El Parador de Sigüenza prescindió de un trabajador tras hablar con TO sobre Ábalos
La destitución se produjo después de que el empleado descubriera que el director había seguido el coche de este medio
El Parador de Sigüenza ha prescindido del trabajador que encontró los «destrozos» en la estancia del exministro de Transportes José Luis Ábalos. Una destitución que se produjo a finales de noviembre de 2024, justo después de que el director del parador, Fernando Tizón, y el responsable de mantenimiento del mismo, Alejandro Medina, siguieran en su coche al equipo de investigación de THE OBJECTIVE, que había concertado una entrevista con este empleado en una zona residencial de Sigüenza, alejada del hospedaje público. Una entrevista que boicotearon los responsables del Parador de Sigüenza, tras identificar al trabajador, quien, visiblemente nervioso, ordenó «cortar» la grabación tras constatar la presencia de su jefe.
Los hechos tuvieron lugar en el mes de noviembre, tras varias visitas por parte de este periódico al Parador de Sigüenza en diferentes etapas temporales, en las que se recabó el testimonio de hasta seis trabajadores y un extrabajador del establecimiento hotelero. Estos empleados identificaron la presencia de Ábalos en mayo de 2021, apenas unas semanas antes de su destitución por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Este periódico se había desplazado a la localidad alcarreña para culminar la investigación sobre los incidentes relativos al parador, desvelados en exclusiva por THE OBJECTIVE hace tres años y medio. Allí concertó dos citas: un encuentro con el director del Parador y una entrevista con el empleado de mantenimiento que relató a este periódico los «destrozos» en la habitación y los «restos de cocaína».
En su conversación con este diario, el director Fernando Tizón negó los hechos de manera taxativa y visiblemente nervioso. Mostraba preocupación porque este diario no pusiera «en riesgo el prestigio profesional». Se le informó de la existencia de más de media docena de testimonios de su plantilla de trabajadores, confirmando que Ábalos sí estuvo en el establecimiento, que se celebró una fiesta en la planta baja ante la presencia del jefe de comedor del parador y otros empleados de la cafetería; y que, posteriormente, continuó la fiesta en la segunda planta.
Tras un encuentro extenso en el parador, se produjo la entrevista con el empleado de mantenimiento J.L.A., que reparó la habitación tras hospedarse el exministro José Luis Ábalos, y que tuvo que ser interrumpido por la irrupción de Fernando Tizón, Álex Medina, y un tercer hombre cercano a éstos, en el lugar de la grabación: un parque público en una zona residencial.
Despido aprovechando el cierre
Apenas unas semanas después del llamativo incidente, el empleado que lo relató y que hasta envió a THE OBJECTIVE una conversación con la empleada del departamento de Pisos con quien limpió los «restos de cristales» y los «latigazos de cocaína», fue despedido. Las fuentes internas consultadas explican que se aprovechó el cierre del parador para realizar las obras de remodelación del castillo del siglo XII en que se ubica para dar salida al principal sospechoso de las filtraciones sobre lo sucedido en el alojamiento. Desde hace varios meses, los trabajadores consultados por este periódico ya habían informado del «gran revuelo» que se había generado en el parador porque había «unas periodistas preguntando por Ábalos».
Desde el primer momento, tanto el director Tizón como el jefe del departamento de mantenimiento, Alejandro Medina, amigo y persona de su confianza, habían decidido prescindir de él por sus sospechas de filtración de información, aprovechando el cierre durante siete meses del Parador de Sigüenza. Tras cuatro años en la empresa pública, este trabajador había optado a la plaza que ofrecía Paradores en Sigüenza, aprobando el examen requerido, pero la puntuación de otro aspirante de Mojácar le desbancó en la clasificación final. Según confesó a este diario, él aspiraba a continuar «con altas y bajas», como había permanecido hasta la fecha. Pero los acontecimientos vividos el día de la entrevista, y su identificación por parte del Tizón y Medina, terminaron por precipitar los acontecimientos con el cese fulminante de su relación contractual, supuestamente, por «una mala relación laboral».
La dirección alegó «bajo rendimiento», pese a ser uno de los pocos empleados que continuó con su actividad 15 días después del cierre, el 14 de octubre de 2024, para cambiar el pavimento del edificio. Por esas fechas, este mismo trabajador alertó a este diario de que estaban pasando «cosas raras». Una de ellas, la llegada de una empresa de informática que aprovechó la clausura temporal del Parador para «cambiar todos los discos duros», donde se alojaba el registro de pasajeros y la documentación interna, entre la que supuestamente se incluía el correo electrónico en el que se avisó de la «llegada de un cliente VIP que no figuraba en el registro» y en el «ponía el nombre de Ábalos». «Sólo han dejado el último año de copia», explicó este empleado a este periódico.
Fiesta en el parador
Según el testimonio de los trabajadores del establecimiento, Ábalos acudió en mayo de 2021 acompañado por una mujer rubia, de 1,70, «llamativa y atractiva», según el testimonio de algunos de los trabajadores que identificaron con quien posteriormente se convertiría en su pareja, Andrea de la Torre Maeso. Le acompañó su asesor, Koldo García, tres escoltas y otras dos mujeres. Según su relato, se hospedaron en las habitaciones 208, 209, 210 y 211. El exministro y ex secretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos se hospedó en la suite presidencial, la número 210. En la otra suite, la 211, se alojó Koldo García, junto a dos mujeres que los paradores señalan como prostitutas.
El empleado de mantenimiento del parador J.L.A. fue requerido el domingo posterior a esa noche para reparar una avería en la suite presidencial. Lo que encontró al entrar le sorprendió. «El cable del teléfono estaba arrancado, una lámpara rota, cristales por el suelo. Las paredes manchadas de vino. Tuve que volver a pintar. Era evidente que algo había pasado allí», explicó. Según su testimonio, la camarera de Pisos ya estaba recogiendo los restos cuando él subió. Junto a una caja de mascarillas olvidada en la habitación, identificó lo que describe como «latigazos de cocaína». Le advirtió a su compañera: «Ponte guantes que hay restos».
La investigación periodística de este periódico sobre lo acontecido en el Parador de Sigüenza se ha visto salpicada de comportamientos insólitos que implican a la dirección del establecimiento público de turismo. Tras la reunión mantenida con Fernando Tizón y Alejandro Medina, en la que se le consultaron las versiones recabadas por THE OBJECTIVE, ambos decidieron seguir a los tres periodistas de este periódico en un vehículo BMW negro, propiedad del director. Cuando apenas se había iniciado la entrevista, una persona cercana a Medina irrumpió en el desierto escenario elegido para la grabación, pretendiendo intimidar al entrevistado. El boicot surtió efecto, provocando el miedo del trabajador, quien, visiblemente nervioso, solicitó «cortar» porque «el director os ha seguido» y «voy a tener problemas». Pocos días después de la entrevista, el trabajador fue despedido.