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El Gobierno vasco evita sancionar a un preso de ETA que provocó una riña con un funcionario

La prisión de Basauri no ha abierto expediente al preso, Oscar Barreras, pese al «incidente grave» con un funcionario

El Gobierno vasco evita sancionar a un preso de ETA que provocó una riña con un funcionario

La consejera vasca responsable de prisiones. | EP

La dirección del centro penitenciario de Basauri, en Vizcaya (País Vasco), ha dejado sin sanción a un preso de la banda terrorista ETA que protagonizó una riña contra un funcionario de prisiones a finales del pasado febrero en el módulo de respeto. Según revelan fuentes penitenciarias, la evidencia de que no se tomó ninguna medida disciplinaria contra el interno, Óscar Barreras Díazcondenado a 35 años por el asesinato de un inspector de la Policía Nacional en 1999 en Bilbao—, es que mantuvo su puesto de trabajo remunerado en el penal. Un privilegio que, según explican las mismas fuentes a THE OBJECTIVE, se retira automáticamente al recluso cuando se abre un parte por este tipo de incidentes.

Al parecer, relatan las mismas fuentes, el preso se enfrentó al trabajador porque estaba cerrando las celdas del citado módulo y, ante esto, «le acusó de hacer lo que le salía de los cojones». El funcionario le respondió señalando que cumplía con la normativa penitenciaria. A lo que, siempre según la versión de las fuentes consultadas, el interno etarra le «llamó fascista y nazi». «A partir de ahora, cada vez que venga tenemos que cuadrarnos y levantar el brazo derecho», le espetó el reo. El funcionario, que evitó reaccionar ante la provocación, elevó un parte a sus superiores, calificando los hechos como «incidente grave», Casi dos meses después la dirección no ha aplicado ninguna sanción al etarra.

De hecho, sostienen desde la prisión de Basauri, la dirección «le hizo reescribir el parte cuatro veces» porque no «estaban contentos con el resultado». La decisión de no aplicar ningún correctivo al recluso Óscar Barreras ha generado «estupefacción» entre los reclusos y funcionarios de la cárcel vasca, habida cuenta de que «se ha hecho una excepción» con el interno. Por ahora ni siquiera se le ha abierto expediente. Sigue trabajando en el taller cada día para hacer brocas de taladradora. «Suele ser automático, que esté en el taller va contra la normativa, todo el personal está alucinando. Sobre todo, porque el preso es de la rama dura como Txapote, no se arrepiente de nada, va a cara descubierta», critican distintos funcionarios. 

Privilegios para el exjefe ‘Gadafi’

La clasificación de presos etarras en segundo grado pero con la aplicación del artículo 100.2 del reglamento penitenciario, es decir, en la práctica un régimen de semilibertad, es otro de los privilegios que se ha extendido en los últimos años en las prisiones vascas. En concreto, desde que el Gobierno autonómico asumió la competencia penitenciaria en 2021. Este «paso previo a la obtención del tercer grado», explican fuentes penitenciarias, se le ha dado recientemente también al exjefe de la banda Juan Carlos Iglesias Chouza, alias Gadafi, que cumple una larga condena en Basauri por asesinatos, atentados, estragos, terrorismo, depósito de armas y explosivos, detención ilegal y robo con violencia. 

Fuentes de la citada prisión advierten de que la progresión de Gadafi se ha aprobado «de forma irregular», habida cuenta de que no ha cumplido «tiempo suficiente de su condena». Lo cierto, sin embargo, es que es uno de los presos de ETA que podría beneficiarse de la medida aprobada impulsada por el PSOE y aprobada por el Congreso para que los reclusos que cumplieron penas previas en cárceles francesas vean reducida su condena en España. De hecho, esta norma también reduce los plazos para acceder al tercer grado y a la libertad condicional. En el caso de este exmando terrorista, su pena fue impuesta hasta 2038, pero podría finalizar en 2033. En cualquier caso, ahora, con el régimen de sección abierta, prácticamente solo tiene que volver a dormir a la prisión.

Desde las prisiones vascas denuncian «una deriva de privilegios» a presos de la banda terrorista, frente a otros presos comunes. No solo con progresiones a situación de tercer grado, sino también con puestos de trabajo remunerados, permisos especiales de salida, algunos incluso sin vigilancia policial, o celdas individuales pese al tensionamiento que padecen los tres centros penitenciarios Hace una semana, precisamente, la Fiscalía de la Audiencia Nacional recurrió la concesión del tercer grado penitenciario a Juan Jesús Narváez Goñi, exmiembro del sanguinario comando Ekaitz, al considerar que la medida era prematura, tras solo una década de cumplimiento efectivo de condena.

Terceros grados aprobados

El Ministerio Público recurrió la concesión de la semilibertad a Narváez Goñi poco después de que el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) denunciase la progresión al tercer grado de este interno etarra y a Iñigo Vallejo, vinculados a la izquierda abertzale y, por tanto, no arrepentidos. Ambos presos, según la asociación de Consuelo Ordóñez, están en las listas oficiales de Etxerat —la asociación de familiares de presos de ETA—, «en las que son tratados como «presos políticos», «lo cual es un indicativo inequívoco de su falta de desvinculación de las estructuras de control que tiene la izquierda abertzale sobre los presos de la banda terrorista». 

Por otro lado, Covite ha denunciado que desde que la Consejería de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno vasco, la que se encargó de la transferencia de prisiones, está en manos del partido socialista vasco (PSE), se han concedido 18 progresiones al tercer grado a presos de ETA, de las cuales solo una ha recaído en un etarra que no está vinculado a la izquierda abertzale. Hace unos meses, la titular del departamento, María Jesús San José, reitero que «no había privilegios» para los internos etarras en las prisiones vascas y que ella no se cansará de solicitarles que den el paso «de «responsabilizarse de los crímenes cometidos y reconocer el daño injusto causado», así como su «colaboración con la justicia» para resolver los asesinatos aún sin aclarar.




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