final de la Champions, fuimos asaltados por miles de personas de origen africano. Cometimos el error de ir con mis hijos que tenían 9 y 6 años. Se reían de ellos llamándoles «blanquitos de mierda». Era un racismo de negros hacia blancos. Para mí fue un shock. Yo pensaba que el monopolio del racismo lo teníamos los blancos.
P.- ¿Pasaron miedo?
R.- Mucho miedo. Nos rescataron un grupo de españoles que hicieron un escudo humano (tipo tortugas romanas), nos pusieron en el medio y nos fueron sacando de esa multitud de africanos y nos llevaron hasta el metro donde pudimos escaparnos. Mis hijos hoy en día siguen diciendo que a París no vuelven. Fue un trauma para nuestra familia. Ese episodio fue un despertar. Hubo un momento en que yo sentí: «Guau, ¡tanta gente nos odia!». Porque no era uno que nos odiaba, no fue uno aislado… Aparecieron miles que odiaban a los blancos. Por tanto la pregunta es ¿qué está pasando en Europa que nos estamos suicidando?
P.- ¿Cuál es su propuesta, pues, en inmigración?
R.- Se puede tener una inmigración positiva. Hay algunas propuestas interesantes en Alemania que aunque muchos aquí, en España, me han dicho que no servirían para nada, que obligan a los inmigrantes a firmar un contrato social y si se incumple se les puede deportar. En ese contrato se comprometen a aceptar que las mujeres son iguales que los hombres, que los homosexuales son iguales que los heterosexuales, que los judíos son iguales que los cristianos, que los cristianos son iguales que los musulmanes… Sin duda cosas obvias para nosotros en Europa pero que si lo firman y luego lo incumplen se les pueda devolver a sus países. También hay otras ideas que leí en Suecia para filtrar la inmigración y conseguir la buena. Yo mismo soy inmigrante y hay inmigrantes que venimos aquí o a EEUU a trabajar. La propuesta es que el inmigrante no puede recibir ningún tipo de ayuda hasta que no cotice por lo menos 10 o 20 años. Eso sería un buen filtro: el inmigrante que quiera venir a trabajar, bienvenido, el que quiera venir a vivir del Estado del Bienestar sin hacer nada, no recibirá nada.
P.- Pero usted es inmigrante…
R.- Claro. No es que esté en contra de la inmigración porque eso sería estar en contra de mí mismo. Estoy en contra de la inmigración parasitaria que usa el Estado del bienestar y delinque y no aporta. Lamentablemente la fertilidad en Europa es bajísima y en España aún más. Fíjate que los inmigrantes que vienen a España como yo, hablando español y que nos enseñaron en el colegio el amor a la madre patria y venimos enamorados de la madre patria que es España, sólo contribuimos. Por eso le va tan bien a Madrid y no a Barcelona: los catalanes dijeron que iban a traer a inmigrantes que no hablaban español para potenciar el catalán…
P.- De hecho, en Cataluña, hubo una época que se fomentó la inmigración que no procediese de Hispanoamérica porque hablaban español y sí la de otras zonas.
R.- Claro.

P.- ¿Usted usa la inteligencia artificial? Lo digo porque hay gente en España que aún ni la conoce.
R.- Sí. Fíjate: yo en redes muchas veces publico cosas que me edita la inteligencia artificial y la gente me dice: «Eh, te he pillado, eso te lo escribió la IA». Y digo: ¿pillado? Es un orgullo. No es que la IA les vaya a ganar a los humanos sino que los humanos que usan IA van a ganar a los humanos que no la usen. Yo uso todo: Claude, Grok, ChatGPT, Deepseek, Gemini… Me suscribo a todas. Antes lo hacía a Netflix, Max, Prime… Ahora pago a todos los canales de IA. Pero no sólo eso, tras muchos años en Jazztel, Ya.com… y todas las empresas que fundé dirigiendo programadores, en septiembre empecé un proyecto para mis hijos de programar una app en la que cambiaba deportes por uso de pantalla. Consiste en que los niños tienen que hacer deporte medidos por un AppleWatch o Fitbit y según la caloría que consumían haciendo deportes les daba minutos de pantalla. Esto, antes, lo hacía a mano, y quise programar una app para hacerlo. Con ayuda de la IA tardé unos cuatro meses en hacerlo. Y con la segunda llevo un mes y medio y casi la tengo. Por tanto la IA potencia a los seres humanos, los mejora.
P.- ¿No ve, pues, ningún peligro en la IA?
R.- No veo el peligro de que alguna vez la IA nos vaya a tener como mascotas. Pero, sí veo peligros si se usa la IA por humanos con fines malvados. Ahí sí puede ser una herramienta muy peligrosa, por ejemplo, en fraudes bancarios… Porque ahora ya se puede imitar a la persona, la voz, te pueden robar la personalidad… La IA abre espacio a la criminalidad individual, de los gobiernos y abre la puerta a un tipo de guerra de uso militar.
P.- ¿Qué quiere decir con esto de guerra de uso militar?
R.- Los humanos hace muchos años que perdemos contra las armas. Cuando las guerras eran con arcos y flechas eran mucho mejores para los humanos que ahora con bazucas, tanques. Lo vimos en la primera guerra mundial y la segunda guerra mundial con armas nucleares. Con el paso del tiempo los humanos perdíamos más contra las armas. Y cada vez las guerras tienen más víctimas porque los humanos somos más indefensos contra las armas. Con lo que con la IA, usada por un enemigo, los humanos quedamos super indefensos.
P.- Por último, Martín, 20 años en EEUU, 30 en España… Ahora Gobierno Sánchez, en Argentina Milei. ¿Tiene pensado quedarse en España?
R.- Yo quiero mucho a España y, además, soy ciudadano español, tributo y pago mis impuestos aquí. Algo paradójico porque mi dinero lo gano en EEUU pero pago mis impuestos aquí porque las leyes funcionan así. Yo ya pensé en irme cuando (Sánchez) impuso el impuesto al patrimonio que me pareció un impuesto al ahorro y, además, es increíblemente injusto para alguien de más de 60 años como yo, porque es un impuesto que te come los ahorros. Es algo que no pensaron: la edad de la gente que paga el impuesto, la capacidad que tiene de producir. Yo trabajo pero hay gente que ya no trabaja con lo que le sacan lo que ahorraron. Por tanto, sí pensé en irme pero tengo la esperanza de que cambie el gobierno porque esto es una democracia. Y que venga alguien con más sentido común. Así que, por ahora, me quedo. No hago una promesa de quedarme el resto de mi vida, pero hago una promesa de quedarme por ahora y de tratar de hacer lo posible para comunicar una visión de una España mejor que creo que puede llegar a ocurrir y me haría muy feliz.
P.- Dicho de otra manera: si hay cambio de gobierno se queda en España pero si sigue Pedro Sánchez no lo sabe…
R.- Si el 2027 eligen a Pedro Sánchez otra vez, nos vamos.