El policía de confianza de Ábalos está a un paso de ascender a inspector jefe
Rubén Eladio fue rescatado por el entonces exministro y nombrado director de la Unidad de Emergencias

Rubén Eladio López y el exministro José Luis Ábalos. | Ministerio de Transportes
Rubén Eladio López Martínez, inspector de la Policía Nacional y figura clave en el entorno del exministro José Luis Ábalos, se encuentra a un solo paso de ascender a inspector jefe. La noticia ha reabierto viejas heridas dentro del cuerpo, donde muchos se preguntan cómo es posible que un agente con su historial, salpicado por varias polémicas e investigaciones judiciales, pueda estar en condiciones de promocionar en pleno escándalo del caso Ábalos.
López Martínez, ex número dos del comisario Marcelino Martín-Blas en la Unidad de Asuntos Internos, protagoniza un recorrido profesional lleno de claroscuros. Ingresó tarde en el cuerpo, con 34 años, en 2009, y su nombre empezó a sonar con fuerza —y no precisamente por méritos técnicos— durante la investigación del conocido caso Nicolay, en el que se examinaba la trama de presunta colaboración entre funcionarios y el joven Francisco Nicolás Gómez Iglesias, alias el Pequeño Nicolás. Fue en esa causa en la que su imagen comenzó a erosionarse.
La jueza Pilar Martínez lo apartó de la instrucción al detectar un retraso injustificado en la entrega de un informe clave. Una dilación que, para el juzgado, no tenía explicación jurídica y que se interpretó como una posible maniobra para alterar el ritmo del proceso e influir en su resultado. Unos años más tarde, en febrero de 2020, apenas un mes después del escándalo del Delcygate, en el que la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez fue recibida en el aeropuerto de Barajas a pesar de tener prohibida la entrada en territorio Schengen, Rubén Eladio fue rescatado por el entonces ministro José Luis Ábalos, y nombrado director de la Unidad de Emergencias, Seguridad y Crisis del Ministerio de Transportes. El nombramiento fue silencioso, pero estratégico: se colocaba en un puesto de confianza a un policía cuya lealtad al ministro Ábalos era inquebrantable.
Desde entonces, su figura ha estado rodeada de sombras. Su nombre apareció en varios correos incautados durante la investigación del caso Ábalos en los que ofrecía asesoramiento legal para contrarrestar con querellas las informaciones periodísticas que destapaban la llegada de Delcy Rodríguez a España. El viaje fue organizado por el comisionista de la trama, Víctor de Aldama, y, según las pesquisas de la Guardia Civil, coordinado políticamente por Ábalos.
Ese episodio fue la antesala de algo más grave. Con el estallido del caso Ábalos, la implicación de Rubén Eladio en los márgenes de la trama quedó más clara. THE OBJECTIVE ha podido confirmar que el inspector participó en reuniones privadas entre abogados de imputados por la presunta trama de corrupción vinculada al Ministerio de Transportes y otra causa paralela: el fraude del IVA en la venta de hidrocarburos.
Reuniones en la sombra
Una de esas reuniones tuvo lugar en el despacho de la abogada Leticia de la Hoz, socia de IDBO Consultants, en la calle Serrano, 32 de Madrid. Allí se discutió un pacto de no agresión: la estrategia pasaba por eximir de responsabilidad a Ábalos, desviando el foco hacia otros investigados, especialmente Claudio Rivas, señalado por la Unidad Central Operativa (UCO) como el brazo ejecutor del entramado de la trama de los hidrocarburos junto a su socio De Aldama.
Fuentes presenciales aseguran que Rubén Eladio López actuó como coordinador oficioso entre los letrados. Él lo niega. Pero su estrecha amistad con la anfitriona, Leticia de la Hoz, –a quien conoce desde los tiempos del colegio en Gijón–, y su vinculación directa con el entorno del exministro, hacen difícil ignorar su papel en esa estrategia legal paralela.
Un ascenso para el policía de Ábalos
Con este historial a cuestas, su inminente ascenso a inspector jefe ha generado una ola de malestar dentro del cuerpo policial. Rubén Eladio ya ha superado la prueba teórica del proceso selectivo, según la documentación a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE. El próximo 13 de septiembre deberá enfrentarse a un caso práctico cuya evaluación es, en gran medida, subjetiva y depende de los criterios del tribunal calificador. «La pregunta es evidente: ¿cómo puede el Ministerio del Interior permitir que alguien tan señalado en una trama de corrupción tan grave opte a un cargo de mayor responsabilidad?», se pregunta un alto mando policial consultado por este periódico. La inquietud no es menor: el ascenso no solo supondría una mejora salarial y jerárquica, sino también una revalidación simbólica de su carrera en un momento en el que los tentáculos del caso Koldo siguen expandiéndose.
Rubén Eladio López representa una figura cada vez más habitual: la del técnico con historial discutido que asciende más por afinidades personales que por méritos objetivos. Su carrera no ha sido meteórica, pero sí funcional. Siempre en la sombra, pero cerca del poder. Siempre a tiempo para proteger a sus superiores, aunque el coste sea el de su propia reputación. Su posible ascenso es, en este contexto, mucho más que un trámite administrativo. Es una prueba de hasta qué punto las lealtades personales pueden seguir pesando más que la transparencia o la integridad institucional.