Así era el negocio sexual de la familia de Begoña Gómez: tres saunas y un prostíbulo

La aparición de nuevos audios del excomisario José Manuel Villarejo, que el empresario Javier Dolset entregó íntegramente al PSOE, ha vuelto a poner el foco sobre las saunas y negocios sexuales de la familia política del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El padre de Begoña Gómez, Sabiniano Gómez, operaba a través de su empresa San Bernardo 36 S.L. varios locales de encuentros gays y también al menos un club de alterne de prostitución en pleno Paseo de la Castellana. El local más icónico de esta red fue la conocida como sauna Adán, situada en la calle San Bernardo de Madrid, en un local de 344 metros cuadrados y dos pisos que son propiedad de la mutua Muface. Según la versión de Villarejo en un audio inédito hasta ahora, Begoña Gómez habría realizado tareas contables para esos negocios.

En el 2006, año en el que Pedro Sánchez y Begoña Gómez contrajeron matrimonio, el suegro del que luego llegaría a presidente del Gobierno decidió hacerse a un lado y dejar toda esta red de negocios sexuales en manos de su hermano y socio Enrique Francisco. A partir de ese momento, la empresa titular que aportaba el CIF de estos locales pasó a figurar a su nombre. Cerraba así más de dos décadas de ocupación desde que Gómez comenzase su actividad empresarial en Madrid, primero con la compra a inicio de los años 80 del llamado Cine Mundial de la calle Alcalá, que luego convertirían en un salón de celebraciones y juegos recreativos.

Fue entonces cuando llegó el Madrid de la Movida, y con él la eclosión de los negocios sexuales. Por esos años abrió sus puertas la sauna Adán, situada a apenas un centenar de metros de la Gran Vía y muy próxima al Ministerio de Justicia. Un local que, como ha desvelado THE OBJECTIVE, siempre ha sido propiedad de Muface. La familia de Begoña Gómez pagaba una renta mensual a la mutua. Su alquiler es posterior a 1985, aunque la entidad pública oculta el expendiente del arrendamiento.

La sauna Adán sería el primero de los negocios sexuales de Sabiniano Gómez. Se trata de un local de dos plantas pensado para una clientela gay. Frecuentado por trabajadores del sexo, contaba con zonas comunes -como un bar- y también con cabinas privadas y un cuarto oscuro para encuentros. Durante un tiempo operó junto a otra propiedad de Muface alquilada a la familia de Begoña Gómez: el ático de ese mismo inmueble, de 139 metros cuadrados, que se utilizaba como pensión por horas o días.

Junto a la sauna Adán, la familia política de Pedro Sánchez fue desarrollando otros negocios sexuales vinculados a su empresa San Bernardo 36 S.L. Por ejemplo, la sauna Azul, en la calle Concepción Arenal, y la sauna Princesa muy próxima a la calle que lleva ese mismo nombre en la capital.

El tío político de Sánchez, cabeza visible de esta red de locales desde que en 2006 dejase de serlo Sabiniano, se mantuvo al frente de los negocios hasta que en junio de 2013 le traspasó la sociedad a A.P., una persona que, tal y como ha podido saber THE OBJECTIVE, trabajó con la familia durante tiempo -especialmente en la gestión de la pensión de San Bernardo propiedad de Muface-.

No todos los negocios sexuales iban enfocados a público gay. La familia también regentó un prostíbulo en el número 180 del Paseo de la Castellana, posteriormente rebautizado como Roses.

Las cintas de Villarejo

Uno de los aspectos más oscuros que han rodeado a estos negocios ha sido la presunta utilización de los locales de saunas por parte de las denominadas cloacas del Estado para tender trampas a políticos, jueces o empresarios y extorsionarles con vídeos sexuales de encuentros furtivos.

Todo ese material grabado por Villarejo -audios en los que se explica la operativa de las saunas- fue entregado por el empresario Javier Pérez Dolset al PSOE. En Ferraz interesaban especialmente esas cintas, ya que afectaban directamente a la esfera personal y familiar del secretario general socialista.

Se trata de unos audios en los que el excomisario de la Policía Nacional Enrique García Castaño, alias el Gordo, mantenía una conversación con altos cargos del Ministerio del Interior durante el Gobierno de Mariano Rajoy. En esas conversaciones, el excomisario explicaría con todo lujo de detalles cómo desde algunos círculos policiales se habría recurrido en el pasado a las saunas y locales sexuales propiedad de Sabiniano Gómez, padre de Begoña Gómez, para grabar a todo tipo de personalidades influyentes. Esas operaciones se realizaban instalando previamente micrófonos y cámaras espías, según relataría García Castaño, quien reconocía además ser «buen amigo» del suegro de Sánchez.

Begoña Gómez, «autorizada»

En otro de los audios inéditos de Villarejo, que desvela THE OBJECTIVE, el excomisario menciona que «cuando [Sánchez] no tenía curro, estuvo hablando con un par de asesores fiscales para ver cómo metían lo que ganaba su parienta cuando estaba en el negocio del suegro, de su padre… ¿Eh? Ella sabrá… Pero bueno, que no pasa nada, es un negocio muy honorable…». Entre risas, el comisario Villarejo habla de «saunas de maricones y de chicas». 

Es en ese momento cuando Villarejo entra en detalles sobre la investigación que se habría realizado sobre las actividades de Begoña Gómez, a juzgar por sus palabras: «Y se ha llegado a hablar con los que le hacían la asesoría contable. Los que le hacían la declaración de Hacienda y todo esto… Coño, y el problema que tenía ella es cómo justificar los ingresos… Porque decía que asesoraba, porque llevaba la contabilidad de las saunas de tu viejo y de tu tío».

En la conversación queda claro que Begoña Gómez «no estaba dando un servicio», sino que «estaba en una sociedad del padre». En el audio en este momento José Luis Olivera, exjefe de la UDEF: «En una de las sociedades de estas saunas, la mujer [Begoña Gómez] estaba metida como autorizada».