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Interior da un paso más y destituye al comisario de la India como consejero de la Embajada

La Audiencia Nacional investiga al mando por acoso sexual y laboral tras la denuncia de una subordinada en Nueva Delhi

Interior da un paso más y destituye al comisario de la India como consejero de la Embajada

El comisario destituido dando declaraciones a la prensa, en 2020. | EP

El Ministerio del Interior ha decidido actuar con rotundidad en el caso de presunto acoso sexual y laboral en la Embajada española de la India y ha destituido al comisario Emilio de la Calle como consejero de Interior en la delegación de Nueva Delhi. Lo ha hecho tras la querella interpuesta en la Audiencia Nacional contra él por una subinspectora de la que era superior jerárquico, según confirman a THE OBJECTIVE fuentes del departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska. La Secretaría de Estado de Seguridad, de la que depende la provisión de estos puestos policiales en el exterior, firmó y notificó este lunes al mando policial su cese en la embajada, en la que llevaba destinado desde 2021, informan las mismas fuentes. 

Tras las pruebas recabadas por la víctima, que ha aportado imágenes e incluso grabaciones del comisario en la denuncia, el área de Grande-Marlaska ha puesto fin a la carrera del comisario en el extranjero, donde ha intercalado distintos cargos de responsabilidad a lo largo de las dos últimas décadas. Primero, como inspector jefe, Emilio de la Calle estuvo trabajando en una misión de Naciones Unidas en Ghana. Después fue agregado de Interior en la Embajada española del citado país y también ocupó puestos en otras delegaciones españolas en África. Destinos en los que estuvo varios años hasta que regresó a España, trabajó en el Citco, ascendió a comisario y fue destinado a la Brigada de Extranjería de la Policía en Barcelona. 

Allí estuvo hasta 2021, cuando fue enviado como consejero de Interior a India. Las fuentes policiales consultadas revelan que la profesionalidad de este mando policial llevaba en entredicho desde hacía años. «A nadie le sorprende lo que ha sucedido», advierten ciertos mandos. Algunos de ellos recuerdan su etapa especialmente «convulsa» en el grupo especializado para combatir a los aluniceros de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid. Una unidad que él mismo impulsó y que le granjeó grandes éxitos policiales, pero también escándalos por «relaciones indebidas con confidentes», entre ellas, mujeres de algunos de los detenidos, advierten las mismas fuentes. 

Suspendido desde marzo

Desde que la Dirección General de la Policía tuvo conocimiento de los hechos, denunciados primero de manera interna por la víctima en marzo, Interior activó el protocolo de acoso y el comisario fue suspendido de empleo y sueldo en esa fecha. Ahora, no obstante, tras la interposición de la querella en la Audiencia Nacional, el ministerio ha ido un paso más allá y ha decidido apartar definitivamente del cargo en la embajada al comisario, al que el juez Francisco de Jorge ha citado a declarar el próximo 21 de abril en calidad de investigado por delitos de acoso laboral, sexual y agresión sexual, entre otros. 

En la querella, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, la víctima aporta pruebas de un acoso continuado por parte del mando policial, prácticamente desde la fecha en que la primera se incorpora a su puesto como Personal de Apoyo Operativo, en julio de 2024. El escrito narra como el mando policial, «prevaliéndose de ese ambiente íntimo que le generaba una sensación de impunidad y de su posición jerárquica (…) realizó conscientemente numerosas conductas delictivas» sobre la subinspectora. Hasta el punto de controlar todos sus movimientos dentro y fuera del trabajo, o a las personas que ella podía ver, advirtiéndole de que todas las que quería ver «eran peligrosas».

«Una voluntad de control absoluta»

La víctima facilita pruebas de cómo el mando pasaba continuamente por delante de su vivienda e incluso le advertía de objetos que sabía que tenía en su vivienda. En este sentido, según reza la querella, el comisario le dice a la subinspectora que pasa en «reiteradas ocasiones por su calle e incluso le ha insistido en que cierre las ventanas de su casa, pues las tiene abiertas y se le van a meter monos». La subinspectora denuncia que el consejero le exigía permanentemente que le informara sobre sus actividades diarias para estar al tanto de todas sus conductas cotidianas.

Así se evidencia en algunas de las conversaciones que ella aporta en la querella. «Si yo te digo que no salgas a la calle sola, no salgas a la calle sola, no vayas en transporte público, no vayas en transporte público, por ejemplo». «Aquí me tienes que informar… No te digo que si tienes la regla, pero casi». Son solo algunas de las órdenes en las que, denuncia, «se aprecia una voluntad de control absoluta desligada de las exigencias profesionales». El mando llegó incluso a contratar a la misma empleada del hogar que tenía su subordinada y esta le llegó a confesar a la primera que le preguntaba sobre ella.  

El comisario, a la víctima: «Date una ducha, saca el ‘satisfyer’»

En una de las conversaciones grabadas, el mando le asegura que sabe que tiene en su casa un juguete sexual y le invita a utilizarlo: «Entonces, vamos a ver, vete a casa, date una ducha, saca el satisfyer». La víctima, además, narra otro capítulo en el que el consejero de Interior le agredió sexualmente tras darle un beso sin consentimiento. Fruto del estrés acumulado por la situación de acoso, la subinspectora sufrió un desmayo. A lo que el mando respondió diciéndole que «estaba montando el numerito». Posteriormente, él la acompañó a ella a su casa, pese a la negativa de la policía, para esperar a que llegase el médico. Fue allí, cuando, «entre náuseas y mareada, rebasando todo límite, el comisario le dio un beso en la comisura de los labios que ella no consintió».

Conforme avanza el tiempo, la actitud del mando se torna más violenta hasta el punto de insultarle y amenazarla con una agresión. «¿Qué cojones te pasa a ti por la cabeza? ¿Quién te ha educado a ti?». «¿Quién cojones te crees que eres?». «Que te doy una hostia que te vuelvo loquita, eh. Escúchame que te doy una hostia, que estás otra vez haciendo gilipolleces. No me toques los cojones». Por otro lado, la querella destaca la impunidad con la que obra el mando por su posición de superioridad y supuesta influencia en la Policía. De hecho, el mando se lo advierte en distintas ocasiones: «He secuestrado a gente, he metido a gente en un maletero. He hecho de todo trabajando y no me han colocado nunca. A mí no me han procesado en mi puta vida nadie. ¿Sabes?». 

El comisario, según el escrito, también accedió a conversaciones de WhatsApp del móvil personal de la agente que no guardaban relación con su empleo sin su consentimiento. Tras relatar todos los hechos, la representación legal, liderada por los letrados Verónica Suárez, Napoleón Cánovas, Álvaro Bernad y Juan Antonio Frago (Frago & Suárez Abogados) señalan que todo esto ha provocado secuelas psicológicas en la presunta víctima, como un trastorno por estrés postraumático de intensidad grave, reactivo a problemática laboral. Por este motivo, han pedido que el comisario no puede comunicarse con ella y que se le prohíba aproximarse a menos de 500 metros.







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