Nicolás Redondo Terreros: «Sánchez nos ha llevado al siglo XIX, ha desguazado el Estado»
El veterano socialista cree que el PSOE ha dejado de ser útil y no contempla el fin próximo del actual líder del partido
Nicolás Redondo Terreros (Portugalete, Vizcaya, 1958) es uno de esos pocos socialistas españoles que goza de amplio reconocimiento social, se vote a quien se vote. Hijo del mítico sindicalista Nicolás Redondo Urbieta, fue secretario general de los socialistas vascos (1997-2002), periodo en el que se erigió como referente frente al terrorismo y al nacionalismo. Actualmente es presidente de la Fundación para la Libertad y, aunque ni se lo plantea, algunos creen que sería un magnífico candidato de consenso para liderar una moción de censura contra Pedro Sánchez que acabe con la agonía actual y que sirva para convocar elecciones de inmediato. Su último ‘mérito’ ha sido ser expulsado del PSOE en 2023 con la excusa de que estaba siendo desleal al partido por sus críticas al Gobierno. En las últimas semanas ha escrito algunos artículos en THE OBJECTIVE donde ha pedido a sus excompañeros que levanten la voz y les ha recordado que lo que está haciendo el Gobierno (cupo catalán, amnistía…) es todo lo contrario a lo que debería ser un socialista.
Pregunta.- ¿En qué momento se jodió el PSOE?
Respuesta.- Bueno, puede haber muchos momentos. Los últimos 15 años yo creo que han sido un error mayúsculo. Las primarias fueron un desastre porque le dan todo el poder a la persona que gana. Y otro momento es que nosotros hemos mantenido una idea confusa sobre el Estado autonómico. Un partido que aspira a gobernar no debería dedicarle mucho tiempo a una cuestión que en términos generales está solucionada por la Constitución. Cuando Zapatero dijo que la nación es un término discutido y discutible, sería en su casa, porque la idea canónica de lo que es una nación desde el punto de vista político no es discutible. Esos elementos fueron perturbando al PSOE, y con la elección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno se inicia ya claramente la decadencia, y se consuma el desaguisado en esta legislatura, cuando recurre a ERC y a Bildu. Esta es una legislatura imposible desde el principio. No conozco precedente en el que el segundo partido en unas elecciones para instalarse en el gobierno opte por llegar a una coalición con un partido que está dirigido por una persona que no puede pisar territorio nacional. Puigdemont hizo posible esta legislatura, y no hay mayor corrupción política que esa. Pero es que además le han dado un papel predominante a un partido político como Bildu. Ese partido no ha hecho la autocrítica suficiente, no ha renunciado a la herencia sin límites de ETA. Y ese partido ha presentado la Ley de Memoria Histórica, que es una cosa increíble porque el mayor enemigo de la transición española fue justamente ETA. Y ahora los herederos de ETA son los que presentan la Ley de Memoria Histórica y la cambian, por cierto, a su beneficio y conveniencia. Han presentado la Ley de Vivienda y es un socio preferente del Gobierno. Eso es inaudito. Por lo tanto, la legislatura no tuvo que empezar nunca.
P.- Y encima luego los indultos, la amnistía, el cupo catalán…
R.- Luego hemos visto dos elementos mucho más claros, que hacen que desconozcas al PSOE. Primero, la amnistía. ¿Por qué no miramos las coincidencias entre Trump y Sánchez? A Trump una de las cosas que le debemos achacar es que nada más llegar indultara a los que ocuparon el Capitolio. Y aquí hemos amnistiado a unos que dieron un golpe de Estado utilizando los resortes del poder a su disposición para quebrar la Constitución española. ¿Qué diferencia hay entre los desarrapados que ocuparon el Capitolio y los que utilizando las instituciones de la Generalitat dieron un pronunciamiento decimonónico? En segundo lugar, algo increíble para la izquierda: el Gobierno de España y la Generalitat, es decir, dos instituciones dirigidas por socialistas, llegan a un acuerdo sobre la fiscalidad catalana. Ya veremos si sale adelante, pero de momento la posición inicial que tienen los socialistas es la ruptura de la fiscalidad nacional, es instaurar una España de dos velocidades. Eso no es el socialismo. Eso es un socialismo identitario, populista y con lo ‘woke’ como base. Es el socialismo de los ricos, de los que no tienen problemas, que se olvidan justamente de los problemas cotidianos: los de la sanidad, la educación, el de un hijo que tiene 25 años y no tiene trabajo y no puede comprar un piso… Todo eso está olvidado.
P.- ¿Pero cómo es posible que, a pesar de ello, el PSOE aguante tan bien en las encuestas?
R.- Porque Pedro Sánchez, además de ser un personaje impetuoso, con una ambición desenfrenada, tiene suerte y tiene enfrente un partido como Sumar con una persona como Yolanda Díaz. Sánchez lo que ha hecho es situarse en la extrema izquierda: es el líder más valorado de la extrema izquierda. Todos los votantes que huyen del PSOE por el centro son sustituidos por votantes que deberían ser de Podemos, de Sumar y supongo que hasta de Bildu y de ERC. Este es el esquema que hace que se mantenga, pero eso no es suficiente para gobernar, porque para lograr mayorías muy grandes debes hacer discursos moderados con vocación mayoritaria, mirando al conjunto.
P.- En su último artículo en THE OBJECTIVE dice literalmente que el PSOE ha dejado de ser un instrumento útil para la democracia española. ¿Tiene solución el PSOE?
R.- A mi juicio, hoy por hoy, no tiene solución. Y a medio plazo yo creo que tampoco. En la izquierda se ha impuesto un socialismo populista en todo el mundo y tendrá que pasar tiempo para que vayan volviendo a emerger las ideas progresistas templadas que necesita este tiempo nuevo.
P.- ¿Hay Sánchez para rato?
R.- Mi impresión es que Sánchez va a seguir. Y si tuviera que irse, sería un sanchista el que le sustituiría, o un sanchista zapaterista. En España los partidos son muy disciplinados y Sánchez es ahora mismo la única fuente de poder. Y alrededor de la única fuente de poder se ha creado una obediencia ciega. Por ejemplo, no había sucedido nunca que los secretarios generales en las comunidades autónomas fueran los propios ministros del Gobierno. Eso es un control del PSOE férreo, autoritario casi. Y, aunque pueda haber reacciones según lo que suceda, en principio no tiene por qué haber muchos cambios en el PSOE con el control tan férreo y tan autoritario que tiene Sánchez.
«Lo que está haciendo Zapatero es absolutamente deleznable»
P.- Y puesto que el PSOE ha dejado de ser útil, ¿habría que crear otra herramienta para dar cobijo a todos los socialdemócratas que se han quedado huérfanos?
R.- Yo creo que los socialdemócratas tienen que dar las últimas batallas, desde dentro del PSOE y desde fuera, desde donde consideren, para demostrar que efectivamente ese instrumento no es válido. Pero tampoco nos equivoquemos: estamos en una situación de emergencia nacional y ya no están tan claras las diferencias entre los partidos templados del centro izquierda y del centro derecha. En este momento en España la gente que no quiera que el PSOE siga solo tiene otra opción.
P.- El Partido Popular.
R.- Eso es.
P.- Pero en realidad en España los partidos son como clubes de fútbol y hay millones de personas que, por mucho que quieran echar a Sánchez, no van a votar nunca al PP. ¿Sería partidario de crear en algún momento un Partido Socialista Auténtico?
R.- Esa posibilidad siempre está y hay gente joven por ahí haciendo algo.
P.- ¿Habla de Izquierda Española, por ejemplo?
R.- Sí, pero para mucha gente Izquierda Española está demasiado a la izquierda. Es que al PSOE le ha votado mucha gente, y no necesariamente de izquierdas: gente de 40 años en adelante que admira la Transición, que se siente bien con la monarquía, que están orgullosos de que estemos en la Unión Europea y en la OTAN, muchos de ellos católicos, gente que no está extraordinariamente ideologizada… Y ahora no se trata tanto de fundar otro partido, sino de encontrar en la sociedad gente que esté dispuesta a darle un nuevo impulso a esa tercera España que hoy está languideciendo. ¿Necesitamos un nuevo partido? En realidad lo que necesitamos es que se elaboren discursos que entronquen a la clase trabajadora con esos grupos sociales ilustrados y que juntos estén dispuestos a dar un nuevo salto para recobrar la vitalidad de lo que significó la España de la Transición.
P.- ¿Ve al PP en esa línea?
R.- Yo veo a Feijóo bien intencionado, pero no sé si llegará a esas posiciones que digo yo. Tiene ese reto, y lo que es evidente es que en España tenemos la suerte de tener en el Partido Popular una alternativa al PSOE, porque en otros países como Francia están en una situación más dramática.
P.- ¿Cómo contempla que será el final de Sánchez?
R.- Va a intentar que su mandato se alargue al máximo, no tengo ninguna duda. Lo cual es terrible. A los socios de Sánchez les interesa que él sepa que no tiene mayoría, para seguir negociando, pero no le van a echar. Le quieren tener muerto de hambre en la mazmorra.
P.- Si las cosas se ponen aún peor, ¿contempla que algún diputado socialista se rebele y pueda llegar a sumarse a una moción de censura contra Sánchez?
R.- Lamentablemente no. Algunos deberían haber votado no a la Ley de Amnistía, y no lo hicieron. Y si se llega a votar el cupo catalán, algo tendrían que decir. Pero no les veo con esa voluntad ética de quemarse por sus principios.

P.- En algún momento se ha puesto en circulación su nombre como posible candidato de consenso para una hipotética moción de censura en la que el único programa fuera convocar elecciones de inmediato. ¿Usted estaría dispuesto a liderar eso?
R.- No lo he pensado, pero creo que yo sería un obstáculo.
P.- Pero igual algún compañero suyo del PSOE sí le podría votar a usted antes que a Feijóo como candidato en una moción de censura.
R.- [Se ríe] Tendrán que buscar a alguien que cause menos recelos en el PSOE.
P.- ¿Si se lo propone Feijóo aceptaría usted el reto de liderar una moción de censura?
R.- Yo estoy fuera de la política, eso no va a suceder. Si el país está en una situación difícil, Feijóo tiene asegurada mi ayuda porque estoy todos los días haciendo cosas creyendo que así contribuyo. Pero ese no es un papel en el que yo me vea. Ni yo me veo, ni creo que sea posible, con lo cual no hay debate.
«Estoy convencido de que mi padre no comprendería eso de los fijos discontinuos»
P.- ¿Qué le parece el papel que está jugando actualmente Zapatero?
R.- Yo me marché de la Ejecutiva de Zapatero y es evidente que, viendo lo que estamos viendo, hice bien y fui un adelantado. Él tenía un enfoque muy superficial de las cuestiones graves de España. Yo dejé la política por Zapatero. Y a mí me parece absolutamente intolerable su complicidad con Nicolás Maduro. La complicidad con un dictador me parece deleznable, inmoral. No sé por qué lo hace. La posición de Felipe González, por el contrario, es la razonable, la moralmente aceptable. Es que además Zapatero ve a Estados Unidos como un adversario y, por tanto, busca alternativas.
P.- Por ejemplo China.
R.- Eso es. Como ve a Estados Unidos como un adversario nos sitúa en el tercer mundo. Y ahora se va con China, pero tenemos que ser muy cautelosos. En THE OBJECTIVE habéis sacado algunas noticias estos días que ponen los pelos de punta. El legislativo estadounidense y la Unión Europea nos están diciendo que tengamos mucho cuidado con los sistemas móviles y de inteligencia, y no estamos haciéndoles caso.
P.- ¿Qué le parece la evolución de Patxi López, que ha pasado de ser un hombre de Rubalcaba a defender ardorosamente a Sánchez?
R.- Patxi López es el hijo de una de las personas que más quiso mi padre, Eduardo López Albizu, y fui su padrino político. Y ahí me quedo, no quiero ir más allá. Para no decir cosas buenas de Patxi López prefiero callarme.

P.- Ahora que habla de su padre, que tuvo la valentía de enfrentarse al gobierno de Felipe González en su momento, ¿qué pensaría él del papel que están jugando los sindicatos en la actualidad, mudos como nunca lo habían estado?
R.- Yo estoy convencido de que mi padre no comprendería eso de los fijos discontinuos. Y estoy absolutamente seguro de que su posición habría sido contraria a la fiscalidad de Cataluña. Y no habrá nadie que me diga que puede haber un resquicio de duda sobre eso. Mi padre tenía una clara idea de la Nación y del Estado, porque la aprendió en Francia. Y por eso le respetaban los nacionalistas.
P.- ¿Cómo cree que juzgará la Historia a Sánchez?
R.- Este periodo va a ser uno de los peores de la historia reciente de España, sin ninguna duda. Porque a base de progresismo nos han llevado al siglo XIX. Las cifras macro puede que vayan bien, pero hay una situación de desesperanza de muchos sectores sociales. Los jóvenes el primero de ellos. La vivienda es un problema, pero en realidad el problema es otro: los jóvenes no tienen capacidad económica para comprar una vivienda. Sánchez nos ha llevado al siglo XIX, ha desguazado el Estado, lo ha vaciado, se ha puesto a disposición de las autonomías más poderosas, como ha ocurrido tantas veces en España y nunca para bien. Y, por lo tanto, la historia le retratará mal, con toda seguridad.
P.- ¿España tiene solución?
R.- Veremos en las próximas elecciones cómo reacciona la sociedad, pero es necesario recobrar el pulso de la Transición, esa confianza en nosotros mismos, esa concordia que hemos perdido. Recobrar todo eso va a ser muy difícil: se tiene que profesionalizar la administración pública, no se pueden ocupar las empresas públicas como se han ocupado, se tiene que buscar un estatuto de profesionalidad para quienes lleven las empresas públicas, se tiene que limitar la presencia del Gobierno en las empresas, mantener la independencia judicial, independizar la Fiscalía… Aquí hay toda una serie de cosas que hay que hacer para volver a hacer España moderna. Tenemos que hacer un Estado moderno que no dependa del gobierno de turno para todo. ¿Es posible? Sí. Pero se necesita mucho esfuerzo, mucha comprensión y muchas mayorías.