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El tribunal que adjudicó la obra de Belate sabía de antemano que Acciona ganaría el concurso

Así lo ha denunciado el vocal secretario de la mesa en un escrito al Parlamento de Navarra

El tribunal que adjudicó la obra de Belate sabía de antemano que Acciona ganaría el concurso

María Chivite y Santos Cedán. | Una ilustración de Alejandra Svriz

Las sospechas de irregularidades en la adjudicación de la obra del túnel de Belate (Navarra) adquieren una nueva dimensión tras conocerse que una de las empresas de la UTE adjudicataria, Servinabar 2000 SL, estaba directamente vinculada con Santos Cerdán. Y en ese contexto, cobra especial importancia una denuncia presentada por un miembro de la mesa de contratación de aquella obra ante el Parlamento de Navarra a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE. En ese documento, de 11 páginas, se explicita que «cinco de los ocho miembros de la mesa reconocieron saber de los comentarios de que la obra de Belate se la llevaría una concreta oferta». El presidente de aquella mesa, Jesús Polo, fue quien puntuó en último lugar conociendo el sentido del voto del resto y decantando la adjudicación hacia Acciona y Servinabar. El Gobierno de María Chivite, que se reunió hasta cuatro veces y en privado con el constructor vinculado a Santos Cerdán, aplazó su jubilación hasta meses después de la tramitación de Belate.

El escrito lleva la firma de Lorenzo Serena Puig, vocal secretario de esa mesa de adjudicación de Belate. A lo largo de 11 páginas, registradas como instancia general ante el Parlamento navarro, Serena repasa muchos de los interrogantes que generó esta adjudicación y su posterior investigación parlamentaria. Fue registrada el 18 de marzo de 2024.

«¿Qué ha pasado en la mesa del túnel de Belate?», se pregunta Serena antes de entrar a desgranar lo que desde las fuerzas de gobierno navarras redujeron a «cotilleos». «En las actas se deja constancia (porque es verdad, así lo dijeron) que cinco de los ocho miembros de la mesa (cinco, sí, también tres ingenieros) reconocieron saber de los comentarios en el sentido de que la obra de Belate se la llevaría una concreta oferta. Ese comentario no es de pasillo, ni un chisme. Se dijo en una reunión de la mesa y figura en acta por su relevancia. Además, todos (presidente incluido y también consta en acta) admitieron que lo determinante en la adjudicación sería la valoración de las ofertas técnicas».

En la oferta económica, señala Serena Puig, hubo «empates al céntimo». Pero fue en el análisis que hizo la mesa de contratación de Belate en el que «hubo alguna cosa que sorprendía (para mal)». Por ejemplo, el que a una oferta concreta –no ganadora– se le penalizaba que se encontraron «dificultades en su lectura (la letra algo pequeña), incluso se la calificaba de abigarrada».

«Arbitrariedad en la selección»

El secretario vocal de Belate describe en su denuncia las reuniones que mantuvieron para analizar ciertas incoherencias del informe. «Se insistió en que las puntuaciones otorgadas en la valoración no estaban respaldadas ni justificadas en el informe técnico. Se dijo de todas las formas posibles que faltaba una mínima motivación, es decir, que tras leer el informe no había forma humana de conocer «las razones por las que se rechaza una candidatura u oferta y las características y ventajas de la oferta seleccionada». En su escrito, habla directamente de «arbitrariedad en la selección».

El gobierno navarro defendió que de los ocho miembros de la mesa de Belate, los cinco técnicos (ingenieros) no presentaron ninguna duda sobre el informe. Sin embargo, estas dudas sí se plantearon por la parte no técnica del tribunal, «los dos juristas y el economista». «¿Cuál es nuestra función en esta fase en la que se decide todo, dar palmas?», se pregunta. «Hemos reconocido hasta cansar que nosotros no estamos capacitados para valorar, ni pretendemos hacerlo. Pero no nos confundamos, existen conocimientos que todos tenemos y verificar la realidad de los hechos. Comprobar si se dan razones válidas o sólo se dicen cosas sin mayor sentido».

Un presidente de mesa sin jubilar

«El problema serio ocurre cuando en las reuniones presenciales se comenta todo lo anterior y se advierte que en el informe no existe una justificación verificable sobre las diferencias en las puntuaciones, y la respuesta recibida se reduce a que es algo complejo, que es dificil y que se trata de una cuestión ‘ingenieril’ que se nos escapa», señala Serena. Que el contrato era muy complejo, extremo que descartan quienes denunciaron las irregularidades que ahora apuntan al gobierno de Chivite.

Caber recordar la obra de Belate se adjudicó a la UTE de Acciona, Excavaciones Osés y Servinabar (la firma vinculada a Cerdán) tras una votación en la que el presidente de la mesa, Jesús Polo, puntuó las ofertas después de ver lo que habían votado sus compañeros de mesa. Algo que contraviene, según Serena, «la lógica de funcionamiento de cualquier órgano colegiado, en el que todas las opiniones han de tener el mismo valor y trascendencia. Aquí las recibe una persona que, en último término, efectúa la suya». Sin contar con la intervención de ese presidente de mesa, la obra habría sido adjudicada a otra UTE diferente.

Las empresas afectadas

Uno de los argumentos que esgrimió el Gobierno de Chivite para descartar cualquier tipo de irregularidad en la adjudicación fue que el resto de empresas que se presentaron a la licitación, las más perjudicadas por un posible amaño en la mesa, no denunciaron ninguna de las anomalías.

El voca secretario de Belate lo explica así: «Lo que sorprende (escandaliza) es lo afirmado en la comparecencia al pretender otorgar a esas empresas el papel de garantes de la legalidad. Será una broma. Por lo visto, seguimos ignorando que este es un mercado cerrado que se ‘autorregula’. En cuanto a las empresas navarras, alguien desconoce que no pueden indisponerse con la Diputación, que es su principal cliente. Qué tontería es esa de que si no recurren es que todo es conforme a derecho».

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