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Temor entre los trabajadores de Barajas por los 400 sintecho: «La T4 es el Bronx»

Los empleados dicen que sienten miedo tras distintos episodios violentos protagonizados por algunos indigentes

Temor entre los trabajadores de Barajas por los 400 sintecho: «La T4 es el Bronx»

Casi 200 personas pernoctan en la terminal 4 de Barajas cada día. | TO

Unas 400 personas sintecho pernoctan cada noche en alguna terminal del aeropuerto de Madrid-Barajas. Casi imperceptibles entre el trasiego de viajeros y maletas, estos huéspedes malviven, durante el día, tirados en distintos rincones de la zona pública del aeródromo. Por la noche se reúnen en otras plantas, donde extienden sus campamentos. Muchos viven así desde hace tiempo, incluso años. El censo lo componen en su mayoría desempleados, extranjeros y personas con problemas mentales y de salud, pero también gente conflictiva que ha desatado el temor entre los trabajadores de Aena. Robos, consumo de drogas, agresiones a empleados, peleas, prostitución en los baños… Son solo algunos de los sucesos de los que han sido testigos estos empleados en las últimas semanas.

«El miedo y la inseguridad acompaña a los trabajadores cada día en sus jornadas laborales», advierten desde Alternativa Sindical Enaire Aena (Asea), el sindicato que viene denunciando hace meses esta situación en el aeropuerto madrileño. Esta organización apunta como responsable al gestor aeroportuario, esto es, al Ministerio de Transportes, que alega un vacío legal para poder limitar la presencia de los sintecho en la infraestructura, al tratarse de una zona pública. Aena, a su vez, pone el foco en el Ayuntamiento de Madrid, que debe hacerse cargo de la asistencia de estas personas sin hogar. En el consistorio se justifican en que sus recursos están completos y piden reuniones entre todos los implicados para «buscar un plan social que no sea solo echarlos». 

Unos contra otros mientras en las terminales del aeropuerto las actividades delictivas se multiplican y cientos de personas duermen en pasillos, baños y alacenas. «Esto es una mafia”, revela una limpiadora entre los pasillos de la terminal 4 a THE OBJECTIVE, que recorre el aeropuerto para hacer una radiografía de la situación. «Aquí por la noche se pasa mucho miedo. Muchos se acaban de quedar sin trabajo o sin casa, pero hay otros que son alcohólicos, que se drogan… Son gente peligrosa. Hace unos días, dos sintecho agredieron a un trabajador en un baño; y también intentaron agredir sexualmente a otra compañera», señala una empleada, dedicada a la plastificación de maletas. 

El plan fallido de vigilancia en Barajas

Asea critica «que no solo hay personas adictas a las drogas, también hay prostitución, ladrones y estafadores e incluso conocidos timadores que hasta han sido entrevistados en la televisión». «¿Cómo es posible que con todo el dinero que dedica Aena a la seguridad privada se permita que auténticas mafias de delincuentes se paseen por las terminales generando problemas a clientes, pasajeros y trabajadores?», censuran fuentes sindicales. Fuentes de Aena consultadas por THE OBJECTIVE también ponen el foco en el Ministerio del Interior. «La Policía Nacional tiene el control de seguridad y orden dentro del recinto». 

Según explican fuentes policiales, Aena y la Policía Nacional iniciaron conversaciones a principios de año para poner en marcha en marzo un plan conjunto que reforzarse el control de acceso a las terminales aéreas. «Iba a tener varias fases y se iban a encargar vigilantes con apoyo de policías. Se suponía que a partir del 6 de marzo se iba a cerrar la Terminal 4 desde las 23.00 a las 05.00 horas, pero al final no salió adelante», insisten las mismas fuentes. «Hasta que no se cambie el reglamento, no cambiará nada».

Sin rastro de solicitantes de asilo

Por ahora, Aena ha intentado limitar la presencia de sintecho en las instalaciones eliminando los bancos en los que dormían estos últimos, pidiendo los billetes de avión y de metro —si entran por las estaciones del aeródromo— a quienes desean acceder por la noche a la infraestructura. De hecho, en la T1 podían verse ya cárceles exigiendo esto último. Ademas, la gestora del aeropuerto ha prohibido la entrada a las oenegés que se encargaban de dar alimentos y kits de higiene a los indigentes. Estas medidas han enfadado a los sindicatos, que exigen «una salida digna» para ellos. «Es una cuestión de humanidad, no podemos echarlos sin más». Desde Aena insisten en que en ningún momento se trata de una medida para expulsar a los indigentes. Aun así, pondrá en apuros a quienes desean entrar.

Desde el Ayuntamiento de Madrid, el alcalde, Jose Luis Martínez Almeida deslizó hace unos días que gran parte de los que estaban causando problemas eran personas que habían pedido protección internacional tras llegar de distintos países africanos. En la Comisaría de Policía del aeropuerto, fuentes internas descartan esta opción: «No hemos tenido ninguna intervención con solicitantes de asilo», insisten. Estas mismas fuentes relatan que la presencia de sintecho en la T4 es algo que ocurre cada año, pero que se ha acentuado en esta ocasión por el cierre de dos centros de acogida del Ayuntamiento. Al igual que los delitos contra el orden público: «Está habiendo más robos, hurtos… Siempre ha habido, pero nunca como este año», señalan.

La historia de Salva

Salvador Méndez (28) conoce bien todo lo que ocurre en la Terminal 4. Él es una de las personas sin hogar que vive en el aeropuerto desde hace años. Primero lo hizo en la citada terminal, pero ahora está en la 1 «porque es mucho más tranquila». «Allí hay muchas personas peligrosas, drogadicción, prostitución, alcoholismo… Es como ‘El Bronx’. Hasta ahí te puedo decir». «Allí se concentran más problemas porque los accesos son mucho más fáciles. En Renfe, por ejemplo, las puertas de salida de emergencia no tienen el silbato sonoro y nadie se entera si entra alguien. Y si no, siempre se puede acceder desde los párquines directamente a Barajas».

Este joven se quedó sin trabajo en la pandemia. Entonces vivía en Murcia. Regresó a Madrid, su ciudad natal, para pedir ayuda a su familia, pero esta le dio la espalda y no tuvo otro remedio que vivir en el aeropuerto. «Por ahora, mi novia, que vive en Logroño, me está ayudando como puede y el asistente social me está gestionando el Ingreso Mínimo Vital», relata. Salva, como todos le conocen, se ha convertido en el altavoz ante los medios de quienes pernoctan en el aeródromo y buscan salir de allí. «Somos gente pasándolo mal y vosotros -los medios- sois quienes pueden ayudarnos. No todos somos iguales. Te juzgan como si fueses un criminal». 

Plastificadores ilegales

Entre quienes viven en las terminales también hay muchos que trabajan para las plastificadoras ilegales. Mafias perfectamente jerarquizadas que a través de los últimos eslabones aparentan ser trabajadores del aeropuerto para transportar maletas a viajeros, facturarlas o hacer cualquier otro trámite por entre 50 y 100 euros. Un negocio ilegal que desencadena conflictos —peleas, gritos, reyertas— entre sus trabajadores prácticamente a diario. Este periódico ha sido testigo, precisamente, de una bronca entre dos grupos. «Me está faltando el respeto y yo soy muy peligroso». «La próxima vez le das una paliza y no vuelve en dos semanas, problema solucionado», se decían entre gritos este miércoles cuatro trabajadores. «Esto es el pan de cada día», revelaban después a este diario dos vigilantes de seguridad, tras solventar la riña.

Insalubridad y chinches

La creciente inseguridad no ha sido el único problema al que han hecho frente los trabajadores de Aena. Esta semana una empresa de desinfección ha acudido a fumigar algunas zonas del aeropuerto después de que los empleados denunciasen la presencia de todo tipo de insectos en los mostradores de facturación y zonas de tránsito en las que duermen cientos de sintecho. Asea cuenta con distintas imágenes en las que los trabajadores aportaron fotografías de picaduras. «Muchos vienen con perro, hay mucha insalubridad y eso ha provocado una psicosis general», cuenta una trabajadora. Durante varias jornadas, distintos profesionales han desinfectado pasillos, baños, mobiliario y cintas de facturación en busca de chinches, garrapatas y cucarachas. Aena ha negado en todo momento que haya una plaga.




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