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Trump presiona para extraditar desde España al 'señor de la guerra' Dadak: «Es inminente»

El traficante de armas, preso en Aranjuez, vendió material a decenas de países y colaboró con servicios secretos

Trump presiona para extraditar desde España al ‘señor de la guerra’ Dadak: «Es inminente»

Pierre Conrad Dadak. | THE OBJECTIVE

Pierre Konrad Dadak, un ciudadano franco-polaco apodado el señor de la guerra por sus negocios como uno de los presuntos mayores traficante de armas a nivel internacional, tiene sus días contados en España. Actualmente se encuentra en la prisión de Aranjuez (Madrid), pero pronto, según ha podido saber THE OBJECTIVE, está previsto que sea extraditado a Estados Unidos. Un movimiento que viene gestándose desde hace meses y que se ha acelerado con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Dadak, que ha vendido miles de millones de euros en armas a África y Sudamérica, está vinculado a servicios secretos de medio mundo y ha trabajado bajo cuerda para muchos gobiernos. Ahora ya se está despidiendo de sus compañeros de módulo en Aranjuez porque su traslado «es inminente».

La historia de Pierre Konrad Dadak bien podría estar sacada de un guion de Hollywood. Oficialmente, no se encuentra en la prisión de Aranjuez, sino en la de Soto del Real. Sin embargo, por «motivos de seguridad» según indican fuentes penitenciarias, fue trasladado a este centro penitenciario cuando su extradición comenzó a tomar forma. Desde antes de Navidad se encuentra alojado en el módulo 12 de Aranjuez, el de máximo respeto. El de menor seguridad, donde los presos se autogestionan prácticamente todo el tiempo. Fue trasladado entre medidas de seguridad extremas.

Según fuentes penitenciarias consultadas por THE OBJECTIVE, en las últimas semanas se han intensificado las visitas que ha recibido Dadak. «Vienen otra vez los americanos a verte», señalan que le anunciaban al reo en Aranjuez. Y es que las visitas, que se producían en horarios diferentes a los del resto de presos, se intensificaron en el momento en que Donald Trump llegó a la Casa Blanca y echó a andar la nueva administración. Y con ella, una nueva etapa en la inteligencia norteamericana, encabezada por John Ratcliffe como director de la CIA.

Ha sido el propio Dadak el que ha confesado a su entorno que se encontraba inmerso en unas negociaciones para ser extraditado a Estados Unidos, pero no ha trascendido el motivo de ese interés. Fuentes policiales vinculan este movimiento a una posible colaboración del traficante de armas con la inteligencia estadounidense. Un pacto «a cambio de algo», de lo que el franco-polaco no ha querido dar detalle.

Pierre Dadak.

‘El señor de la guerra’

Nacido en 1976 en París, Dadak se crio en el seno una familia de inmigrantes polacos. Su padre era ingeniero y pronto le encontró acomodo en el mundo de las empresas armamentísticas. En 2009 decidió mudarse a Polonia y utilizar las conexiones de su padre con el gobierno de Varsovia para entrar en una de las empresas nacionales de armas, Bumar. Se convirtió en agente de ventas para África y América Latina, donde abría contactos con gobiernos para colocarles armamento de todo tipo. Ofrecía un «servicio de consultoría» por el que cobraba una importante comisión de cada trato, que iba destinada a las arcas de Rosevar Holdings, una compañía registrada en Chipre a su nombre y al de un viceministro de Defensa polaco que le había abierto las puertas de la industria de las armas.

Como resultado de sus primeras operaciones en este mercado, Dadak se compró una villa de lujo en Ibiza. Se mudó allí con la modelo ucraniana Katerina Dirgina. Lo hizo tras conseguir en 2010 un contrato de 912 millones de euros en material para el ejército colombiano. Un paquete de armas que incluía misiles antiaéreos y blindados. Fue el primero de una larga lista en apenas seis años, en los que entabló amistad, contactos y negocios en medio mundo. Apoyado en ocasiones, señalan fuentes policiales consultadas, por servicios secretos de países como Rusia, Estados Unidos o las monarquías del Golfo Pérsico.

Parte de los coches incautados a Dadak en su mansión de Ibiza.

«Hago el trabajo sucio a los gobiernos»

Hasta 2016, año en que es detenido en su mansión ibicenca en una operación conjunta de los GEO con Francia, Estados Unidos, Bélgica, Alemania y Polonia, Dadak había vendido más de 2.500 millones de euros en armas en África y Sudamérica. La fortuna es mayor si se tiene en cuenta las ganancias de una empresa de «plásticos» que registró en Estados Unidos en 2013, llamada Polietica, que declaró una facturación de más de 5.000 millones de euros. Los gobiernos de Gambia, Colombia, Libia, India, Camerún, Sudan del Sur, Chile y Argentina fueron algunos de los clientes que manejó. Sus problemas comenzaron con Sudán del Sur, ya que la UE había impuesto un embargo para frenar el baño de sangre en la guerra civil. Sin embargo, Dadak logró colocar en el país africano 70.000 rifles Kalashnikov y ametralladoras. Un negocio muy lucrativo pero que le puso en la diana internacional.

Un pasaporte de Dadak emitido por Guinea-Bissau, uno de sus clientes.

Por el camino, el señor de la guerra Dadak fue dejando en esos años muchos enemigos y rastros de su actividad delictiva. Desde acusaciones de fraude y estafa hasta amenazas de muerte -enviaba fotos rodeado de sus matones con subfusiles-, y hasta conexiones con la mafia marsellesa y su capo, Franck Barresi. También hay sospechas de que pudo trabajar para la mafia rusa e incluso para el Gobierno de Vladímir Putin. La Policía española le seguía el rastro desde 2014. Los pinchazos a su teléfono revelaron frases lapidarias: «Hago el trabajo sucio para los gobiernos». Tras su primera detención e ingreso en prisión, en 2016, vinieron juicios, puestas en libertad y nuevas detenciones. Él ha negado en todo momento ser un traficante de armas.

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